Breve historia del Africa subsahariana - Eric Garcia Moral
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añadir que, según los organismos financieros internacionales, las expectativas de<br />
crecimiento de muchos países son muy prometedoras. También se habla <strong>del</strong><br />
crecimiento de la clase media africana y <strong>del</strong> impacto de la telefonía móvil y de la<br />
tecnología (en 2010 el continente tenía quinientos millones de usuarios de telefonía<br />
móvil y el uso de internet creció en un 2500% respecto a un crecimiento global de<br />
cerca <strong>del</strong> 480%). Además de en la esfera económica, el discurso afrooptimista se basa<br />
también en otros aspectos como la democratización, las mejoras de los indicadores de<br />
gobernabilidad, la integración regional (en 2003 la OUA se refundó como Unión<br />
<strong>Africa</strong>na y popularizó la idea de «soluciones africanas para los problemas africanos»)<br />
y mejoras en indicadores socioeconómicos: se ha triplicado el acceso a la educación<br />
básica, la esperanza de vida media ha aumentado ocho años en cuatro décadas, se ha<br />
reducido la mortalidad infantil…<br />
No obstante, el discurso afrooptimista, como su contrario, tiende a la<br />
simplificación, al blanco o negro, y soslaya aspectos fundamentales en un continente<br />
tan diverso y complejo como África. En primer lugar, el crecimiento<br />
macroeconómico no se ha traducido en una redistribución de la riqueza. En realidad,<br />
este crecimiento se concentra en no más de una decena de países (de un total de<br />
cuarenta y nueve al sur <strong>del</strong> Sahara). Asimismo, se ocultan las dinámicas de<br />
desigualdad que viven muchos países. Por ejemplo, en Sudáfrica el diez por ciento de<br />
sudafricanos más ricos tienen siete veces más ingresos que el cuarenta por ciento más<br />
pobre que, además, es de mayoría negra. En otros casos, como en Guinea Ecuatorial,<br />
la riqueza pertenece a grandes corporaciones estatales, lo que permite a políticos<br />
locales, sus familias y séquito extraer ganancias para su propio beneficio. En<br />
definitiva, el crecimiento económico no es sinónimo de bienestar social si no va<br />
acompañado de una redistribución de la riqueza.<br />
Para Mateos, el futuro <strong>del</strong> continente tendrá que hacer frente a diversos desafíos.<br />
África, actualmente, tiene mil millones de habitantes y se prevé que la cifra se<br />
duplique en 2050 superando a la India (1600 en 2050) y a China (1400). Para<br />
entonces, una de cada cinco personas en el mundo será africana. Además, el futuro<br />
<strong>del</strong> continente se caracterizará por tener una población muy joven: en Europa la edad<br />
media es de cuarenta años, en Asia de veintinueve y, en África, de tan sólo<br />
diecinueve años. Todo esto, sumado a unas condiciones de vida y trabajo precarias,<br />
en la mayoría de los casos, podría provocar un desastre demográfico «que se<br />
caracterizaría por altos niveles de desempleo juvenil que conducirían al desarraigo<br />
social y que generarían mucha hambre y conflicto social». La población juvenil<br />
africana (entre 15 y 24 años) pasará de 133 millones al inicio <strong>del</strong> siglo a 246 millones<br />
en 2020. Por otra parte, la urbanización acelerada que se está produciendo también<br />
implicará desafíos sociales. Asimismo, la pobreza continúa siendo un problema y<br />
muchas personas siguen viviendo debajo de su umbral (menos de dos dólares al día),<br />
mientras que los diez países más pobres <strong>del</strong> mundo siguen siendo africanos. En<br />
términos de salud, siete de cada diez que padecen VIH a nivel mundial se encuentran<br />
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