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EVANGELIO CUÁDRUPLE - Revista SOMOS Vol. 3 No. 1

Revista SOMOS Alianza Cristiana Y Misionera de Puerto Rico

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familia iglesia alianza<br />

REVISTA OFICIAL DE LAALIANZA DISTRITO DE PUERTO RICO VOLUMEN 03 | <strong>No</strong>. 01 | ENERO 2020<br />

<strong>EVANGELIO</strong><strong>CUÁDRUPLE</strong>


EDITORIAL<br />

AGO/OCT2017<br />

VOLUMEN 03 | <strong>No</strong>. 01<br />

EDITOR<br />

Pastor José Ahmed Pérez<br />

04 SALVADOR<br />

Rev. Domingo Pérez<br />

El 29 de octubre del pasado año<br />

recordamos los cien años de la<br />

muerte de Alberto<br />

Benjamín Simpson,<br />

fundador de la Alianza Cristiana<br />

y Misionera. Simpson, un pastor<br />

presbiterano de Canadá, renunció<br />

a un pastorado prestigioso en la<br />

ciudad de Nueva<br />

York, al<br />

encontrar oposición<br />

en su iglesia a su<br />

deseo y esfuerzo de alcanzar con<br />

el mensaje del evangelio a los<br />

inmigrantes que llegaban a la región<br />

en aquel momento. Estableció la iglesia “Gospel Tabernacle” en el centro de la<br />

ciudad, en donde todas las personas sin distinción eran bienvenidas.<br />

Fue allí donde comenzó un movimiento que hoy cuenta con más de 6<br />

millones de miembros inclusivos que se reúnen en sobre 22 mil iglesias en más<br />

de 80 países. La Alianza también cuenta con sobre 100 instituciones teológicas<br />

y centenares de misioneros enviados por el mundo con una sola misión, llevar<br />

el mensaje del evangelio a todas las naciones. ¡Gloria a Dios!<br />

Simpson fue un autor prolífico, escribió 101 libros, 162 himnos, incontables<br />

artículos y comenzó en 1882 la publicación de una revista que todavía hoy<br />

existe (Alliance Life). Fue un hombre de gran influencia, pero tal vez su mayor<br />

legado fue definir el ADN espiritual de nuestro movimiento, el Evangelio<br />

Cuádruple. Jesucristo nuestro Salvador, Santificador, Sanador y Rey Que Viene<br />

es el corazón de lo que creemos y da forma a nuestra predicación y mensaje.<br />

Es un mensaje que no solamente él le dio forma pero que también<br />

experimentó personalmente. En la introducción a su libro El Evangelio<br />

Cuádruple, se comparten las palabras de Simpson cuando se dirigía una<br />

congregación en Londres: “Hace veintisiete años pasé diez meses sumido en las aguas<br />

del desaliento, y pude salir a flote solamente a creer en Jesús como mi Salvador. Hace unos<br />

doce años atravesé otra experiencia profunda de convicción, y pude librarme solamente al creer<br />

en Jesús como mi Santificador. Después de años de enseñanza y de esperar en El, el Señor<br />

Jesús me enseño hace cuatro años que era su bendita y santa voluntad ser también el Salvador<br />

del cuerpo al igual que del alma.”<br />

Simpson vivió y predicó la realidad que todo se trata de Jesús, él es nuestro<br />

mensaje. En esta edición de <strong>SOMOS</strong> te invitamos a reflexionar sobre el<br />

Evangelio Cuádruple, y citando el himno Emblema escrito por Samuel Nieves,<br />

te invitamos que abraces a Jesús, “El Santificador, El Sanador, es el Rey que Viene,<br />

