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#01 SKISHOCK
FREERIDERS DE REFERENCIA
DE NUESTRAS MONTAÑAS
PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Texto_ Txema Trull y Skishock
Fotos_ Txema Trull
En nuestro país, le debemos mucho a quienes fueron los pioneros del freeride en el Pirineo. Los primeros
freeriders eran considerados los “bandidos locos” de las estaciones de esquí, casi se tenían que
esconder por esquiar líneas expuestas en zonas no marcadas como pistas… eran unos “bichos raros”
por llevar esquís de 100mm de patín.
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Hoy y después de casi dos décadas, las cosas han cambiado,
ya que el fenómeno del freeride se ha puesto de moda, se ha popularizado
y los esquís de 115mm de patín ya no son ninguna
locura, para ninguna generación, donde jóvenes y más adultos,
disfrutan de esta emocionante modalidad.
Digamos la verdad, todo esto lo empezaron los snowboarders,
viviendo el sueño de la nieve polvo. Se deslizaban libremente,
flotando con la enorme superficie de la suela de una
ancha tabla en contacto con la nieve virgen. Eran los irreverentes
de la época, esos “frikis” muy alejados del look repeinado y
moderado del esquí de entonces. Con una estética transgresora,
o sea, los que “molaban” o al menos, que parecía que se divertían
mucho más en la nieve. Esos primeros “frikis” iniciaron
una forma nueva de entender la diversión en la montaña. Llegó
la revolución de los nuevos materiales de esquí bajo la influencia
del snowboard y llegaron entonces, los nuevos esquiadores,
buscando algo fuera de los limites de una pista de esquí.
Los precursores de nuestro freeride en el Pirineo fueron
Snowboarders y esquiadores. Nombres como David Sanabria,
Bruno De La Babarrera, Rubén Blanco, Joan Sabater, David Pujol,
Olive Llovet, Nelson, Ramón Barbé, “el bicha” de Boí Taüll,
Julian Sanllehy, David Pons, Bruno Uranga, Xavi Fane, Félix
Pons, Nelson Domínguez y un largo etc… Son algunos de los
muchos que ya estaban metidos en el freeride en el Pirineo leridano
a finales de los noventa y entrando en el siglo XXI.
Como pioneros, descubrieron los límites del deporte, al mismo
tiempo que sus propios límites y sin saberlo, de forma natural,
pusieron las bases de esta disciplina, promoviendo mucho
un esquí de aventura. Había muy poca información de la
transformación y evolución de esta disciplina fuera de nuestras
fronteras. Las publicaciones llegaban a cuenta gotas y de vez en
cuando, alguien conseguía una publicación americana, donde
aparecían los míticos Shane McConkey o Doug Çoombs, con
los primeros esquís fat.
Sin poder emular demasiado a gente ya más experimentada,
la evolución de “nuestro freeride de esquí” en sus primeros
años fue algo que se trabajaba en “petit comité” y de manera
local, con actitud bastante amateur porque cada salida era algo
experimental. Así es, donde ensayo y error formaban parte de
una estrategia. Prevalecía la actitud algo más “punki” que el
propio esquí técnico… algo que hoy está totalmente superado
por la propia transformación del deporte y de la mentalidad
entorno al deporte.
Llegaron los primeros años del nuevo siglo, donde algunos
de los mencionados impulsaron y participaron en las competiciones
de freeride que se contaban con una mano en nuestras
montañas, sobre todo en la zona centro del Pirineo leridano
como Val d’Aran, Pallars Sobirà y zonas de la Alta Ribagorça,
pasando por el Pirineo Aragonés.
Llegaron los primeros esquiadores freeriders que pusieron
los cimientos de esta modalidad y abrieron camino para nuevas
generaciones, haciendo aparecer una nueva disciplina en
el mundo del esquí. Empezó la nueva revolución capitaneada
por las majestuosas montañas de los Alpes y Dolomitas. Buscar
líneas extremas, volar sobre las rocas, descender estrechos
canales y buscar verticalidad era el cometido.
Buscando en “los inicios de los inicios” del deporte, el tema
se complica algo más, dado que en Europa el alpinismo con
esquís se mezcla con el esquí extremo en los años 70. Deportistas
y aventureros como Glen Plake, Ptor Spricenieks y Nate
Adams ya pisaban muy fuerte en los 80’ en la zona alpina.
