ESCAPULARIO Marzo 2022

OREMOS CON ARTE
Escapulario del Carmen
Esther del Val
DURERO
Unas manos se unen para elevar una sencilla y humilde oración. En el
hueco que forman sus palmas se esconde la sencillez de una mañana
de invierno, las grietas del duro trabajo de cada día, las preocupaciones y las
dudas, las obligaciones y el descanso, la hogaza de pan repartida en la mesa,
los latidos que surcan las líneas de unas curtidas manos.
Es una plegaria que sabe a tierra labrada, a golpes de fuerza y creencias
antiguas; a dura faena de horas contadas; a fuerte tormenta, a calma pausada;
a vientos de olores a tierra mojada; a cansancio y fatiga, a esfuerzo callado; a
voces de niños en un patio vallado; a pisar con firmeza la marcada vereda; a
silencios de historias al calor de una hoguera.
Unas manos que guardan, que callan, que rezan,
a ese Dios que regala su presencia en la tierra,
a ese Cristo de alcoba, a esa imagen tallada,
a esa Virgen morena que derrama una lágrima,
a esa Fe que rebosa de verdad y esperanza
en los ojos de aquellos que te miran al alma,
en los brazos que acogen tras la dura jornada
que te esperan pacientes, aguardan y callan.
Unas manos que saben, la cabeza inclinada,
sin adornos ni fiestas, sin color ni palabras,
la oración más sencilla a ese Dios de mi casa,
a ese Padre que espera, que vela, que ama.
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