Breve historia del Africa subsahariana - Eric Garcia Moral
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positivo es algo sujeto a la valoración de cada cual.<br />
Gran parte de la literatura sobre las consecuencias económicas de la trata de<br />
esclavos se centra en sus efectos en el África contemporánea. Así, muchos autores<br />
sitúan en este período una de las principales causas <strong>del</strong> subdesarrollo <strong>del</strong> continente.<br />
Parece algo indiscutible si, como hemos señalado en líneas anteriores, tenemos en<br />
cuenta que durante cuatrocientos años se primó la actividad militar por encima de<br />
cualquier otra.<br />
Las heridas abiertas: militarización, miedo y sangre<br />
La idea básica que debe asimilarse para comprender el período es la generalización<br />
de la violencia: la guerra entre Estados se hizo habitual e incluso dentro de cada<br />
Estado se podía percibir una aristocracia guerrera encargada de la captura de esclavos<br />
y una población campesina que acabó siendo víctima de las razias. La violencia<br />
crónica, además, se perpetró a medida que pasaban los años con armas más<br />
mortíferas y destructoras: las armas de fuego. Por lo tanto, el período se caracterizó<br />
por la militarización en todos los ámbitos de la vida que derivó en una crispación<br />
social, justificada por necesidades ofensivas o defensivas, que repercutió en las<br />
estructuras sociopolíticas de la época e incluso en el pensamiento y las<br />
cosmovisiones.<br />
Los jóvenes pasaron de ser un sector dependiente y relativamente marginal a<br />
ganar una preeminencia social sin precedentes. En algunos casos, como el de Segu,<br />
suplantaron de forma traumática a los antiguos sistemas basados en los consejos de<br />
ancianos. Esta hegemonía juvenil precisó de un activismo guerrero constante para<br />
reafirmar su preponderancia y su carácter indispensable, contribuyendo así a la<br />
perpetuación de la violencia.<br />
Durante los siglos de trata se incrementó la subordinación de la mujer, devaluada<br />
por su incapacidad militar y alejada más que en épocas precedentes de los centros de<br />
decisión política, con salvedades notables como entre los Ashanti o como el cuerpo<br />
de élite de amazonas de Dahomey. Esto repercutió en la actividad agropecuaria. Los<br />
campos no sólo perdieron la presencia masculina sino que también perdieron<br />
actividad cultivadora por la inestabilidad e inseguridad reinantes. Los grandes<br />
movimientos de poblaciones que huían de las garras de los predadores también<br />
afectaron a la agricultura, fundamentada en la estabilidad y la permanencia.<br />
En definitiva, la trata conllevó un trauma moral e ideológico que contagió a<br />
numerosos africanos y que puede apreciarse en la aparición de los Estados<br />
predadores. Siguiendo los trabajos <strong>del</strong> <strong>historia</strong>dor catalán Ferran Iniesta, el carácter<br />
destructivo de la actividad social empobreció las concepciones ideológicas. Se<br />
produjo una grave banalización de la vida humana, que perdió gran parte de su<br />
sacralidad, y un oscurecimiento de las cosmogonías en las que las divinidades<br />
destructivas y marciales fueron colocadas en el eje. Durante centenares de años se<br />
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