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Javier Villa Stein<br />
Una <strong>negra</strong> <strong>historia</strong><br />
Enrique Mendoza Ramírez<br />
Quinto capítulo<br />
El supremo<br />
ESCRIBE VICTOR MANUEL RIVERA VIZCARRA<br />
Prueba plena<br />
¿Cuál fue el papel de Enrique Mendoza<br />
Ramírez, presidente de la Corte Suprema,<br />
frente a este escándalo?<br />
Tal vez podríamos admitir que Edhin Campos<br />
Barranzuela y Samuel Sánchez Melgarejo<br />
actuaron a espaldas de Enrique Mendoza y<br />
que por eso ignoraba que Segundo Vitery se<br />
había infiltrado en el Poder Judicial.<br />
Que tampoco se enteró que un juzgado<br />
huaracino le prohibió a la Contraloría que<br />
fiscalice a Cesar Álvarez. O, que la Corte de<br />
Justicia de Ancash convalidó la inmunidad<br />
diplomática de la OEI, no obstante el reclamo<br />
oficial de la Cancillería en 2008.<br />
Puede alegarse que Mendoza desconocía que<br />
once personas fueron asesinadas por los<br />
“comandos” de Cesar Álvarez.<br />
Podría, asimismo, aceptarse que no supiera<br />
que Javier Villa Stein, después de su gestión<br />
presidencial, adquirió un exclusivo departamento<br />
en Miami (EE.UU.), un departamento en<br />
San Isidro, cinco vehículos, 4 motocicletas<br />
BMW y un reloj Rolex. O que la pervertida<br />
Organización de Estados Iberoamericanos<br />
(OEI) licitaba obras a puerta cerrada.<br />
Con esfuerzo podríamos aceptar que efectivamente<br />
no entendió las implicancias que surgían<br />
del Convenio Marco de Cooperación Interinstitucional<br />
que Villa Stein celebró con Cesar<br />
Álvarez. O, que no estaba enterado que, con la<br />
autorización de Villa Stein, Rodolfo Orellana<br />
ofreció créditos de obsequio a los jueces y<br />
secretarios de juzgado en Lima; o, que su mano<br />
derecha, Segundo Vitery Rodriguez , tuvo el<br />
poder para remover de sus cargos a los jueces<br />
que se enfrentaron a la mafia de Orellana.<br />
Que, en fin, él no tenía idea de que <strong>una</strong><br />
organización criminal estaba asolando Ancash<br />
y que, con el “diezmo”, se venía evaporando<br />
mas de catorce mil millones de soles de<br />
las arcas de la región más rica del país.<br />
¨Podríamos por último admitir que,<br />
traicionado por <strong>una</strong> suprema ingenuidad,<br />
decidiera celebrar el segundo Convenio<br />
Interinstitucional con Cesar Álvarez.<br />
Pero lo que no es posible justificar es su<br />
papel en el escándalo de las Cartas<br />
Fianza de Rodolfo Orellana, porque la<br />
actuación de Enrique Mendoza Ramírez<br />
despierta las mas electrizantes sospechas:<br />
¿Cómo fue que reaccionó en su condición<br />
de presidente de la Corte Suprema,<br />
cuando la Comisión Ancash informó que la<br />
jueza Pilar Talledo Guarderas pasaba de<br />
testigo a investigada?<br />
Su reacción fue intempestiva y cerró filas<br />
en favor de la “doctorita” y de siete otros<br />
jueces involucrados en esta estafa.<br />
Declaró públicamente que la jueza Talledo<br />
era libre de decidir si iba o no al Congreso.<br />
Sostuvo alterado que los señores jueces<br />
solamente pueden ser invitados, y los<br />
invitados si quieren van y si no quieren no<br />
van.<br />
Sugirió que las sentencias que legitimaron<br />
las Carta Fianza de la mafia de Orellana<br />
eran simples errores.<br />
Sostuvo que los jueces tenían autonomía<br />
judicial y afirmó que no podían ser<br />
interpelados ni obligados a dar explicaciones<br />
por sus fallos.<br />
Mendoza sostuvo que la investigación la<br />
llevarían a cabo los propios jueces y no los<br />
congresistas; y, para que el mensaje no<br />