mi Salvador”<br />

CORRECTORA DE ESTILO<br />

Gisel Laracuente Lugo<br />

DISEÑO GRÁFICO / ILUSTRACIÓN<br />

Víctor J. Velázquez<br />

es una publicación de La<br />

Alianza Cristiana y Misionera Distrito<br />

de Puerto Rico, PO Box 1625, Sabana<br />

Hoyos, 00688, P. R.<br />

Querido lector, esta es su revista. Léala y<br />

disfrútela de principio a fin. Si tiene algún<br />

comentario se puede comunicar con<br />

nosotros a través de correo electrónico<br />

al:japerez@laalianzapr.org<br />

10 SANTIFICADOR<br />

Rev. Oscar García<br />

13 SANADOR<br />

Rev. Rosilio Román III<br />

16 REY QUE VIENE<br />

Sonia Maldonado<br />

pag. 04<br />

Contenido<br />

10 16<br />

Pastor José Ahmed Pérez, Editor<br />

Director Ministerio a Obreros Oficiales<br />

www.laalianzapr.church<br />

24


EL SUSTITUTO<br />

CRISTO NUESTRO SALVADOR<br />

Suele decirse que la salvación es el tema<br />

principal del Nuevo Testamento y que por sí<br />

misma constituye una amplia realidad que<br />

abarca desde el rescate del peligro que supone<br />

la culpa del pasado, hasta la esclavitud del<br />

pecado en el presente y del infierno venidero.<br />

Pero toda la salvación descansa sobre la muerte<br />

expiatoria de Cristo, de la que se deriva. Su cruz<br />

constituye el eje central de cada uno de los<br />

cuatro Evangelios. Además, como sacrificio por<br />

el pecado, la cruz se manifiesta como el objeto<br />

de la fe, el centro de adoración y el fundamento<br />

para vivir una vida como individuos salvos.<br />

Como parte de su pacto, Dios estableció un<br />

sistema de sacrificios en el pueblo de Israel,<br />

mediante el cual se derramaba con frecuencia<br />

la sangre de los animales sin mancha,<br />

ofreciéndola a Dios para hacer expiación por<br />

Por: Rev. Domingo Pérez<br />

los pecados. Estos sacrificios establecieron una<br />

pauta que se cumpliría en el sacrificio único<br />

y suficiente de Jesucristo, el Hijo de Dios sin<br />

pecado, quien fue tanto sumo sacerdote como<br />

víctima de esta transacción expiatoria. Si bien<br />

los pecados fueron “pasados por alto” (Ro 3:25)<br />

cuando se ofrecieron fielmente los sacrificios<br />

prescritos en el Antiguo Testamento, no fue<br />

la sangre de los animales, sino la de Cristo,<br />

la que los borró. Su muerte fue por todos<br />

los pecados que quedaron remitidos antes de<br />

ese acontecimiento, así como por todos los<br />

cometidos después de este.<br />

Las Escrituras establecen que todo ser<br />

humano necesita expiar sus pecados, pero<br />

carece del poder y los recursos para hacerlo. <strong>No</strong><br />

es posible disfrutar de la aceptación y relación<br />

con el Creador santo, que aborrece y castiga<br />

TODO CRISTO PARA TODO EL MUNDO - UN EVENTO ALIANCISTA SOBRE UNA VIDA PROFUNDA Y MISIONES<br />

JOHN<br />

STUMBO<br />

U.S. C&MA President<br />

TIM<br />

CROUCH<br />

Vice President for Alliance Missions<br />

OSVALDO<br />

CRUZADO<br />

Pastor LAALIANZA Queens, New York<br />

MIGUEL & KEREN<br />

RODRÍGUEZ<br />

Obreros Internacionales<br />

JAVIER<br />

GÓMEZ<br />

DS Puerto Rico District<br />

CMALLIANCE.ORG/BUSCA2020<br />

4 <strong>SOMOS</strong> ENERO 2020<br />

ENERO 2020 <strong>SOMOS</strong> 5


el pecado, sin que medie una expiación. Y<br />

nosotros, quienes la necesitamos, no podemos<br />

alcanzarla, pues el pecado estropea todo lo que<br />

hacemos. El apóstol Pablo abre el camino para<br />

su proclamación de la expiación en Romanos<br />

3:21-26, donde explica a fondo que todos los<br />

seres humanos viven bajo el poder del pecado<br />

y, por lo tanto, son culpables ante Dios y<br />

no pueden esperar otra cosa que ira, enojo,<br />

tribulación y angustia.<br />

En el Nuevo Testamento Pablo es el<br />

principal teólogo de la expiación, ya que<br />

fusiona en un solo esquema todos los puntos<br />

de vista relativos a la cruz que otros escritores<br />

como Pedro, Juan y el escritor de Hebreos,<br />

desarrollan por separado. Siendo el sacrificio<br />

perfecto por el pecado, la muerte de Cristo<br />

garantizó la redención; es decir, el rescate o<br />

liberación mediante el pago de un precio de<br />

aquellos que estaban cautivos en una esclavitud<br />

de la que no podían escapar.<br />

Pero frente a la impotencia humana,<br />

el Evangelio declara que Dios, el Creador<br />

ofendido, por su amor, gracia y misericordia,<br />

piedad, bondad y compasión, ofreció la<br />

expiación que exigía el pecado humano. El<br />

precio fue muy elevado: “<strong>No</strong> escatimó ni a su<br />

propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros”<br />

(Ro 8:32). Esta sublime gracia es el centro de<br />

