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Sistema Digestivo

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Los accesorios resaltan y le van bien a cualquiera,

inclusive al sistema digestivo. Sin embargo, hay

que aclarar que la palabra “accesorio” no en todos

los contextos implica lo mismo. A diferencia de los

accesorios que colocamos sobre nuestro cuerpo

como collares, pulseras, sombreros y aretes, los

cuales no son indispensables y además fácilmente

reemplazables, los órganos accesorios del

sistema digestivo son todo lo contrario.

Los dientes, las glándulas salivales, la

lengua, el páncreas, el hígado y la

vesícula biliar forman parte de una

unidad principal a la que auxilian.

Por ello, su involucración en el

sistema digestivo es primordial y

jamás puede faltar para hacerlo

estar a la moda.

En acompañamiento con los

dientes está el órgano formado

por músculo esquelético

llamado lengua. Tiene la

característica de poseer movilidad

en todas las direcciones. Esto se

debe a que se compone de dos tipos

de músculos. Los músculos extrínsecos

le brindan la movilidad

lateral en ambos sentidos y de

adentro hacia fuera. Mientras

que los músculos intrínsecos

le permiten modificar su

forma al momento de hablar

y deglutir. A pesar de su gran

movilidad, el frenillo lingual limita

el movimiento de la lengua hacia atrás.

La saliva, fluido que acompaña al bolo

alimenticio a lo largo de la deglución, es

segregada por las glándulas del mismo

nombre. Existe una clasificación de éstas

según la cantidad y tipo de saliva que

excretan. Las glándulas más pequeñas y

por consiguiente de la menor aportación

de saliva son aquellas ubicadas en los

labios, mejillas y paladar, nombradas

glándulas labiales, bucales y palatinas,

respectivamente. Por otro lado, existen las

glándulas salivales mayores, las cuales tal

como lo indica su nombre secretan grandes

cantidades de saliva. Dichas glándulas a su

vez se clasifican en tres tipos: parótidas,

submaxilares y sublinguales, de

acuerdo al tipo de saliva que

expulsan. Hay dos tipos de saliva,

una es acuosa y otra mucosa. Así, de

acuerdo a su composición su

aportación de enzimas es en

diferente medida, pero con el

mismo resultado: la primera acción

química.

La saliva que expulsan

únicamente contiene ácinos

serosos y amilasa salival. Esta enzima

degrada el almidón en

moléculas más sencillas.

Su contenido en mucus es mayor

que el seroso, por lo que es más

espesa. Además su contenido de amilasa es

menor comparada a la que es secretada por

las glándulas parótidas.

Secreta saliva ligeramente espesa por su

mezcla entre mucus y ácinos serosos.

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