Origen y sentido de las hermandades y cofradías de Semana Santa

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LAS COFRADÍAS Y LAS PROCESIONES
El Derecho Canónico (conjunto de leyes que rige la Iglesia Católica) establece que toda congregación
constituida con objetivos piadosos, conformada como un cuerpo orgánico y jerarquizado y con la
aprobación de la institución eclesiástica, es una hermandad, y si además se le da especial importancia
a la pública manifestación religiosa se llaman cofradías.”
Las procesiones son la máxima expresión religiosa de una cofradía. Todos los elementos de ambas son
símbolos encaminados a la fe, puesto que en sus manifestaciones religiosas, el cristiano recuerda la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y el inmenso dolor de su divina madre, la Virgen María. Un dolor
que el domingo se transformará en júbilo y gozo, con la victoria de Cristo sobre la muerte y al pecado
en su gloriosa resurrección.
Las cofradías alcanzaron su máximo desarrollo en España, especialmente en Andalucía después de la
Reconquista.
Desde el siglo XIII, se extendió la costumbre de escenificar pequeñas obras teatrales, durante el Jueves
y Viernes Santo, como complemento de los textos evangélicos. Pero estas creaciones dramáticas se
volvieron algo irreverentes y profanas, por lo que el rey Alfonso X de Castilla, en 1263, en su Código
de las Siete Partidas, recomiendó la realización de estas representaciones “que estimulen a obrar bien,
muevan a devoción y recuerden la memoria del pasado”, dando pie a estas representaciones callejeras
de la Pasión, en ocasiones con imágenes articuladas que se movían durante la narración de un clérigo o
religioso, especialmente después de la Contrarreforma.
Templete de la Cruz del Campo de
Sevilla, origen del Vía Crucis.
En Sevilla el Vía Crucis a la Cruz del Campo, es considerado el
comienzo de la Semana Santa sevillana. Lo instituyó en 1521 don
Fadrique Enríquez de Ribera, primer marqués de Tarifa, a su
regreso de un viaje a Tierra Santa. Según una antigua tradición, el
Vía Crucis de las "doce estaciones" era el que había seguido a
diario la Virgen para recordar la Pasión de su hijo. En dicha
ciudad se puede decir que la primera cofradía es la de la Vera
Cruz, que da culto a la reliquia de la Verdadera Cruz, que pudieron
traer sus fundadores, los franciscanos. Se duda como fecha de su
fundación entre los años 1380 y 1448, en que se presentaron unas
reglas aprobadas en 1501. En 1507 se fundó la Hermandad de la
Sangre, en Málaga en 1507, a las que les seguirían muchas otras.
Igual sucedió en América donde se extendieron las cofradías.
Así por ejemplo, ya en 1540, Francisco Pizarro fundó en Lima la
Cofradía de la Vera Cruz de Caballeros, para venerar una reliquia
insigne de la Santa Cruz. A ella le sucederíán otras reuniendo a
muchas personas de una misma condición, origen o de un mismo
gremio, que habitualmente tomaban un santo como patrón y
organizaban fiestas, cuyos gastos eran financiados por sus
propios miembros.
Tanto en Lima, como en muchos otros pueblos peruanos existen hermandades en las que se venera el
Señor de los Milagros.
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