ESCAPULARIO Febrero 2020

A Fondo
Merry Teresa Sri Rejeki, Hermana Carmelita
en la naturaleza, en el tiempo, en cada persona, en los acontecimientos
y en todas las cosas.
Solamente en el silencio podemos abrir el corazón a la escucha de AL-
GUIEN que está dentro de nosotros. En el silencio interior y exterior, sobre
todo en el plano de la fe, experimentamos la presencia íntima de Dios y su
Espíritu que está en nuestro corazón.
2. LA ORACIÓN ES UN DON DE DIOS Y UNA RESPUESTA HUMANA
La capacidad para el diálogo con Dios solamente nos la da Él mismo, para
que crezcamos y nos desarrollemos en el espíritu. La oración es un regalo de
Dios y nuestra respuesta a su amor. La oración, de nuestra parte exige esfuerzo
y perseverancia. “La oración no es mi esfuerzo, sino gracia de Dios. Debemos
anhelar la oración con empeño, no por placer, sino para ser más firmes en el servicio
a Dios, así lo confiesa Santa Teresa de Jesús.
La oración es una relación personal que presupone contacto y comunicación.
Para eso hay que saber cuándo tenemos que callar y cuando tenemos
que hablar; es necesario aprender a orar. Para orar necesitamos una gran
sed de Dios, el anhelo por Él. La oración y la vida tienen estrecha correlación,
son inseparables.
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