ENFOQUE DEL CAFE 47
Cancún, Las Vegas, Louisiana,París, aves y mucho más...
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› <strong>DEL</strong> MAR ›<br />
TURISMO<br />
Dice el viejo refrán que “toda espera<br />
tiene su premio” y el de nosotros llegó<br />
con una soberana ñapa: Una maravillosa<br />
ballena jorobada de casi 20 metros de<br />
largo, paseándose con su pequeño ballenato<br />
de 8 o diez metros de longitud.<br />
¡Oh! gloria inmarcesible la que sentíamos<br />
en la lancha y eso que el júbilo<br />
inmortal aún no había llegado, pues en<br />
una pequeña danza de lancha con ballenas,<br />
a veces a 50 metros, otras a 30, a<br />
veces a 20 metros y algunas más osadas<br />
a 10 metros, nos permitía admirar con la<br />
piel erizada, las aletas pectorales y dorsales<br />
de esta gigante con su bebé.<br />
OCURRIÓ LO INESPERADO<br />
Habían transcurrido quizás 15 o 20<br />
minutos de encanto, la verdad es que el<br />
tiempo parecía inmóvil ante tanta belleza<br />
de esta gran dama, cuando en un<br />
intento por ver un poco mejor el espectáculo,<br />
nuestro lanchero hizo un maravilloso<br />
giro colocando uno de los costados<br />
laterales de la lancha de frente a<br />
donde estaba nuestra ballena, a escasos<br />
30 metros aproximadamente.<br />
De repente, esa viva mole comenzó a<br />
rodar a gran velocidad con dirección al<br />
bote, un diminuto bote para tal tamaño<br />
de animal, acercándose a un ritmo inusitado,<br />
cada vez más cerca y sin bajar la<br />
velocidad… Fueron segundos interminables,<br />
llenos de silencio, colmados de<br />
adrenalina, pero carentes de miedo, en<br />
los que alcancé a pensar una suerte similar<br />
a la de Jonás, el personaje bíblico…<br />
Sin embargo, a escasos centímetros<br />
de impactar la lancha, con seguridad era<br />
menos de un metro, mi ballena paró su<br />
marcha, y como un regalo del cielo, con<br />
esa tranquilidad propia de estos sabios<br />
animales, sacó su enorme cabeza llena<br />
de lunares, nos dejó ver su boca cerrada<br />
y con sus grandes ojos laterales observó<br />
detenidamente a los tripulantes del bote,<br />
todos en estado de shock, sorprendidos,<br />
dichosos y agradecidos por ese solemne<br />
saludo, que no era más que un acto de<br />
observación de una madre responsable,<br />
en busca de proteger a su ballenato de<br />
un potencial riesgo.<br />
La nobleza, el respeto y la grandeza<br />
de esta ballena yubarta para con estos<br />
emocionados hombres, que habían<br />
vulnerado sus predios marinos, se vio<br />
magnificado cuando con la sutileza de la<br />
caída de un pluma se sumergió con su<br />
bebé, y por debajo de la lancha, siguió<br />
su tranquila marcha por el Océano Pacífico,<br />
dejando en nuestra alma un majestuoso<br />
recuerdo de este encuentro cercano<br />
con la reina del mar.<br />
Considero que fue una osadía de<br />
nuestra parte haberlo permitido y una<br />
imprudencia de nuestro lanchero haber<br />
propiciado tal encuentro tan demasiado<br />
cercano, pero no hay día de mi vida en el<br />
que no bendiga esta irresponsable decisión,<br />
en la que estuve cara a cara con estas<br />
ballenas que nacen en nuestra patria<br />
y que llevan por los mares del mundo el<br />
sello Made in Colombia.<br />
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