Una década después y con la aparición del freeride puro y
duro, es cuando realmente se expandió este fenómeno y comenzaron
a popularizarse las competiciones de esquí extremo…
entonces llegó el Freeride World Tour, donde resaltaron
nombres como Seb Michaud o Bruno Compagnet.
En nuestras montañas en cambio, pocos años más tarde, un
jovencísimo Jordi Tenas entró pisando fuerte en la escena del
freeride. Heredó en experiencia lo mejor de estos primeros
freeriders con grandes dosis de motivación y energía que le hicieron
evolucionar rápidamente en el panorama nacional. Jordi
era una persona motivada, de esquí extremo y que hacía doble
temporada entre Baquiera-Beret (Lleida) y las Leñas (Argentina).
Se hizo un buen nombre entre la comunidad freerider y
las marcas del sector, con su estilo y sus líneas muy sólidas, sus
trepidantes videos realizados con la inseparable Gopro y con
un sin fin de increíbles imágenes de acción. Jordi nos dejó en el
año 2013 tras fallecer en una avalancha en Los Andes, y donde
estábamos precisamente juntos los dos. Falleció haciendo lo
que más le gustaba que era perseguir y buscar las más profundas
nieves no pisadas.
Jordi Tenas fue el máximo exponente de nuestro freeride y
tiró del carro e inspiró a lo que viene a ser una “segunda generación
de freeriders”. Nombres que llevan años muy presentes
como el mediático Aymar Navarro y otros como Adrià Millán,
Marc Moga, Suso Folgar, Cristian Boiria, quienes siguen
el legado que les dejó Jordi y con quien todos habían compartido
aventura y riesgo.
Cabe destacar al freerider andorrano y perteneciente a esta
quinta, Dani Fornell, corredor dedicado de pleno al mundo de
las competiciones de freeride y siendo el primero de la península
en correr el circuito FWT. Tras grandes resultados en el
FWQ, pudo subir a la liga reina en el 2013 aunque ese mismo
año perdió la categoría tras una importante lesión en plena
temporada.
No podemos poner una línea de texto de forma independiente,
ni un punto y a parte entre las distintas generaciones
de freeriders porque de alguna manera, todos ellos van entrelazados…
Un ejemplo es el de Suso Folgar que está a caballo
entre estas dos primeras generaciones y que desde bien joven,
se metió a fondo en esta disciplina.
En el ámbito femenino hay que destacar a Laia Castell Arnau,
de la Alta Ribagorça y Adela Vilanova, de la Garrotxa
(Olot). Las dos con grandes resultados en distintas pruebas
internacionales del FWQ durante los últimos años. Laia, en
una espléndida temporada en 2017, se quedó a las puertas de
subir a la categoría reina con un segundo lugar en el Freeride
World Qualifier y ganando dos pruebas de 4 estrellas en esa
temporada.
Alejados del Pirineo pero presentes en la escena, en la zona
centro, los hermanos Pantoja fueron quienes promovieron
el freeride en Madrid y quienes ahora siguen explorando la
sierra de Guadarrama de forma incesable. Son los hombres
presentes y representativos de la meseta.
La evolución del mundo digital ha permitido a las nuevas generaciones,
conocerse a través de fotos, redes sociales, videos
y películas, creando contenido singular y único, además de exponer
su estilo a través de imponentes fotos en medios tradicionales
e impresos. Algunos consiguieron incluso dar el salto
a la gran pantalla y aparecer en los telediarios.
Nuestro freeride en el Pirineo goza de muy buena salud, con
una progresiva evolución, popularizado en la mayoría de valles
y generando aspiración… Todo esto paralelamente al boom del
Skimo, que no deja de ser esquí de montaña, pero con ascenso
a pie y descenso en esquí. Donde un Kilian Jornet ya nos representa
con un descenso por el Trollveggen, la pared rocosa más
alta de Europa. Veremos por dónde evoluciona la tendencia…
En estos años, paradójicamente, las competiciones “más
sociales” han conocido un retroceso. Prácticamente ya no se
dan las bonitas competiciones de freeride populares, que suponían
un punto de encuentro, aunaban a freeriders de todos
los niveles y venidos desde distintos valles y sierras de media
Península. Encuentros que hacían crecer las relaciones y a la
comunidad freerider y donde predominaba el ambiente festivo
más allá de los resultados. Actualmente tan solo encontramos
un par de carreras FWQ y el circuito junior, todas ellas encaradas
al circuito del FWT con un elevado coste económico para
los participantes.