toda la fe, la esperanza y la vida en el Espíritu.<br />

Así, la muerte de Cristo propició a Dios;<br />

satisfizo su justa ira contra los pecadores<br />

que la causaban. La cruz de Cristo tuvo este<br />

efecto porque el propio Cristo representó a<br />

los pecadores y ocupó su lugar bajo el juicio<br />

divino, soportando la retribución que ellos<br />

merecían. De este modo, Jesús murió como<br />

nuestro sustituto, clavando en su cruz el registro<br />

condenatorio de nuestras transgresiones, como<br />

el motivo de su muerte. Esto aludía a la lista<br />

de crímenes que se clavaba a la cruz de un<br />

criminal.<br />

La resurrección de Cristo demuestra la<br />

eficacia de su muerte como expiación por<br />

el pecado, y su reino presente se introdujo<br />

mediante su muerte expiatoria, que constituye<br />

su base. El cristianismo bíblico se centra en la<br />

cruz y se orienta siempre hacia la expiación. La<br />

vida en el Cristo resucitado es la vida a través del<br />

Cristo crucificado; todo aspecto de la relación<br />

entre los cristianos y Dios se determina, en<br />

última instancia, por la expiación.<br />

La expiación no solo hizo posible la<br />

salvación para el pecador, sino que les asegura<br />

lo siguiente:<br />

1. Una posesión judicial adecuada por medio<br />

de la justificación. Esto incluye el perdón<br />

de los pecados, la adopción de hijos y el<br />

derecho a una herencia eterna.<br />

2. La unión espiritual de los creyentes con<br />

Cristo por medio de la regeneración y de la<br />

santificación. Esto incluye la modificación<br />

gradual del viejo hombre a la posesión del<br />

nuevo hombre creado en Cristo Jesús.<br />

3. Su bendición final en la comunión con Dios<br />

por medio de Jesucristo, en la glorificación<br />

y en el gozo de la vida eterna en una nueva<br />

y prefecta creación.<br />

En resumen, la expiación presenta el<br />

pecado como algo que contamina al hombre<br />

e interrumpe su relación con Dios. Indica que<br />

es Dios mismo quien provee el medio para<br />

restablecer la relación rota por el pecado, ya<br />

que el hombre no puede hacerlo. Demuestra la<br />

justicia de Dios, porque Él demanda un castigo<br />

por el pecado, y también su amor, porque Él<br />

provee un sustituto para el pecador. Finalmente,<br />

demuestra los beneficios para aquel que acepta<br />

la provisión expiatoria de Dios. Hay limpieza<br />

de la contaminación, perdón de la culpa y<br />

liberación del castigo merecido.<br />

Amados hermanos, ¡cuán grande es el amor de<br />

Dios! <strong>No</strong>sotros merecíamos el castigo eterno,<br />

pero Cristo murió en nuestro lugar. Damos<br />

gracias a Dios por nuestro bendito y eterno<br />

sustituto.||<br />

Rev. Domingo Pérez es el pastor titular de la<br />

iglesia Camuy II. ademas es Administrador en<br />

las oficinas centrales de LAALIANZA Distrito de<br />

Puerto Rico.<br />

"Cristo sólo, Cristo siempre,<br />

Nuestro todo en todo Él es<br />

Salva, santifica y sana,<br />

Pronto viene Él otra vez<br />

A.B. Simpson<br />

HIMNO CRISTO SÓLO<br />

6 <strong>SOMOS</strong> ENERO 2020<br />

ENERO 2020 <strong>SOMOS</strong> 7


VACOP HAITÍ<br />

El pasado mes de septiembre un grupo de hermanos viajó a Haití con<br />

la misión de instalar dos sistemas fotovoltaicos para suplir energía a<br />

la iglesia y a la escuela de LAALIANZA en Ounaminthe. El esfuerzo<br />

fue una colaboración entre iglesias de LAALIANZA en Puerto Rico,<br />

el Ministerio de Movilización, ENVISION República Dominicana,<br />

LAALIANZA en Ounaminthe y la empresa privada.<br />

COLOMBIA<br />

CUBA<br />

HAITÍ<br />

MISIÓN MÉDICA<br />

MÉXICO<br />

PARAGUAY<br />

ALEMANIA<br />

2021<br />

INDONESIA<br />

2021<br />

MEDIO ORIENTE<br />

2021<br />

www.vacopmoviliza.org<br />

INFO: https://www.laalianzapr.church/movilizacion/vacop<br />

8 <strong>SOMOS</strong> ENERO 2020<br />

ENERO 2020 <strong>SOMOS</strong> 9


Afirmamos que Jesús sigue siendo nuestro<br />

santificador. La vida entre nuestra conversión<br />

y el regreso de Jesús no es un paréntesis; el<br />

Evangelio no está en pausa. Nuestra esperanza<br />

en Jesús tiene implicaciones aquí y ahora. La obra de la cruz<br />

fue completa, pero Dios aún no ha terminado.<br />

Poco antes de experimentar la cruz, Jesús oró por sus<br />

discípulos. Haríamos bien en reflexionar en sus palabras<br />

sobre la santificación.<br />

“Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo. Santifícalos en<br />

la verdad; tu palabra es la verdad. Como tú me enviaste al mundo,<br />

yo los envío también al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo,<br />

