Editorial“ZAPATERO, A TUS ZAPATOS”En nuestro país, las instituciones del Estado“abarcan mucho y aprietan poco”.El Ministerio de Agricultura y Ganadería(MAG) no solo se avoca a lo que su propionombre le indica; también hace aguaspor todas partes, es decir, se dedica a cavarpozos de agua, tarea propia de otras instituciones,como el Servicio Nacional de Saneamiento Ambiental(SENASA) o la ESSAP …Esta es solo una muestra de tantas otras duplicidadesen las funciones de las instituciones públicas.Qué le parecería a usted, amigo lector, si para quele atiendan de dolor de muelas tenga que ir a consultarcon un ingeniero?. Pues eso es lo que pasa en muchasinstituciones del Estado. O… si necesita su certificadode estudios tenga que ir a gestionarlo en el Ministeriode Salud?En el INDERT, desde el punto de vista orgánico, lascosas siguen de mal en peor… Su nombre le quedamuy grande: Instituto Nacional de Desarrollo Rural yde la Tierra…Hasta su denominación es un contrasentido. Nopuede haber “desarrollo rural” si primeramente noadjudica a los ocupantes de las tierras agrícolas susrespectivos títulos de propiedad! Miles de pequeñosproductores siguen esperando sus títulos dominialesdesde hace décadas!Si el INDERT no puede cumplir lo que debería sersu tarea central –la regularización y titulación de lascolonias-, mal puede pretender hacer otras cosas queEL INDERTINACABABLECADENA DEcorrupciónescapan a sus posibilidades, intenciones o capacidades.En los papeles, el INDERT es casi un superministerio.Pero en la práctica no cuenta con los recursospresupuestarios ni los especialistas y funcionarios suficientespara cumplir sus objetivos marcados por unaley relativamente nueva. Eso sin contar con la inacabablecadena de corrupción que lo ubica como unade las instituciones más desprestigiadas del Paraguay.El INDERT no puede dar títulos de propiedad a losmiles de ocupantes de las tierras públicas, pero se empeñaen asumir roles de otras instituciones: malconstruyesobreevaluados sistemas de agua en las colonias;levanta escuelas, distribuye unas pocas bolsitas de semillas,vacuna vacas… Solo falta que haga “minicargas”,compre y venda cabellos, haga chipas, apliqueinyecciones o venda tortas…Claro, todo eso es parte del “desarrollo rural”. Peroel INDERT, como cada institución pública, si en verdadquiere ser útil al país, tiene que enfocarse en lomás básico y perentorio de sus atribuciones: la titulaciónde sus mil colonias.Todo su escaso o mucho presupuesto debe destinarsepara solucionar el acuciante caos jurídico y patrimonialque impide el despegue económico de las decenasde miles de familias campesinas más humildes.Todo lo demás vendrá por añadidura, pues con eltítulo de propiedad, el campesino tiene la posibilidadde formalizarse, solicitar créditos, aumentar su produccióny así salir de la pobreza o la extrema pobreza.La provisión de agua, la apertura y mantenimientode caminos, la habilitación de escuelas ycentros de salud, la asistencia técnica para la producción,el tendido eléctrico, son –o deberían sertareaspropias de cada ministerio. El Indert debefacilitar todo eso a sus beneficiarios mediante unagestión activa y permanente ante las demás institucionesresponsables de cada área.Urge una reingeniería en la administración pública.El dinero de los contribuyentes debe ser utilizadoeficaz y honestamente a favor de los máshumildes.En el caso de INDERT y otras varias entidadespúblicas harían muy bien en hacer caso a aquelconocido refrán: “Zapatero, a tus zapatos”!.6 mega global comunicación • 2020
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