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Annales Populi Romani

La historia de Roma desarrollada en clave de prensa actual, como si de un anuario, revista o, incluso, periódico, se tratara.

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11. REPORTAJE. MUNDO RELIGIOSO: IN HOC

SIGNO VINCES

UNA RELIGIÓN DE CIUDADANOS

Si los romanos creyeron o no en sus dioses

no importa, porque estos cumplían su

función con independencia de ello: los

dioses son conciudadanos de los hombres y

tienen obligación de velar por el bienestar de

la comunidad a través de unos ritos

perfectamente establecidos y que deben

llevarse a cabo meticulosamente (oraciones

y sacrificios). Se trata de un pacto (do ut des

“te doy para que me des”) para el bien de la

ciudad, por eso la figura del sacerdote es la

de un ciudadano que sólo es sacerdote

cuando ejerce como tal y suele coincidir con

la figura del magistrado (o la del pater

familias en el plano familiar), a diferencia

de los sacerdotes cristianos, que forman una

casta diferenciada. A la dimensión

comunitaria o social de la religión romana se

opone la dimensión individual de la

cristiana. No hay dogmas, ni libros sagrados,

ni fe. Todo ello explica la tolerancia

religiosa de los romanos, que aceptaban a

cualquier dios venido de fuera en su panteón

siempre que éste no exigiera exclusividad -

como sucedía con el monoteísmo judío y

cristiano- ni atentara contra el Estado. Esto

explica que, en época de las guerras civiles,

la religión tradicional perdiera credibilidad y

que el culto imperial naciera de la

restauración de esta misma concepción

religiosa mediante la identificación de

Estado y emperador.

RELIGIONES ORIENTALES

Mientras quedara salvaguardado este concepto, no importaba si cada

persona tenía creencias religiosas particulares para satisfacer sus

inquietudes espirituales, por eso florecen en el imperio religiones que

aseguran al individuo algún tipo de inmortalidad, para lo que suelen

requerir una iniciación más o menos secreta. Calan así las religiones

orientales como la de Cibeles, la de Isis y Osiris, el culto solar de Mitra y,

en última instancia, el cristianismo mismo.

A pesar de la desaparición de los ritos paganos, muchos de ellos

pervivieron en el cristianismo: las atribuciones de los distintos santos se

corresponden con los ámbitos de influencia de distintos dioses romanos, la

transustanciación en pan y vino de Cristo no deja de ser una forma de

sacrificio. Igualmente, parte del léxico técnico cristiano proviene de la

religión romana: el “pontífice” es la máxima autoridad religiosa, “hostia”

es la víctima del sacrificio, etc.

De Persia y con gran difusión entre los soldados provenía el mitraísmo, una religión

solar mistérica cuyos ritos se celebraban en el mitreo, habitualmente una cueva o

Sin duda el mensaje

lugar apartado, donde se sacrificaba un toro con cuya sangre tenía lugar el bautismo

cristiano de paz y amor

ritual del iniciado. Otras veces se celebraba un banquete ritual de pan y vino entre

universales y de inmortalidad

los fieles (Pintura al fresco del Mitreo de Marino, cerca de Roma. S. II-III.)

del alma hizo que esta religión

fuese acogida por amplias capas de la población en todo el imperio. Semejante base social

necesitaba de una organización. Que el Estado hiciera suya esa religión significó que la iglesia

se organizara a imagen y semejanza del modelo imperial, es decir, con una jerarquización muy

fuerte y un planteamiento autoritario: se perseguirá toda desviación del dogma impuesto por las

autoridades, es decir, toda herejía, como la de Arriano, que proclamaba que Padre e Hijo no

estaban hechos de la misma sustancia. En el otro extremo, los arrebatos místicos llevan al

fenómeno de los eremitas, gentes que hacen voto de pobreza y se retiran del mundo para

encontrar la esencia de Dios, o al monacato.

1. Annales Populi Romani

© Agustín Ayuso. 2011-2012

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