para que también ellos sean santificados en la verdad”. (Jn 17:16-19)<br />

En sus palabras podemos ver que la santificación es algo<br />

que Dios hace en nosotros, es algo que nos distingue del<br />

mundo y es algo que nos envía en misión.<br />

Algo que Dios hace en nosotros<br />

“Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad”<br />

La santificación no se trata de alcanzar una perfección<br />

moral mediante nuestro esfuerzo. Así como la salvación,<br />

la santificación es algo que Dios hace por nosotros y en<br />

nosotros. Solo Dios es santo y solo Dios puede hacer santo a<br />

aquellos que han puesto su confianza en Él. Afirmamos que,<br />

en la cruz, Jesús no solo nos da salvación, sino que también<br />

nos ofrece la santificación. Si no la has experimentado, en<br />

palabras de nuestro fundador Alberto Benjamín Simpson:<br />

“te has quedado corto en los beneficios de la redención”.<br />

De esa forma, entendemos la santificación como un<br />

regalo que hemos recibido y que solo Dios puede dar. La<br />

presencia de ese Dios santo en nosotros. <strong>No</strong> es posible<br />

anhelar la santidad apartados de Jesús. Él es la verdad que<br />

nos hace libres.<br />

Basados en esa realidad, también vemos la santificación<br />

como una urgente responsabilidad y llamado. La invitación<br />

que Dios nos hace es a una entrega completa. Tenemos un<br />

rol que realizar. Nuestra respuesta ante la verdad revelada<br />

no pude ser pasiva. Se nos llama a creer, a seguirle día a<br />

día, a obedecerle en todo, a entregarnos por completo, a<br />

dedicarnos solo a Él.<br />

Jesús está deseoso de transformarnos o, mejor aún, de ser<br />

formado en nosotros (Ga 4:19). Él no solo ofrece darnos<br />

santidad, sino que Él mismo viene a ser nuestro santificador,<br />

nuestro libertador. La santificación es entonces expresión<br />

de la libertad que tenemos de vivir la vida abundante que<br />

Dios anhela y ha hecho posible para nosotros.<br />

<strong>No</strong>s distingue del mundo<br />

“Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo”<br />

Cuando se habla del mundo en la Biblia, se usa como<br />

imagen de aquello que se opone a Dios. Es el resultado de<br />

una vida que se deja llevar por los deseos pecaminosos de<br />

nuestra naturaleza caída. Cuando Jesús dice que no somos<br />

del mundo, no está negando nuestra humanidad. La santidad<br />

habla de separación, pero eso no significa alejamiento. Esa<br />

separación debe entenderse como lo que nos distingue de<br />

ese mundo en rebelión contra Dios.<br />

El mundo vive constantemente engañado por el padre<br />

de toda mentira, Satanás. Esto causa que se llame malo a lo<br />

bueno y bueno a lo malo. Más aun, les hace pensar que Dios<br />

no es digno de confianza y que el ser humano es capaz de<br />

decidir lo que es mejor. En otras palabras, que no le hace<br />

falta Dios.<br />

La consecuencia ha sido un mundo cada<br />

vez más violento, de separación, de injusticia.<br />

La santificación nos distingue de ese mundo,<br />

pero esa distinción nos hace señales al<br />

mundo, señales del amor de Dios, como luces<br />

en medio de una densa oscuridad. Simpson<br />

escribe: “La santificación es amor, supremo amor a<br />

Dios y a la humanidad”.<br />

De manera que la santificación, aunque<br />

es proceso individual en cada creyente, tiene<br />

grandes implicaciones relacionales y sociales.<br />

Por eso Jesús afirma que en un mundo de<br />

tanta división, cuando vean el amor y la unidad entre los<br />

creyentes, eso les servirá de señal del Evangelio.<br />

La santificación entonces nos hace ministros de<br />

reconciliación, pacificadores y nos impulsa a trabajar<br />

por la justicia. <strong>No</strong>s distingue de un mundo cada vez más<br />

indiferente, cruel y opresor.<br />

El teólogo australiano Michael Bird escribe: “La santidad<br />

es central a la misión de la Iglesia. Si la Iglesia va a hacer la diferencia,<br />

entonces debe ser diferente. En el centro de esa diferencia del mundo<br />

encontramos su santidad”.<br />

<strong>No</strong>s envía en misión<br />

“Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también…”<br />

La obra de santificación que Dios hace en nosotros<br />

y que nos distingue del mundo, lejos de enfocarnos en<br />

nosotros mismos buscando una falsa seguridad, nos envía<br />

en una misión. Desde los inicios de la Alianza Cristiana y<br />

Misionera, el énfasis en la santificación nos ha movido a<br />

alcanzar a las naciones y debe continuar así.<br />

Tal como el Padre envió a su santo hijo<br />

a un mundo pecador y rebelde, ahora nos<br />

envía a nosotros, siendo santificados, a ese<br />

mismo mundo. Al hacerlo, nos promete su<br />

presencia con nosotros y su presencia en<br />

nosotros. Eso hace toda la diferencia.<br />

Lejos de ir con un sentido de superioridad<br />

ante el mundo, vamos como Jesús. Seguimos<br />

los pasos de aquel que lavó los pies de<br />

sus discípulos. <strong>No</strong>s acercamos al mundo<br />

mirando con los ojos de aquel que los veía<br />

como ovejas sin pastor. Vamos con la misma<br />

actitud de aquel que “se rebajó voluntariamente, tomando la<br />

naturaleza de siervo” (Flp 2:6). Vamos detrás de aquel que se detuvo<br />

a sanar y a devolver la dignidad a una mujer declarada impura. <strong>No</strong>s<br />

acercamos con Él a tocar a los intocables, como el leproso que fue<br />

sanado. Dejando caer nuestras piedras, repetimos las palabras del<br />

maestro: “Yo tampoco te condeno. Vete y no peques más” (Jn 8:11).<br />

De manera que afirmar que Jesús es nuestro santificador<br />

nos recuerda que Dios está deseoso de seguir trabajando<br />

en nosotros, haciéndonos más como él y enviándonos al<br />

mundo a completar su misión. ||<br />

Rev. Oscar J. García es pastor asistente en la<br />

iglesia La Catedral de la Esperanza.<br />

JESÚS<br />

N u e s t r o S a n t i f i c a d o r<br />

10 <strong>SOMOS</strong> ENERO 2020<br />

ENERO 2020 <strong>SOMOS</strong> 11


Yo creo en la sanidad divina, provista por la obra eficaz de Jesús en el Calvario<br />

y manifestada a través del ministerio de la iglesia local. Mi experiencia ha<br />

sido muy diversa y siempre bien instructiva.<br />

En una ocasión, cuando era adolescente, participé en un viaje misionero a<br />

República Dominicana. Allí me enfermé el día que me tocaba predicar en la iglesia<br />

del pastor Rolando Pichardo. Ese día estaba hospedado en su casa y, mientras padecía<br />

con fiebre, el pastor Pichardo oró por mí y me haló por el brazo y me levantó<br />

