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EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 67 SEPTIEMBRE 2021

Antología de cuentos de autores hispanoamericanos

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L

os moteles de ruta me provocan algo que oscila entre lo fascinante y

lo horrendo.

Mientras manejo, voy atenta, observando a los costados del camino

la aparición de una señal que avise si hay alguno cerca. Seducida

como una mosca por el neón de los carteles de publicidad, me resulta inevitable

aceptar su invitación a desviar el rumbo, recorrer con el auto los doscientos o

trescientos metros que indica la bifurcación, hasta dar con el lugar.

La curiosidad por su estética bizarra se me hizo costumbre y es una

diversión simplona que entretiene mis viajes de trabajo.

El caso es que ya no puedo dejar de hacerlo. Este turismo de bajo

presupuesto se convirtió en hábito. Se volvió excusa para estirar las piernas y

ablandar las manos entumecidas de sostener el volante. También, lo tomo como

escala técnica que aprovecho, entre otras cosas, para hacer pis.

Porque, al principio, solo me detenía en la puerta a sacar fotos. Ahora,

irrumpo en medio de la noche silenciosa y, en ocasiones, de puro jodida pego

timbrazos en el mostrador. Disfruto cuando sobresalto al encargado que, echado en

la oficinita del fondo, disimula el concierto de ronquidos con el televisor o la radio

encendidos a todo volumen.

Aunque el modo en el que me presento, depende de mi humor.

La mayoría de las veces, confieso que entro sigilosa. Suele repetirse esta

escena del encargado frito porque siempre llego de madrugada. Entonces, no aprieto

el llamador. Avanzo en puntas de pie por el pasillo que lleva hasta la conserjería.

Casi todos los moteles se parecen. Incluso, he llegado a apagar la luz para

demostrarme a mi misma qué tanto los conozco. O cierro los ojos y hago el

recorrido a ciegas, guiándome solo por el oído y el olfato. En los corredores hay

perfumes fuertes de desodorante ambiental barato, pero cerca del cuartito donde el

conserje pasa la noche, es habitual que el aire huela distinto. Lo caracteriza un tufo

denso, mezcla de encierro, mal aliento, pizza recalentada, olor a pucho impregnado

en las cortinas.

Al abrir la puerta, es gracioso encontrarlos adoptando caprichosas formas

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