REVISTA PACHAS EDICIÓN 4 - Octubre 2021

El creador de aves
La luna llena está más resplandeciente que nunca, hoy se trabaja hasta el amanecer. Pronunció el extraño adefesio
mitad búho y humano, mientras se dirigía al último cuarto de la torre en la que vivía y se dispuso a completar su tarea:
hacer todas las aves que pudiera antes del amanecer.
En medio de esa habitación iluminada por la madre luna, aquel joven trabajaba en sus dibujos de aves que después
eran traídos a la vida por la luz de aquel ser celeste a quien alababa. No obstante, comenzó a llenarse de sentimientos
de nostalgia y lástima hacia sí mismo por la triste realidad que lo rodeaba: la soledad, el dolor y la marginación que
provocaron los hombres y mujeres de su antiguo hogar.
En el intento de ser igual a los otros cayó en un profundo olvido, se retrajo en sí mismo y se refugió en esa añeja torre al
sur de Chile; en su antiguo hogar todos lo creían un monstruo por su apariencia llena de plumas de búho, pero con
cuerpo y sentimientos de humano. Nadie lo comprendía ni sentía lástima por él, lo aislaron y humillaron hasta que en
él solo quedaron heridas que nunca pudieron cerrar, así sumergido en su depresión encontró una forma de dispersar
tanta pesadumbre a través de la creación de estos lindos animales que le traían compañía antes de que lo
abandonaran.
Dibujarlos me hace sentir tranquilo, la luz de la luna los trae a la vida y esto me produce felicidad, que vuelen me hace
sentir orgulloso de mi creación y su partida me trae pena, pero la satisfacción de haber cumplido con mi cometido.
Aquel ser pintó hasta que no sintió la palma de su mano, pero cuando la luz de la luna era reemplazada por el nuevo
amanecer su aura apacible era interrumpida por un pensamiento oscuro que rondaba en su cabeza.
Todo el dolor que me causaron, algún día será devuelto, de eso me encargo yo. Pensaba en voz alta mientras un grito
desgarrador se escuchó en la lejanía cuando el cielo estaba completamente despierto, así mismo, el joven creador de
aves perdió toda pizca de cordura que le quedaba y por el horrible grito humano que emano de la aldea, su rostro
pacífico se deformó en uno macabro, representado en una sonrisa por el dolor ajeno.
Creían que después de todo lo que me hicieron sufrir iba a quedarme pudriéndome en mis penas mientras ellos
disfrutaban de su vida ¡Ja! que equivocados estaban. - Dijo con sorna aquel joven mientras escuchaba los estruendosos
gritos que le siguieron al primero, dejándole a su morbo deleitarse con la sonoridad del sufrimiento humano causado
por el mismo. Él sabía que ese don que le había dado la madre luna algún día le traería dicha en medio del crudo mundo
en el que tenía que vivir.
Ay, dichosos mis oídos que escuchan todo su sufrimiento, por eso adoro los días de luna llena. Se regocijaba el chico
mientras veía a sus pájaros revolotear cerca de la torre antes de que se dirigieran a la aldea. -Hermosas criaturas que
traen desespero y dolor a los míseros humanos, su única presencia los hace desfallecer, son tan débiles que la muerte
los aterra. Una risa cínica retumbó la torre pensando que esas personas miserables que lo torturaron y dejaron muerto
en vida, estaban conociendo el dolor.
Sofía Pico Acevedo 9°