de la cama diciendo: “levántate<br />

en el nombre de Cristo”. En ese<br />

instante sentí cómo la fiebre, las<br />

náuseas y vómitos cesaron. Esa<br />

noche prediqué en el servicio<br />

y seis almas aceptaron al Señor<br />

como su salvador personal, para<br />

su gloria y honra. Desde esa<br />

temprana edad creo con firmeza<br />

en la sanidad divina.<br />

La sanidad divina está atada a<br />

la obra expiatoria de Jesús en la<br />

cruz del calvario. Los siguientes<br />

pasajes proveen el fundamento<br />

bíblico: Isaías 53:4-5, RV60:<br />

“Ciertamente llevó él nuestras<br />

enfermedades, sufrió nuestros dolores;<br />

y nosotros le tuvimos por azotado,<br />

por herido de Dios y abatido. Más<br />

el herido fue por nuestras rebeliones,<br />

molido por nuestros pecados; el castigo<br />

de nuestra paz fue sobre él, y por sus<br />

llagas fuimos nosotros curados.”<br />

Mateo 8:17, RV60: “Y cuando<br />

llegó la noche, trajeron a él muchos<br />

endemoniados; y con la palabra echó<br />

fuera a los demonios, y sanó a todos los<br />

enfermos; para que se cumpliese lo dicho<br />

por el profeta Isaías, cuando dijo: “Él<br />

mismo tomó nuestras enfermedades, y<br />

llevó nuestras dolencias”<br />

El fundador de la Alianza<br />

Cristiana y Misionera, Alberto<br />

Benjamín Simpson, pensaba<br />

que estas porciones bíblicas<br />

presentaban con claridad la<br />

promesa de sanidad divina en<br />

su expresión más contundente.<br />

Simpson estaba convencido de<br />

que estos versículos prometían<br />

al creyente redención total<br />

del dolor y la enfermedad por<br />

medio de la vida y muerte de<br />

Jesús. La idea central era que en<br />

estos versículos se presentaba el<br />

hecho de que Jesús tomó sobre<br />

12 <strong>SOMOS</strong> ENERO 2020<br />

ENERO 2020 <strong>SOMOS</strong> 13


sí nuestras enfermedades y dolencias, de la misma<br />

manera en que tomó sobre sí nuestros pecados.<br />

Jesús hizo algo más que sentirse apenado por las<br />

enfermedades que aquejaban a los seres humanos, Él<br />

las llevó sobre sí mismo en la cruz. De manera que, en<br />

la cruz de Cristo, por el derramamiento de su sangre,<br />

podemos encontrar sanidad para nuestros cuerpos de<br />

la misma forma en que podemos encontrar perdón<br />

para nuestros pecados por medio de la fe en la obra<br />

expiatoria de Jesús.<br />

Es preciso aclarar que la sanidad divina no implica<br />

que está garantizada para todos los que la soliciten,<br />

sino más bien que la sanidad divina está disponible<br />

para el creyente por medio de la expiación o pago por<br />

sangre hecha por Jesús en la cruz. Esto es un privilegio<br />

del creyente.<br />

Tampoco debe entenderse que la sanidad divina<br />

implica que la persona sanada nunca experimentará la<br />

muerte física, ya que aun las personas sanadas por Jesús<br />

murieron luego. El apóstol Pablo habla mucho sobre la<br />

muerte (el dormir) de los creyentes (I Co 11:30, 15:1-<br />

58, I Te 4:13-18) y el mismo Jesús, en Juan 11:25-26,<br />

le dice a Marta de Betania: “el que cree en mí, aunque esté<br />

muerto vivirá. Y<br />

todo aquel que<br />

vive y cree en<br />

mí, no morirá<br />

eternamente”.<br />

La iglesia<br />

local debe<br />

p r o v e e r<br />

lugar para el<br />

ministerio<br />

de sanidad.<br />

Jesucristo<br />

continúa<br />

sanando a los<br />

enfermos por<br />

medio de su<br />

Iglesia; por<br />

lo tanto, cada<br />

iglesia de la<br />

Alianza debe al<br />

menos proveer<br />

oportunidades<br />

para que se<br />

Puedes leer y descargar el libro en inglés aquí: https://www.cmalliance.org/<br />

