En Sociedad,sábado 07 marzo,2020

Portada
La cita para nuestra sesión de fotos tuvo lugar
en Residenza, una hermosa y vanguardista
tienda de muebles y decoración, que sirvió de
perfecto escenario para enmarcar la figura de
nuestra protagonista de portada. Al efecto, Aurín
Rodríguez, con su serena forma de ser, respondía sin
cuestionamientos los diferentes espacios escogidos
por nuestra fotógrafa Wendy Tactuk y nuestra estilista
de portadas, iluminando con su clásica belleza
todo el entorno. Y al finalizar la larga jornada de
flashes y poses, tuve la oportunidad de conversar y
penetrar en esa aura de paz y gozo que se desprende
espontánea de su interior. La experiencia fue todo
un torrente de fe, entusiasmo y compromiso, resumido
en unas pocas horas. ¡Disfrútenlo!
Dicen que somos el reflejo de lo que vivimos en nuestra
infancia. ¿Cómo fue tu infancia? Cuéntanos sobre tus
recuerdos más viejos.
Mi infancia fue muy activa. Soy la mayor de
cinco hermanos que crecieron entre La Romana
y Gazcue, compitiendo por la atención de sus
padres, entre otras. Para escapar del ruido y de las
luchas por el control remoto de la televisión y el
turno por el baño, desde mi adolescencia y hasta
mis años en la universidad, me iba a casa de mi
abuela paterna por largas temporadas. La estadía
donde la viuda Chiappini -como le llamaban- está
llena de buenos recuerdos. La batida de lechosa
con leche que no faltaba en el desayuno, hasta los
sabios consejos de mi tío Ignacio, que en esa época
estaba muy activo en la política. Por muchos
años, los veranos y fines de semana fueron con mi
abuela materna, que vivía en La Romana, quien
también influyó mucho en mi vida. Ella se llamaba
Aura Oliva, de quien llevo mi nombre. Era una
mujer elegante y decidida. En mi casa paterna, la
influencia de mi madre, trabajadora incansable y
buscadora de la excelencia, definitivamente marcó
la forma en que me desenvuelvo en mi vida profesional.
Mi madre, además, me infundió la fe y la
necesidad de buscar de Dios, motivándome a tener
mis cuentas claras con Él mediante la confesión
y casi obligándome a congregar cada semana. Le
agradezco la vida y mi relación con Dios, así como
el amor por la Biblia.
¿Alguna vez soñaste con ser lo que eres hoy día?
Sí. Mi llamado es enseñar, formar personas. Recuerdo
que cuando mis hermanitos no querían ser
mis alumnos, sentaba a las Barbies durante horas,
para impartirles clases de distintas materias. En
cuanto a mi pasión por escribir, no recuerdo una
etapa de mi vida en la que no estuviera escribiendo.
Lo hago desde niña. Mi pasatiempo era hacer
“ALGO MÁS GRANDE
QUE MI RAZÓN Y
MIS FUERZAS, ESTÁ
CONSTANTEMENTE
IMPULSÁNDOME”
poemas y novelas románticas. En la adolescencia y
hasta los 22 años, cuando conozco a Jesús como mi
salvador, mis escritos eran sobre injusticias sociales
o temas que afectaban a los demás. EL impacto
en mi vida de la Biblia y de Jesús como maestro,
fue tan fuerte, que cree un blog personal, en el cual
publiqué por varios años, estudios bíblicos aplicados
a la vida diaria.
¿En qué momento y por qué te decidiste a estudiar Ingeniería
de Sistemas y Computación?
Fue justo cuando antes de matricularme en Arquitectura,
mi prima llegó a la casa llorando porque un
profesor le había deshecho una maqueta. Recuerdo
que dije: “Eso sí que no lo tolero. Voy a estudiar sistemas
y computación, que ahí está el futuro”
También posees una Maestría en Administración de Negocios
(MBA) de la Universidad de Quebec en Montreal,
Canadá, donde, además, obtuviste el galardón de mejor
estudiante del programa de Negocios para América Latina
y el Caribe. ¿Qué te motivó a escoger este campo?
En ese tiempo dirigía el área de tecnología en el
banco. Era una posición que ameritaba muchos
viajes y trabajos fuera de horario. No me imaginaba
siendo madre con ese ritmo de vida y quería
tener un hijo. Inicié el MBA para prepararme
y ofrecer mis servicios en el área de negocios y
dejar a un lado las largas noches y desvelos que
mi posición actual requería, preparándome mejor
para ser madre. Con los años, he visto la mano de
Dios en esa decisión ya que, hoy día, me apasiona
mucho más lo que hago (negocios) que la tecnología,
pero confieso que conocer lo que esta última
puede lograr, me ha dado muchas ventajas en mi
vida profesional.
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