NÚMERO 5

MANOS A LA OBRA
Una vez en el campo, si es posible conviene
usar la técnica del cuerpo a tierra. Para ello
es útil una esterilla tipo camping. Digo si es
posible, porque hay situaciones que es tal
la densidad de orquídeas que es imposible
tumbarse porque se destruirían plantas al
hacerlo. Las tomas a ras de suelo son las más
efectivas, buscando siempre fondos homogéneos,
para intentar aislar a la planta y que
no distraiga en exceso la atención, si lo que
buscamos son primeros planos o detalles de
las flores.
Un truco infalible para desenfocar los fondos
es que la distancia al sujeto fotografiado sea
inferior a la distancia entre este y el fondo.
Lógicamente esto depende de la distancia focal
usada y de la apertura que utilicemos.
Respecto de la luz, desde luego las primeras
y la últimas horas del día, y los días nublados
sin viento. Los días nublados permiten
sacar los colores naturales de las orquídeas,
así como evitar las molestas sombras, inevitables
con sol, sobre todo a determinadas
horas del dia. Otra opción es llevar un paraguas
o un gran reflector y dar sombra con
el a la planta, pero ello obliga a llevar una
persona que nos ayude, o alternarse en la
posición de fotógrafo y ayudante.
No es recomendable arrancar hierba o limpiar
alrededor de la planta para quitar todo lo
que nos moleste, pues dejariamos a la planta
desprotegida. Es mejor buscar otro espécimen
más aislado. Retirar un poco la hojarasca
seca o alguna paja que saldría quemada
dentro del encuadre es una cosa, pero podar
toda la hierba que nace alredor es otra
muy diferente. En alguna de las zonas donde
fotografío orquídeas en los alrededores de
mi ciudad, es posible saber que ejemplar ha
sido fotografiado por encontrarse completamente
segada la hierba alrededor.
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