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8 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY<br />
SÁBADO <strong>15</strong> DE JUNIO DE <strong>2019</strong><br />
ARTE Y DISEÑO<br />
VÍA INSTITUTO DEL MUNDO ÁRABE<br />
Maqueta de uno de los estadios en Qatar, que<br />
será sede de la Copa del Mundo 2022.<br />
Museo muestra<br />
el poder blando<br />
del fútbol<br />
Por CODY DELISTRATY<br />
PARÍS — En el terreno de juego,<br />
el fútbol es un cifrado de guerra,<br />
con uniformes, formaciones, victorias<br />
y derrotas. Más allá del campo,<br />
el fútbol es poder, con los propietarios<br />
aparentemente utilizando sus<br />
equipos, tanto por los beneficios<br />
que se derivan, como por algún<br />
amor al juego.<br />
Los deportes en general, pero en<br />
especial el fútbol —dado su atractivo<br />
mundial— son una forma ideal<br />
para que los ricos adquieran prestigio<br />
y para que los países mejoren<br />
su reputación, particularmente<br />
cuando los gobiernos tienen vínculos<br />
desagradables con cuestiones<br />
como el abuso de los derechos humanos<br />
o la desigualdad de género.<br />
“Fútbol y el Mundo Árabe: La revolución<br />
de la pelota redonda”, una<br />
exhibición en el Instituto del Mundo<br />
Árabe en París que se extiende<br />
hasta el 21 de julio, hace un recuento<br />
de la historia moderna del deporte<br />
en África y Medio Oriente, trazando<br />
los cambios en la política racial<br />
y de género, gobierno y finanzas, a<br />
través del lente del deporte.<br />
Ganan estatus y<br />
mejoran la reputación<br />
con un deporte.<br />
Al examinar al mundo árabe desde<br />
la perspectiva francesa, la exposición<br />
abarca desde sucesos de mediados<br />
de siglo, como el surgimiento<br />
de la primera selección argelina,<br />
cuyos jugadores se separaron de<br />
Francia, a pesar de que Argelia seguía<br />
siendo una colonia, hasta otros<br />
más recientes, como la compra del<br />
equipo francés Paris St.-Germain,<br />
por parte de una compañía estatal<br />
de Qatar, en 2011.<br />
“Los nuevos países árabes están<br />
en el juego”, afirmó Aurélie Clemente-Ruiz,<br />
la curadora de la exhibición,<br />
en un reciente recorrido<br />
por la muestra. “No solo del Norte<br />
de África o del Medio Oriente, sino<br />
todos esos países de la península<br />
arábiga —Qatar, Arabia Saudita,<br />
los Emiratos— que están muy involucrados<br />
en el fútbol, y es una forma<br />
de que existan desde un punto de<br />
vista internacional. Es un verdadero<br />
poder blando y, para ellos, muy<br />
útil”.<br />
Para las personas como Mohammed<br />
bin Salman, el príncipe<br />
heredero de Arabia Saudita, estar<br />
THIERRY RAMBAUD, VÍA INSTITUTO DEL MUNDO ÁRABE; ABAJO, COLECCIÓN EL-NIMER , VÍA INSTITUTO DEL MUNDO ÁRABE<br />
asociado con el fútbol mundial puede<br />
ayudar a desviar la atención de<br />
la indignación internacional por el<br />
asesinato de un disidente. Para el<br />
jeque Mansour bin Zayed al-Nahyan,<br />
de Abu Dabi, uno de los Emiratos<br />
Árabes Unidos, su propiedad<br />
y gasto generoso en el equipo<br />
El diseñador indio Manish<br />
Malhotra ha reimaginado los<br />
jerseys de algunos de los astros<br />
del futbol francés. Futbolistas<br />
(izq.) en Siria y Líbano en los<br />
años 20 y 30.<br />
inglés Manchester City compra<br />
automáticamente cierta fama e influencia.<br />
Razones similares motivan<br />
el control de Qatar del Paris St.<br />
Germain y los esfuerzos exitosos<br />
del país para ser sede de la Copa<br />
del Mundo de 2022.<br />
La muestra también se enfoca en<br />
el fútbol como una manera para que<br />
la gente marginada de la sociedad<br />
obtenga el reconocimiento generalizado:<br />
explora el surgimiento de<br />
los equipos femeninos árabes y las<br />
cambios de opinión sobre la raza en<br />
Francia, entre las victorias del país<br />
obtenidos en la Copa Mundial de<br />
1998 y de 2018. “El fútbol es el primer<br />
lugar donde muchas personas<br />
empezarán a aceptar la inmigración<br />
y a ver a las personas de otros<br />
colores como una de las suyas”,<br />
afirmó Clemente-Ruiz.<br />
Pavarotti, en el corazón de la ópera<br />
En la ópera, la gente pasa mucho<br />
tiempo diciendo relativamente<br />
poco. Le toma cuatro minutos al joven<br />
héroe de “La Bohème” de Puccini<br />
simplemente presentarse ante<br />
la vecina bonita que<br />
ZACHARY<br />
WOOLFE<br />
ENSAYO<br />
llama a su puerta.<br />
¿Por qué esperamos?<br />
Porque<br />
este estiramiento<br />
del tiempo abre un<br />