dejara dudas, aseguró que la intervención<br />
de la Comisión Áncash de Congreso<br />
constituía <strong>una</strong> interferencia y que «por<br />
ahora, nadie sería sancionado en este<br />
caso».<br />
Epílogo<br />
La complicidad de los mandamases del<br />
Poder Judicial (en el caso de la mafia de<br />
Cesar Álvarez y de las “Cartas Fianza” de<br />
Orellana) se pone de manifiesto cuando se<br />
constata que aquella estructura mafiosa, al<br />
interior del Poder Judicial, fue astuta y<br />
silenciosamente desmantelada con el<br />
obvio propósito de garantizar la impunidad<br />
de sus poderosos titiriteros.<br />
A los jueces adictos que demostraron<br />
lealtad a toda prueba los premiaron a<br />
rajatabla:<br />
A la “doctorita” Piedad Talledo Guarderas<br />
que capitaneó la validación de las Cartas<br />
Fianza, la trasladaron a un juzgado en<br />
Piura y después fue nombrada titular del<br />
Juzgado Mixto de Madre de Dios.<br />
A Ricardo Alza Vásquez, el Juez que<br />
prohibió que la Contraloría fiscalice a<br />
Cesar Álvarez, lo premiaron con un<br />
juzgado en la costa ancashina.<br />
Al juez Edwin Manrique Ramírez, que<br />
sentenció a favor de la OEI, lo compensaron<br />
con un nombramiento en un juzgado en<br />
Barranca.<br />
A Julio Daniel Esquén Robles, del<br />
Segundo Juzgado Civil de Chiclayo<br />
(implicado con Orellana) lo acomodaron en<br />
la relatoría de la Corte Superior de<br />
Lambayeque.<br />
A Hugo Rodolfo Velázquez Zavaleta, del<br />
Quinto Juzgado Constitucional de Lima<br />
nunca lo sancionaron.<br />
A los otros, sea porque no eran suficientemente<br />
confiables -o porque estaban<br />
demasiado expuestos- los sometieron a un<br />
paciente seguimiento para sorprenderlos<br />
con las manos en la masa y desaforarlos<br />
con ese pretexto<br />
A la jueza chimbotana Liliana Otero Salinas,<br />
involucrada con Cesar Álvarez y con Rodolfo<br />
Orellana, la separaron de su cargo por un<br />
incidente relacionado con la pesca ilegal en<br />
Chimbote.<br />
A los otros jueces, comprometidos con las<br />
Cartas fianza de Orellana, les tamabien hicieron les la<br />
hicieron camita: la camita:<br />
A Antonio Escobedo Medina, del Cuarto<br />
Juzgado Civil de Trujillo lo destituyeron por un<br />
desbalance patrimonial de 35,000 dólares.<br />
A Óscar Tenorio Torres, del Tercer Juzgado<br />
Civil de Chiclayo, lo destituyeron por<br />
favorecer al alcalde de su ciudad.<br />
A Wenceslao Portugal Cerruche, del<br />
Segundo Juzgado Mixto de Campo Verde en<br />
Ucayali lo destituyeron por interferir con la<br />
S<strong>una</strong>t.<br />
Nunca se investigó la participación de los<br />
jueces en el caso de las Cartas fianza.<br />
Por su parte, a María Isabel Velezmoro<br />
Arbaiza −la vocal de la Sala Penal que<br />
amparó a la mafia sosteniendo que no se<br />
necesitaba mayor análisis para concluir que<br />
el acuerdo con la OEI era legal− es actualmente<br />
presidente de la Sala Penal de<br />
Huaraz.<br />
Finalmente, a Edhin Campos Barranzuela lo<br />
designaron miembro de la Sala Penal<br />
Nacional y a Samuel Sanchez Melgarejo<br />
vocal supremo de la Sala Civil Permanente<br />
de la Corte Suprema de Justicia.<br />
Y, por supuesto, Javier Villa Stein, el hombre<br />
que mirándole los ojos al país declaró que no<br />
es ilegal defender a satanás, se ha retirado a<br />
sus cuarteles de invierno sin responder a la<br />
justicia, con el cuento de que a él nadie lo<br />
ataranta.<br />
La fiscal Marita Barreto Rivera, que ha<br />
cercenado de su denuncia toda esta <strong>historia</strong>,<br />
tiene mucho que explicar.