resources/archives/downloads/simpson/the-fourfold-gospel.pdf<br />

ejerza y desarrolle un ministerio de sanidad divina. El<br />

Nuevo Testamento, en el libro de Santiago, provee<br />

instrucciones sobre la manera en que tal ministerio<br />

debe llevarse a cabo.<br />

Santiago fue un líder importante en la Iglesia de<br />

Jerusalén y, como tal, habla con autoridad e inspiración<br />

divina. Imparte instrucciones sobre muchos temas al<br />

grupo variado de lectores que integraban “las doce<br />

tribus que están en la dispersión” (v. 1:1). Entre estos<br />

temas Santiago establece en el capítulo 5:14-16, el<br />

proceso mediante el cual una persona enferma puede<br />

procurar sanidad divina:<br />

“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos<br />

de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre<br />

del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo<br />

levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.<br />

Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros,<br />

para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.”<br />

Es importante que todos los involucrados sigan las<br />

instrucciones detalladas por Santiago en esa porción<br />

bíblica:<br />

1. El enfermo llama a los ancianos de su iglesia local.<br />

2. Se provee oportunidad para confesión de ofensas<br />

y pecados.<br />

3. Los ancianos ungen al enfermo con aceite en el<br />

nombre del Señor.<br />

4. Los ancianos oran por el enfermo.<br />

5. Se deja en las manos del Señor los resultados,<br />

creyendo que la oración eficaz del justo puede<br />

mucho.<br />

Históricamente la práctica de ungir a los enfermos<br />

con aceite fue común en el ministerio de la Iglesia<br />

hasta el octavo siglo de la era cristiana. Luego, en el<br />

noveno siglo la práctica de unción se transformó de<br />

una ordenanza a un sacramento (conocido como los<br />

santos óleos), diseñado para preparar al creyente para la<br />

muerte. Esto fue un lamentable cambio que prevaleció<br />

en la Iglesia Católica Romana hasta el Segundo Concilio<br />

Vaticano.<br />

Sabemos que si un miembro de nuestro cuerpo<br />

sufre, el resto del cuerpo también se afecta. Igual<br />

ocurre con el cuerpo de Cristo, su Iglesia. Es por eso<br />

que el ministerio de sanidad involucra a toda la Iglesia.<br />

La implementación de este ministerio beneficia la vida<br />

de la iglesia, ya que alienta a los hermanos a crecer en<br />

su fe en Dios al ser testigos de sanidades divinas en la<br />

congregación. Hoy día es importante que la iglesia, en<br />

medio de una sociedad que cada vez más se entrega<br />

a prácticas ocultas y demoníacas, demuestre que Jesús<br />

aún tiene poder para sanar a los enfermos.<br />

Durante mi pastorado en la iglesia Alianza de<br />

Manatí pueblo, el ministerio de sanidad lo dirigía<br />

principalmente la Junta de Ancianos. La Junta, durante<br />

la celebración del servicio de Santa Cena, brindaba<br />

una oportunidad para que los enfermos se acercaran<br />

al altar y oraban por ellos. Enseñé a los ancianos a<br />

que dialogaran con el enfermo y trataran de percibir<br />

cualquier necesidad espiritual aparte de la física. La<br />

iglesia en general esperaba esta oportunidad y acudía<br />

a los ancianos.<br />

La Junta de Ancianos también entendía con claridad<br />

la necesidad de estar disponible para trasladarse a la<br />

residencia de algún enfermo y orar por él. Siempre se<br />

ungían a los enfermos. Algunas veces llegué a sugerirle<br />

a la persona que había experimentado sanidad divina,<br />

que acudiera a su médico para que confirmara la<br />

sanidad. Pienso que de esa manera le brindaba una<br />

oportunidad al creyente para crecer en su fe y testificar<br />

del poder sanador de Jesús.<br />

Una de las experiencias más impresionantes durante ese<br />

tiempo ocurrió una noche en la que me llamaron a orar por<br />

el anciano padre de una hermana de la iglesia. Él estaba<br />

recluido en la sala de cuidado intensivo del Hospital de<br />

Área de Manatí, debido a que su corazón solo funcionaba<br />

a menos del 40 por ciento de su capacidad. Se encontraba<br />

moribundo, pero firme en su fe y listo para partir con el<br />

Señor. Los médicos le habían informado a la familia que se<br />

prepararan para cualquier eventualidad, ya que no pensaban<br />

que sobreviviría esa noche. Lo tomé de la mano y oramos<br />

juntos, y Dios le extendió la vida por varios meses durante<br />

los cuales pudo compartir su testimonio.<br />

Doy gracias a Dios por las muchas y variadas experiencias<br />

de sanidad divina que me ha permitido tener. Estas me han<br />

ayudado a apreciar el privilegio que tengo, como creyente<br />

e hijo suyo, para esperar sanidad divina cuando la solicito.<br />

¡Aleluya! ¡Cristo salva, santifica, sana y vuelve otra vez! ||<br />

Rev. Rosilio Román III es el vice presindente asistente<br />

del Ministerio Multicultural y de Multiplicación en la<br />

oficina nacional de LAALIANZA.<br />

14 <strong>SOMOS</strong> ENERO 2020<br />

ENERO 2020 <strong>SOMOS</strong> 15


CRISTO<br />

N U E S T R O<br />

REY<br />

Q U E V I E N E<br />

La segunda venida de Cristo es parte distintiva e<br />

importante del Evangelio y fundamental en la<br />

teología cristiana. Por tal razón el fundador de la<br />

Alianza Cristiana y Misionera, Alberto Benjamín<br />

Simpson, la incluyó como uno de los pilares de lo que<br />

se conoce como el Evangelio Cuádruple, en el que<br />

todo es acerca de Cristo.<br />

Cristo se presenta en la Biblia como el Rey que<br />

viene. Significa que no solo le pertenece el pasado y<br />

el presente, sino que también le pertenece el futuro.<br />

Sobre esto descansa la esperanza cristiana, la cual no<br />

merma por la miseria, el dolor, las crisis o el cambio<br />

climático.<br />

Nuestra esperanza está fundamentada sobre la<br />

persona que murió y resucitó venciendo la muerte. Por<br />

eso, sin importar cuán desesperante sea el presente o<br />

cómo luzca el futuro, la persona de Cristo el Rey nos<br />

garantiza que un glorioso día vendrá por su Iglesia.<br />

Entonces, y solo entonces, no habrá más guerras, ni<br />

dolor, ni corrupción, ni huracanes, ni terremotos<br />