espacio en que nos<br />
vemos obligados a vivir —en ocasiones<br />
a un extremo agonizante—<br />
con emociones que normalmente<br />
transcurrirían en segundos.<br />
En “Che Gelida manina”, esa<br />
aria en “La Bohème”, es como si<br />
estuvieran manteniendo nuestras<br />
cabezas bajo el agua en un estanque<br />
de anhelo juvenil. Es sublime<br />
al tiempo que —y debido a que—<br />
elude la cursilería.<br />
Es posible que nadie en la historia<br />
operística haya sido tan sublime<br />
y tan cursi como el tema de<br />
“Pavarotti”, un nuevo documental<br />
realizado por Ron Howard que tuvo<br />
su estreno este mes.<br />
La película, como una aria de<br />
ópera, nos fuerza a detenernos en<br />
Luciano Pavarotti, un tenor que, 12<br />
años después de su muerte, sigue<br />
siendo amado —y puede darse un<br />
poco por sentado.<br />
Los amantes de la ópera se aferran<br />
a sus épocas de gloria de los<br />
60s y 70s, cuando su voz llena de<br />
sol estaba en su apogeo. Es más<br />
probable que el público en general<br />
recuerde sus conciertos con fines<br />
de caridad y sus duetos con Bono,<br />
El tenor ofrecía<br />
emoción, con un dejo<br />
de vulgaridad.<br />
VITTORIANO RASTELLI/CORBIS/CBS FILMS<br />
cantante del grupo U2.<br />
El nuevo documental nos hace<br />
tomar en cuenta a estos dos Pavarottis<br />
como uno, y al hacerlo,<br />
reconocer un lado de la ópera que<br />
nos gustaría ignorar a muchos de<br />
nosotros que la amamos como arte<br />
de altura. El lado vulgar, corriente,<br />
elemental —el lado nunca mejor<br />
encarnado que por este hombre<br />
corpulento y sudoroso con una barba<br />
rala y un sonido inolvidable.<br />
Un hombre de sonrisa encantadora,<br />
Pavarotti era dulce y generoso,<br />
arrogante y caprichoso.<br />
La ópera, como la gimnasia y el<br />
ballet, combina el logro corporal<br />
medible —lograr un desmonte impecable,<br />
alcanzar la nota alta— y<br />
un elemento “artístico” más difícil<br />
de definir.<br />
Pero lo artístico emerge de lo<br />
atlético, y viceversa. La trayectoria<br />
de Pavarotti —los momentos<br />
altos y bajos, y las notas altas y las<br />
bajas— demostraron que, a fin de<br />
cuentas, son inseparables.<br />
El tenor sueco Jussi Björling<br />
cantó “Che gelida manina” como si<br />
fuera un tierno romance en blanco<br />
y negro. La versión de Pavarotti en<br />
1972 es en Technicolor a pantalla<br />
ancha.<br />
Inicia la aria con un ligero velo<br />
sobre la voz, casi conjurando un<br />
sueño, para poder abrumarnos en<br />
la siguiente frase con el contraste<br />
de un tono más claro, como si<br />
hubiésemos despertado en una<br />
realidad infinitamente más feliz<br />
que el sueño.<br />
Los extremos de Pavarotti son<br />
más intensos que la refinada intimidad<br />
de Björling —incluso más<br />
burdos. Pero la fuerza vital —esa<br />
sinceridad sudorosa que quedaría<br />
aún más clara, una vez que llegó a<br />
la TV— es emocionante.<br />
Justo antes del espectacular<br />
clímax de la aria, se clava en una<br />
sola palabra —“estrofa”— con una<br />
convicción tal, que uno no sabe<br />
bien qué hacer.<br />
Es descarada, esa “estrofa”; es<br />
casi obscena. Y sin embargo, es correcta.<br />
La ópera definitivamente<br />
es delicada, inteligente, de buen<br />
gusto —pero al mismo tiempo es lo<br />
opuesto a esas cosas. Pavarotti es<br />
Un documental recién<br />
estrenado sobre el<br />
cantante de ópera,<br />
Luciano Pavarotti, retrata<br />
ambos lados del tenor.<br />
nuestro recordatorio moderno<br />
más convincente de ello.<br />
Plácido Domingo, su colega<br />
de los “Tres Tenores”, ofrece<br />
comentarios afectuosos en<br />
el filme. Mientras que la trayectoria<br />
de Pavarotti parecía<br />
a muchos descender irrevocablemente<br />
hacia el estadio,<br />
como si fuera al infierno, para<br />
Domingo los 90s terminaron<br />
siendo un punto en el radar.<br />
Cualquiera simpatizará con<br />
lo que yo considero la dificultad<br />
de Domingo aquí. Ha logrado una<br />
longevidad, quizás, sin igual en la<br />
historia de la ópera; lee música lo<br />
suficientemente bien como para<br />
aprender más de <strong>15</strong>0 papeles.<br />
Tiene todo lo que podría pedir un<br />
crítico.<br />
Y sin embargo, al conjurar toda<br />
la gama de razones por las que<br />
amamos esta forma de arte —la<br />
mezcla, a veces culpable, de alto y<br />
bajo, elevado y burdo, pureza y sudor<br />
—es Pavarotti quien nos lleva<br />
al corazón secreto y palpitante de<br />
la ópera.