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Acerca del alma - Aristóteles

Acerca del alma se enmarca en el grupo de obras aristotélicas dedicadas a la naturaleza orgánica y a los seres vivos. Aristóteles entiende el alma como principio de vida, lo cual explica que este estudio combine cuestiones de psicología y de fisiología: percepción, memoria, sueños y vigilia, respiración, movimiento. Se trata, sin duda, de una concepción naturalista muy distinta de las espiritualistas propias del platonismo y el cristianismo, sin connotaciones religiosas y apegada a las ciencias particulares. Define el alma como principio vital o animador, que subyace a todas las funciones manifiestas, desde la reproducción hasta la actividad intelectual. Por eso, aunque este tratado no instituye un dualismo ni separa el alma del cuerpo, tampoco desustantiviza el alma, que se mantiene irreductible tanto como potencia o posibilidad de vida como acto vital efectivo. La riqueza de Acerca del alma ha alimentado multitud de corrientes vitalistas hasta nuestros días. Ha ejercido una gran influencia tanto en psicología (por su teoría de las facultades) como en teoría del conocimiento.

Acerca del alma se enmarca en el grupo de obras aristotélicas dedicadas
a la naturaleza orgánica y a los seres vivos. Aristóteles entiende el alma
como principio de vida, lo cual explica que este estudio combine
cuestiones de psicología y de fisiología: percepción, memoria, sueños y
vigilia, respiración, movimiento. Se trata, sin duda, de una concepción
naturalista muy distinta de las espiritualistas propias del platonismo y el
cristianismo, sin connotaciones religiosas y apegada a las ciencias
particulares. Define el alma como principio vital o animador, que subyace
a todas las funciones manifiestas, desde la reproducción hasta la
actividad intelectual. Por eso, aunque este tratado no instituye un
dualismo ni separa el alma del cuerpo, tampoco desustantiviza el alma,
que se mantiene irreductible tanto como potencia o posibilidad de vida
como acto vital efectivo. La riqueza de Acerca del alma ha alimentado
multitud de corrientes vitalistas hasta nuestros días. Ha ejercido una gran
influencia tanto en psicología (por su teoría de las facultades) como en
teoría del conocimiento.

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aquello que <strong>Aristóteles</strong> denomina eîdos (Met. VII 10, 1035a 15) [9] .<br />

Al llegar a este punto resulta necesario llamar la atención sobre el significado<br />

<strong>del</strong> término eidos. Este término se traduce a menudo simplemente por la palabra<br />

latina «forma». Esta manera de traducirlo no merecería el más mínimo<br />

comentario si no fuera porque es también la palabra «forma» la que se utiliza<br />

para traducir el término griego morphé. Al traducirse ambos términos por la<br />

misma palabra, el lector se ve empujado a considerarlos como sinónimos,<br />

borrándose en gran medida el significado preciso que el término eidos posee en<br />

contextos decisivos como el que estamos analizando [10] . La distinción existente<br />

entre morphé y eîdos en este contexto es la que existe entre la estructura de un<br />

organismo viviente y las funciones o actividades vitales que tal organismo<br />

realiza. El eîdos es el conjunto de las funciones que corresponden a una entidad<br />

natural. El conjunto de tales funciones constituye la esencia de la entidad natural<br />

(ib., 1035b 32) y por consiguiente constituye también el contenido de su<br />

definición, de acuerdo con el mo<strong>del</strong>o de definición de hombre que más arriba<br />

hemos propuesto.<br />

E) El discurso acerca de la entidad natural —que en su segundo nivel nos ha<br />

llevado a la pregunta ¿qué es un hombre? y con ella a la esencia y la definición<br />

— ha de prolongarse aún en un tercer momento o nivel al cual correspondería la<br />

pregunta: ¿y por qué esto es un hombre? Este tercer momento <strong>del</strong> discurso posee<br />

una importancia decisiva ya que en el momento anterior la materia, los<br />

elementos materiales, habían quedado fuera de consideración al ceñirse el<br />

discurso exclusivamente a la esencia entendida como eîdos. Este nuevo nivel y<br />

esta nueva pregunta restituyen la composición hilemórfica de la entidad a que el<br />

discurso se refiere. <strong>Aristóteles</strong> subraya, en efecto, cómo la pregunta recae<br />

directamente en la materia: preguntar por qué esto es un hombre equivale a<br />

preguntar por qué estos elementos materiales están organizados de modo tal que<br />

constituyen un hombre. La respuesta, a su vez, ha de buscarse a través de la<br />

forma específica, <strong>del</strong> conjunto de funciones para las cuales sirve tal organización<br />

material: «luego lo que se pregunta es la causa por la cual la materia es algo<br />

determinado y esta causa es la forma específica (eîdos) que, a su vez, es la<br />

entidad (ousía)» (ib. VII 17, 1041b 6-9).<br />

La teoría aristotélica de la entidad natural queda completada en este último<br />

momento <strong>del</strong> discurso. El eîdos, el conjunto de funciones que corresponden a<br />

una entidad natural aparece como causa de la entidad natural misma. No se trata,

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