porque Cristo, nuestro Príncipe de Paz, será Rey para<br />

siempre.<br />

Su regreso es su promesa y la de los ángeles (He 1:10-<br />

11). La Iglesia la esperaba y en Apocalipsis nos dice “he<br />

aquí Él viene en las nubes y todo ojo lo verá”. Es la<br />

promesa que nos lleva a la mayor esperanza de todos<br />

los tiempos; esperanza por la que miles de personas<br />

han dado su vida. <strong>No</strong> es necesario debatir si Cristo<br />

regresará en, antes o después de la gran tribulación<br />

ni sobre si vendrá antes o después del milenio. Lo<br />

importante es que El Rey regresará.<br />

Aunque “del día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles<br />

del cielo” (Mt 24:36), los cristianos estudiamos la Biblia<br />

mientras estamos atentos al tiempo presente, pues<br />

esperamos con pasión ese gran evento. Sabemos que<br />

tenemos un origen y un fin, que existimos no por<br />

producto del azar, sino porque el Dios todopoderoso<br />

ha puesto su mirada en cada uno de nosotros para<br />

darnos de su existencia y también para darnos eternidad<br />

(Ap 21:2-5). Así que Dios nos llama a la eternidad y<br />

nuestra elección debe ser hacia lo que Él quiere darnos:<br />

el establecimiento de Su Reino en el que viviremos<br />

eternamente con Él (Col 3:1-4).<br />

Ese Reino fue inaugurado con Jesús, predicado por<br />

los apóstoles y recibido por su Iglesia. Es un reino<br />

que existe como realidad presente (Mt 12:28) y puede<br />

Tiempo de adoración en el retiro "Tu Llamado" ¿Eres Tú Señor? el<br />

pasado mes de diciembre en Barcelona, España.<br />

entrarse en él ahora mismo (Lc 16:16; Mt 21:31, Lc<br />

11:52); sin embargo, es una bendición futura (1 Cor<br />

15:50). Es una bendición espiritual interna para los<br />

redimidos que puede experimentarse con el nuevo<br />

nacimiento.<br />

Hay que “buscar primeramente el reino de Dios” (Mt 6:33).<br />

A la vez, Jesús dijo a sus discípulos que compartiría<br />

con ellos la felicidad y el compañerismo del reino (Lc<br />

11:11-30). Él prometió que regresaría de nuevo en<br />

gloria a traer las bendiciones de su reino (Mt 25:31,34).<br />

Cuando oramos “venga tu reino”, estamos pidiendo al<br />

Rey que manifieste Su soberanía y poder para derrotar<br />

a todos los enemigos de la justicia y de su gobierno<br />

divino, pues solo Dios puede ser Rey sobre el mundo<br />

entero.<br />

Dios tiene algo mejor para su creación que lo que<br />

experimenta en la actualidad. La enseñanza bíblica del<br />

reino de Dios alimenta esa esperanza. Esperamos el<br />

día en el que podamos vivir el reino de Dios en su<br />

totalidad: la vida eterna en el futuro reino de Dios,<br />

donde Él reinará y donde experimentaremos la vida que<br />

tiene para nosotros, donde no habrá más sufrimientos,<br />

miseria o muerte.<br />

¿Cómo puede esta esperanza estimular nuestro<br />

16 <strong>SOMOS</strong> ENERO 2020<br />

ENERO 2020 <strong>SOMOS</strong> 17


<strong>EVANGELIO</strong><br />

<strong>CUÁDRUPLE</strong><br />

La muerte de Jesús en la cruz<br />

fue el cumplimiento de la Ley de<br />

Antiguo Testamento, que requería el<br />

derramamiento de sangre para el perdón<br />

de pecados. Por su muerte y resurreccion,<br />

nosotros somos redimidos de la<br />

separación eterna de Dios, justificados,<br />

declarados santos y aceptados en su<br />

nombre.<br />

La Cruz: Jesús - Nuestro Salvador<br />

El lavacro representa el lavamiento diario<br />

del pecado por el poder del Espíritu Santo<br />

El Lavacro: Jesús - Nuestro Santificador<br />

La jarra representa un envase que<br />

contiene aceite con el cual ungir a los<br />

enfermos para la sanidad que viene sólo<br />

mediante la obediencia a la Palabra de<br />

Dios.<br />

La Jarra: Jesús - Nuestro Sanador<br />

conocimiento y nuestra reflexión cristiana? ¿En qué<br />

podemos enfocarnos para que los distintos discursos<br />

doctrinales no nos distraigan de lo más importante?<br />

Si la esperanza es lo que impulsa la fe en Jesucristo,<br />

entonces la esperanza es la que conserva esa fe. El<br />

anhelo de que estaremos siempre con el Señor es lo<br />

que nos debe sostener mientras vemos con nuestros<br />

ojos espirituales los anuncios de un reino por venir. La<br />

esperanza del retorno de Cristo debe modificar nuestro<br />

estilo de vida. <strong>No</strong> debemos perder de perspectiva de<br />

que somos peregrinos y extranjeros en el mundo y que<br />

nuestra ciudadanía está en los cielos. <strong>No</strong> debemos vivir<br />

como si Él no fuera a regresar.<br />

Esperamos el retorno de Cristo, nuestro amado Rey,<br />

porque anhelamos reunirnos con Él. <strong>No</strong> lo anhelamos<br />

por recompensas o coronas que podamos recibir, o para<br />

poner fin a nuestras aflicciones y dolores. Ansiamos<br />

intensamente su regreso porque veremos cara a cara,<br />

tal como Él es y esa experiencia completará nuestra<br />

transformación conforme a su imagen. Esperamos<br />

al Rey porque anhelamos vivir en un lugar donde no<br />

habrá nada que estorbe la percepción de Su presencia.<br />

¡Maranatha! ¡Cristo viene! Estemos listos, velando,<br />

seamos fieles y vigilantes, porque…<br />

“…el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel,<br />

y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en<br />

Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los<br />

que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos<br />

en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos<br />

siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con<br />

estas palabras” (1 Te 4:13-18). ||<br />

Dra. Sonia Maldonado M.Div., P.h.D. actualmente sirve<br />

junto a su esposo el Dr. José Martínez en la cuidad de<br />

Barcelona en España.<br />

JESÚS NUESTRO SALVADOR<br />

https://www.cmalliance.org/video/watch/30783/<br />

JESÚS NUESTRO SANADOR<br />

https://www.cmalliance.org/video/watch/30787/<br />

VIDEO MAGAZINE<br />

JESÚS NUESTRO SANTIFICADOR<br />

https://www.cmalliance.org/video/watch/30785/<br />

JESÚS NUESTRO REY QUE VIENE<br />

https://www.cmalliance.org/video/watch/30789/<br />

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como Rey de Reyes. Su regreso será de<br />

