Cristo_en_lo_cotidia.. - Editorial Sal Terrae frag
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Ésta no significa que no podamos sentir preferencia, apego o
miedo, o que ya no tengamos deseos; pero hay una manera de
estar apegado a las cosas, a las relaciones, a los proyectos, a una
carrera... que envenena mi libertad. Corro el riesgo de identificarme
con las cosas, de apegarme a ellas. Las cosas pueden seducirnos
y nos convertimos en esclavos suyos. Las cosas se
convierten en un absoluto. Necesitamos, pues, trabajar con la
gracia del Señor sobre este apego desordenado, o este miedo
instintivo. Por un desprendimiento en nuestro corazón, llegamos
a ser libres interiormente y podemos hacer una elección
justa. Esto es hacernos indiferentes. En la libertad interior reencontrada
de esta manera podremos acceder a nuestro verdadero
deseo más profundo, que coincide con el deseo de Dios sobre
nosotros. Entonces reconoceremos lo que en nuestros apegos se
une a este deseo fundamental y podremos «desear y elegir lo
que más nos conduce para el fin que somos criados» (EE 23).
Éste es todo el camino de los Ejercicios espirituales en la vida
diaria.
La gracia que se ha de pedir y recibir durante estos días y
estas semanas es comprender y sentir estas verdades, tener la
experiencia de su realidad en nuestra vida. Se trata de comprender
con nuestra inteligencia y de sentir dejando que lo comprendido
baje a nuestro corazón:
– que Dios me elige, me ama y me crea sin cesar y
actualmente;
– que suscita, en lo más profundo de mí, deseos que
corresponden al sentido de mi creación y a lo que yo
soy en lo mejor de mí mismo;
– que al poner por obra estos deseos, realizo y doy vida
al Reino de Dios en el lugar que ocupo en la humanidad,
es decir, realizo el fin de mi vida;
– que esto requiere una disponibilidad, una libertad,
una indiferencia activa con respecto a las cosas creadas
y a mis deseos, para desear y elegir sólo lo que
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