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Revista La Placeta de Lorca - enero 22 - numero 89

Enero nos trae un Planeta. Bueno, no a nosotros, al escritor lorquino Agustín Martínez, pero lo hemos sentido como si nos lo hubiesen entregado a todos por aquello de que es un tocayo y estamos tremendamente orgullosos. Nuestra apertura de enero habla de responsabilidad, la de todos y la de la Administración en el cumplimiento y aplicación de medidas para tratar de paliar los efectos del cambio climático en el municipio. ¿Qué podemos hacer? ¿Qué se ha hecho ya? reflexionamos sobre la vida en el día 1 de enero y compartimos las 'Visiones' de García Cano. Con el Cñub de Patinaje vemos la vida sobre ruedas y en nuestra mirada al pasado nos vamos al circo. ¿Te apuntas?

Enero nos trae un Planeta. Bueno, no a nosotros, al escritor lorquino Agustín Martínez, pero lo hemos sentido como si nos lo hubiesen entregado a todos por aquello de que es un tocayo y estamos tremendamente orgullosos. Nuestra apertura de enero habla de responsabilidad, la de todos y la de la Administración en el cumplimiento y aplicación de medidas para tratar de paliar los efectos del cambio climático en el municipio. ¿Qué podemos hacer? ¿Qué se ha hecho ya? reflexionamos sobre la vida en el día 1 de enero y compartimos las 'Visiones' de García Cano. Con el Cñub de Patinaje vemos la vida sobre ruedas y en nuestra mirada al pasado nos vamos al circo. ¿Te apuntas?

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El día 1 de enero es un comienzo, un “venga, vamos a ello”. En realidad es un día de muchas y variadas sensaciones según el contexto

de cada cual. Así, si eres niño, es un día menos que resta para la llegada de los Reyes Magos; si eres joven, posiblemente sea un día para

el descanso después de haber despedido al viejuno período de los últimos doce meses; si estás en esa edad mediana en la que ni fu ni

fa, te consideras un Peter Pan capaz de no percibir lo que se viene encima o eres un vitalista y todo es maravilloso, entonces es un día

para pasarlo como venga, sin muchas más expectativas. Pero este 1 de enero era diferente a los que entran dentro de la tipología de la

normalidad. No voy a nombrar los motivos de la diferencia porque, la verdad, el hartazgo llega ya hasta el cerco de la luna. Después de

un fin de año y muchos meses, demasiados, de datos sobre enfermedad, ingresos, fallecimientos y demás...este 1 de enero había que

buscar la vida. Había que hacerlo temprano, porque es en esas horas del día en las que lo esencial muestra toda su importancia. No digo

yo que la abrumadora y contagiosa información sobre la pandemia no deba tener su cuota de pantalla, ¿pero tanta? Había que sentir la

vida este 1 de enero, porque de que sintamos la muerte, ya se encargan otros -con más o menos acierto-. Por analfabetismo botánico

puro, desconozco cada especie. Tampoco aspiro a reconocerlas la próxima vez. Es suficiente con que el 1 de enero sirvieran de bálsamo

vital para plantarle cara a lo que venga, disfrutando de lo que consideremos bueno, y gestionando como mejor sepamos lo que consideremos

malo. ¡Ojalá todo lo que acontece fuese solo cuestión de percepción!

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