Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
1939 Cómo vivir como cristiano<br />
experimentar <strong>la</strong> justificación y <strong>la</strong> adopción<br />
Juan Calvino dijo una vez que <strong>la</strong> justificación es <strong>el</strong> punto más importante d<strong>el</strong> cual depende<br />
<strong>la</strong> r<strong>el</strong>igión. Según él, “justificado por <strong>la</strong> fe es aqu<strong>el</strong> que, excluido de <strong>la</strong> justicia por <strong>la</strong>s obras, se<br />
aferra a <strong>la</strong> justicia de Cristo a través de <strong>la</strong> fe y, vestido de <strong>el</strong><strong>la</strong>, se presenta de<strong>la</strong>nte de Dios, no<br />
como un pecador sino como un hombre justo”. Encontramos ecos de esta definición en <strong>el</strong> Catecismo<br />
de Heid<strong>el</strong>berg, cuando dice que Dios: “Me imputa…<strong>la</strong> perfecta satisfacción, justicia y<br />
santidad de Cristo…como si no hubiera yo tenido ni cometido pecado alguno…como si yo<br />
mismo hubiera cumplido aqu<strong>el</strong><strong>la</strong> obediencia que Cristo cumplió por mí”.<br />
No obstante, tan gloriosa como es <strong>la</strong> doctrina de <strong>la</strong> justificación, existe otra doctrina re<strong>la</strong>cionada<br />
con <strong>el</strong><strong>la</strong> que es incluso más gloriosa: aqu<strong>el</strong>los que son justificados también son adoptados<br />
por Dios como miembros de Su <strong>familia</strong>. ¿Por qué esta es una bendición mayor a <strong>la</strong> que<br />
viene de <strong>la</strong> justificación? La adopción nos lleva a una re<strong>la</strong>ción aún más abundante con Dios. En<br />
<strong>la</strong> justificación, Dios, como Juez, dec<strong>la</strong>ra libre de <strong>la</strong>s exigencias de <strong>la</strong> ley al pecador que cree en<br />
Cristo, pues esas exigencias ya han sido cumplidas por otro fiador. En <strong>la</strong> adopción, en cambio,<br />
Dios no es solo un juez pacífico sino nuestro Padre reconciliado. Este es <strong>el</strong> bien supremo de <strong>la</strong><br />
r<strong>el</strong>igión cristiana. “Mirad”, dice <strong>el</strong> apóstol Juan, “cuál amor nos ha dado <strong>el</strong> Padre, <strong>para</strong> que seamos<br />
l<strong>la</strong>mados hijos de Dios” (1Jn 3:1).<br />
Pero, ¿por qué frecuetemente no experimentamos esta bendición de forma abundante?<br />
¿Por qué los creyentes hoy no disfrutan de los privilegios de <strong>la</strong> filiación como deberían? ¿Por<br />
qué tantos se sienten obligados a decir con John Newton:<br />
Este es un punto que anh<strong>el</strong>o conocer;<br />
¡Oh! Me causa un pensamiento angustiado;<br />
¿Amo al Señor o no;<br />
Soy Suyo o no lo soy?<br />
Estas son razones válidas <strong>para</strong> tales <strong>la</strong>mentos. Todos los hijos de Dios pasan por momentos<br />
donde los miedos y <strong>la</strong>s ansiedades los asaltan. Cuando se dan cuenta quiénes y qué son de<strong>la</strong>nte<br />
de un Dios santo, se les hace difícil apropiarse de una bendición tan grande. Hay muchos que<br />
poseen <strong>la</strong>s marcas esenciales de <strong>la</strong> gracia y sin embargo vaci<strong>la</strong>n al decir: “¡Abba, Padre!”. Podrían<br />
creer que Cristo es su única esperanza y refugio, y hay momentos “cuando <strong>la</strong> paz como un río”<br />
sigue su curso, pero también pasan por momentos en los que no tienen seguridad plena de<br />
su filiación como quisieran.<br />
¿Estoy describiendo tu caso? ¿Experimentas a menudo una falta de confianza <strong>para</strong> acercarte<br />
a Dios como tu Padre con plena seguridad? Debes aprender a fijar tu mente en esta verdad:<br />
los hijos de Dios son adoptados por gracia, por amor a Cristo. ¡Nuestra filiación viene de <strong>la</strong><br />
filiación de Cristo! Está basada en lo que Él ha hecho <strong>para</strong> ganar <strong>la</strong> bendición de <strong>la</strong> filiación <strong>para</strong><br />
nosotros. Dios lo rechazó por un momento y asimismo fue privado d<strong>el</strong> amor de Su Padre de tal<br />
manera que exc<strong>la</strong>mó: “Dios mío”–no Padre, sino Dios mío–“, ¿por qué me has abandonado?”.<br />
Hizo esto <strong>para</strong> que “podamos ser aceptados por Dios y nunca ser olvidados por Él” (Forma de<br />
<strong>la</strong> administración de <strong>la</strong> cena d<strong>el</strong> Señor).<br />
¡Cuán maravilloso es <strong>el</strong> camino de <strong>la</strong> salvación de Dios! ¿No arde tu corazón por dentro<br />
cuando escuchas estas maravillosas verdades de <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios (Lc 24:32)? ¿Aún tienes temor<br />
de l<strong>la</strong>mar a Dios tu Padre, incluso si no puedes negar que has creído en Su Hijo? Tu Padre<br />
quiere que lo l<strong>la</strong>mes por Su nombre correcto. Cuando <strong>el</strong> hijo pródigo regresó a <strong>la</strong> casa de su<br />
padre con arrepentimiento de corazón, sin duda temía que encontraría <strong>la</strong> puerta de esa casa<br />
cerrada. Habiendo pecado contra <strong>el</strong> Ci<strong>el</strong>o y contra su padre, no podía esperar ser recibido como<br />
hijo. Pero su padre tenía otros p<strong>la</strong>nes <strong>para</strong> él. Imagina esta escena: <strong>el</strong> padre corriendo hacia su<br />
hijo que había estado perdido por mucho tiempo y luego dándole un abrazo de corazón y un<br />
afectuoso beso, después le da <strong>la</strong> mejor túnica, <strong>el</strong> anillo, los zapatos y <strong>el</strong> banquete; todo <strong>para</strong><br />
un hijo que estaba muerto, pero que ha revivido.