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18 <strong>SOMOS</strong> ENERO 2020<br />

ENERO 2020 <strong>SOMOS</strong> 19


familia iglesia alianza<br />

REVISTA OFICIAL DE LAALIANZA DISTRITO DE PUERTO RICO<br />

PO BOX 1625<br />

SABANA HOYOS, 00688, PR<br />

787.816.0101<br />

"CLICHÉ"<br />

“Si tienes un llamado, vive como un llamado”. Quienes<br />

participamos alguna vez del retiro Llamada, oímos esta<br />

frase de parte del reverendo José Martínez o de Sonia<br />

Maldonado de Martínez. Era algo que nos repetían cada día<br />

del retiro. Su intención era que la frase se nos grabara, para<br />

que comenzáramos a vivir con integridad en una constante<br />

búsqueda de Cristo y que nuestros actos reflejaran ese<br />

llamado que sentíamos de parte de Dios.<br />

Tuve la oportunidad de hacer el ciclo completo de los<br />

cuatro retiros y luego fui parte del equipo de trabajo por<br />

varios años. Esto quiere decir que<br />

escuché la frase durante ocho años.<br />

Al principio quedó grabada en mi<br />

corazón y todo el tiempo procuraba<br />

ser digno del llamado que sentía de<br />

parte de Dios. Sobre todo, procuraba<br />

que mis actos estuvieran al nivel del<br />

llamado. Pero un tiempo después<br />

dejé de escuchar la frase como algo<br />

importante en el camino hacia lo que<br />

Dios me llamó y empecé a escucharla<br />

y verla como un cliché. Al verla de esa<br />

manera se convirtió en algo que sonaba en mi cabeza, pero<br />

no hacía ninguna diferencia en mí.<br />

A pesar de que mi búsqueda y mi relación con Dios<br />

continuaba en la dirección correcta, dejé de preocuparme<br />

por mi manera de actuar y no le prestaba importancia a la<br />

forma en que a veces trataba a las personas a mi alrededor.<br />

<strong>No</strong> me daba cuenta de que esas personas a tu alrededor<br />

respaldan tu llamado en oración, en mentoría y en muchas<br />

otras áreas.<br />

Cuando me di cuenta de que no estaba viviendo como un<br />

llamado, comencé a trabajar para volver a serlo en todos los<br />

aspectos de mi vida. <strong>No</strong> ha sido un camino fácil ni rápido;<br />

ha requerido mucho tiempo de oración, mucha intimidad<br />

con Dios… También ha habido momentos en los que he<br />

reaccionado o me he comportado de manera incorrecta,<br />

pero al volver a hacer real la frase de “vivir como un<br />

llamado”, he ido con arrepentimiento y he pedido perdón.<br />

Escuchamos a diario un sinnúmero de cosas que debemos<br />

hacer como cristianos, tales como amar al perdido, dar de lo<br />

que tenemos, ser buenos administradores de las bendiciones<br />

que el Señor nos da, diezmar y apoyar las misiones entre<br />

muchas otras. Es muy probable que al principio de nuestro<br />

encuentro con Jesucristo las tomábamos como verdades<br />

y poníamos todo nuestro empeño<br />

en cumplirlas, hacerlas y vivirlas,<br />

pero a medida que el tiempo pasó se<br />

convirtieron en clichés de nuestra vida<br />

cristiana y empezaron a ser opcionales<br />

o solo las descartamos. Jesús nunca<br />

vio el nacer, vivir y morir por nuestra<br />

salvación como un cliché y gracias a<br />

eso tenemos salvación y vida eterna.<br />

Ver una frase sencilla como un<br />

cliché extendió mi camino al llamado<br />

y lo hizo un camino con momentos<br />

difíciles y hasta dolorosos. Aun así, el Señor me ha permitido<br />

volver a hacer real el llamado en mí y hoy día voy paso a<br />

paso hacia lo que Él me llamó.<br />

Si sientes un llamado y no has participado del retiro<br />

Llamada, te invito a que asistas y que desde ya hagas parte<br />

de ti el “vivir como un llamado”. Y en nuestra relación con<br />

Jesucristo, evaluemos qué hemos convertido en clichés y<br />

comencemos a hacer real sus enseñanzas en nuestras vidas<br />

y veremos cómo todo se transforma por su poder.<br />

“Ustedes no me eligieron a mí, yo los elegí a ustedes. Les encargué<br />

que vayan y produzcan frutos duraderos, así el Padre les dará todo lo<br />

que pidan en mi nombre”. (Jn 15:16 NTV)<br />

Víctor J Velázquez es miembro de la LAALIAZA OASIS,<br />

VEGA BAJA.<br />

20 <strong>SOMOS</strong> ENERO 2020

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