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5<br />
Psicología •<br />
¿Qué puedo hacer yo?<br />
Por: Uriel Escobar Barrios, M.d.<br />
Soy un convencido<br />
de que el mundo y<br />
nuestro país necesitan<br />
cada vez con <strong>mayo</strong>r<br />
urgencia seres humanos<br />
comprometidos con<br />
procesos de cambio y<br />
transformación.<br />
El 15 de abril de <strong>2019</strong> fue una<br />
fecha muy triste para el mundo<br />
católico y especialmente para los<br />
franceses. La catedral de Notre<br />
Dame, ícono del culto católico con<br />
850 años de historia, luego de un<br />
incendio de grandes proporciones<br />
que se propagó durante 12 horas<br />
sufrió serios daños en su estructura.<br />
Gran parte del mundo se movilizó<br />
expresando su solidaridad por<br />
esta tragedia. Al llamado del presidente<br />
francés para que se apoyara<br />
su reconstrucción, respondieron<br />
muchas empresas y personas naturales.<br />
En 24 horas, la suma que<br />
prometieron aportar estaba alrededor<br />
de 800 millones de euros.<br />
Según los especialistas en reconstrucción<br />
de monumentos históricos,<br />
estos recursos permitirán que<br />
Tomada de: http://los40.com.mx/los40/<strong>2019</strong>/04/15/actualidad/1555353984_916857.html<br />
la catedral sea restaurada en su<br />
totalidad.<br />
Este gesto solidario causó una<br />
verdadera ola de reacciones en las<br />
redes sociales. En ese entonces, vi<br />
en Twitter una imagen donde estaba<br />
la catedral de Notre Dame en<br />
lla<strong>mas</strong>, y a su lado, un niño desnutrido<br />
escarbando algo de comer<br />
en tarros de basura. El autor en el<br />
trino comentaba que si el mundo<br />
se preocupara por estos niños y por<br />
las personas que padecen hambruna<br />
en muchos continentes, la situación<br />
ya estaría corregida. Y remataba<br />
agregando que esas personas<br />
y empresas eran unos hipócritas<br />
pues se trataba de un gesto de aparente<br />
desprendimiento y solidaridad,<br />
ya que dichas donaciones seguramente<br />
obedecían a algún tipo<br />
de prebendas. Mientras miles de<br />
personas se mostraron de acuerdo<br />
con este planteamiento, en mi interior<br />
me hacía la siguiente pregunta:<br />
¿estas personas que critican qué<br />
hacen por mejorar las condiciones<br />
reinantes de inequidad?<br />
El mundo actual, y Colombia<br />
en particular, requiere de personas<br />
que se pregunten “¿qué puedo<br />
hacer yo como individuo para<br />
mejorar este tipo de cosas que<br />
considero injustas?”. Soy un convencido<br />
de que el mundo y nuestro<br />
país necesitan cada vez con <strong>mayo</strong>r<br />
urgencia seres humanos comprometidos<br />
con procesos de cambio<br />
y transformación. Se debe dejar<br />
atrás la actitud de criticar y proyectar<br />
en los otros la culpa sobre<br />
todo lo que está sucediendo. Lo<br />
único que puede cambiar las for<strong>mas</strong><br />
de relación existentes es la<br />
lucha sin tregua, el aporte desde<br />
sus posibilidades de cada uno de<br />
los ciudadanos. Y esto que expreso<br />
es válido para todos los procesos<br />
que se mueven en la sociedad;<br />
por ejemplo, ¿para qué me quejo<br />
de un mal mandatario si no voto<br />
en las elecciones o si no participo<br />
activamente en las movilizaciones<br />
en contra de medidas que atenten<br />
contra grupos de personas o contra<br />
el ambiente en el cual vivimos?<br />
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