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Una aventura espacial: El vuelo de Mariposa

¡La tierra está en peligro! La basura contamina mares y ríos. El humo de las fábricas y los coches vuelven el aire irrespirable. Los residuos nucleares ocupan más y más espacio y ponen en peligro la existencia de todos los seres vivos… Hasta que llega la hora de decir basta y encontrar una solución al problema. Se decide reunir al grupo de los Treinta Mil, formado por las treinta mil personas más sabias de la Tierra. Después de más de dos años de deliberaciones, llegan a la conclusión de que hay que buscar otro planeta donde la humanidad pueda empezar de nuevo. Con esta esta misión, el sabio profesor Mollete, la capitana Irina, Fula, Karkin, Nari-Nari y el pequeño Ainu despegan hacia el espacio en la nave Mariposa, en un viaje que les permitirá conocer los planetas que componen el sistema solar. Después de muchas peligrosas aventuras, logran volver a la Tierra con un mensaje muy claro para la humanidad.

¡La tierra está en peligro! La basura contamina mares y ríos. El humo de las fábricas y los coches vuelven el aire irrespirable. Los residuos nucleares ocupan más y más espacio y ponen en peligro la existencia de todos los seres vivos…

Hasta que llega la hora de decir basta y encontrar una solución al problema. Se decide reunir al grupo de los Treinta Mil, formado por las treinta mil personas más sabias de la Tierra. Después de más de dos años de deliberaciones, llegan a la conclusión de que hay que buscar otro planeta donde la humanidad pueda empezar de nuevo.

Con esta esta misión, el sabio profesor Mollete, la capitana Irina, Fula, Karkin, Nari-Nari y el pequeño Ainu despegan hacia el espacio en la nave Mariposa, en un viaje que les permitirá conocer los planetas que componen el sistema solar.

Después de muchas peligrosas aventuras, logran volver a la Tierra con un mensaje muy claro para la humanidad.

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<strong>Una</strong> <strong>aventura</strong> <strong>espacial</strong>: <strong>El</strong> <strong>vuelo</strong> <strong>de</strong> <strong>Mariposa</strong><br />

© Jordi Ortiz i Casas, 2016<br />

© Ilustraciones: Quim Bou i Mas, 2016<br />

© Traducción <strong>de</strong>l catalán: Jordi Ortiz i Casas, 2021<br />

© Editorial el Pirata, 2021<br />

C. Ribot i Serra, 162 bis<br />

08208 Saba<strong>de</strong>ll<br />

info@editorialelpirata.com<br />

www.editorialelpirata.com<br />

ISBN: 978-84-17210-17-5<br />

Depósito legal: B 3502-2021<br />

Impreso en la UE<br />

1.ª edición: marzo <strong>de</strong> 2021<br />

Editorial el Pirata apoya la protección <strong>de</strong>l copyright. <strong>El</strong> copyright protege la creación <strong>de</strong> las<br />

obras literarias; por lo tanto, es un elemento importante para estimular la creatividad <strong>de</strong><br />

los artistas y la creación <strong>de</strong> conocimiento.<br />

Les damos las gracias por respaldar a los autores, al haber comprado una edición autorizada<br />

<strong>de</strong> este libro, y por respetar las leyes <strong>de</strong>l copyright al no reproducir, escanear ni<br />

distribuir ninguna parte <strong>de</strong> esta obra por ningún medio sin permiso.


UNA AVENTURA<br />

ESPACIAL<br />

<strong>El</strong> <strong>vuelo</strong> <strong>de</strong> <strong>Mariposa</strong><br />

Jordi Ortiz<br />

Ilustraciones <strong>de</strong> Quim Bou


5


LA TRIPULACIÓN<br />

7<br />

<strong>El</strong> Sol se levantaba <strong>de</strong>spacio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el horizonte.<br />

Hacía una temperatura muy agradable. Había cuatro<br />

nubes blancas en el cielo empujadas por un<br />

viento suave. Todo hacía suponer que aquel día sería<br />

como cualquier otro, pero estaba a punto <strong>de</strong> empezar<br />

la <strong>aventura</strong> más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> toda la historia.<br />

La Tierra estaba en peligro. Eso se sabía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía<br />

mucho tiempo. La basura contaminaba mares y<br />

ríos. <strong>El</strong> humo <strong>de</strong> las fábricas y los coches hacía el<br />

aire irrespirable. Los residuos nucleares ocupaban<br />

más y más espacio y ponían en peligro la vida a su<br />

alre<strong>de</strong>dor. Los bosques y las selvas <strong>de</strong>saparecían. Los<br />

medicamentos eran cada vez menos eficaces. <strong>El</strong> clima<br />

se estaba <strong>de</strong>scontrolando y las catástrofes naturales<br />

aumentaban.


Hasta que llegó el momento <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir basta y buscar<br />

una solución al problema. Treinta mil personas<br />

<strong>de</strong> todo el mundo fueron elegidas para <strong>de</strong>cir a los<br />

gobernantes qué había que hacer. Eran los mejores,<br />

cada uno en su especialidad. Durante dos años,<br />

hablaron entre ellos, se reunieron muchas veces,<br />

discutieron y, finalmente, dieron un consejo. Ante<br />

la Asamblea <strong>de</strong> las Naciones Unidas, la portavoz <strong>de</strong>l<br />

Grupo <strong>de</strong> los Treinta Mil dijo:<br />

–Hemos llegado a la conclusión <strong>de</strong> que hay que<br />

buscar otro planeta don<strong>de</strong> la humanidad pueda comenzar<br />

<strong>de</strong> nuevo.<br />

Los gobernantes <strong>de</strong> todos los países se miraron los<br />

unos a los otros con cara <strong>de</strong> sorpresa y se formó un<br />

buen jaleo. Cuando volvió el silencio, la portavoz<br />

continuó explicando:<br />

–Creemos que tendríamos que <strong>de</strong>stinar todos los<br />

recursos que hagan falta para poner a punto una nave<br />

<strong>espacial</strong> para iniciar, tan pronto como sea posible,<br />

una exploración <strong>de</strong>l espacio.<br />

<strong>El</strong> día había llegado. La nave esperaba fuera, en la<br />

plataforma. Era alargada y plana, con un par <strong>de</strong> alas<br />

cortas <strong>de</strong>trás. La habían colocado <strong>de</strong> pie en la torre<br />

<strong>de</strong> lanzamiento, con un cohete auxiliar pegado a


cada lado. Dentro <strong>de</strong> la base, los seis tripulantes la<br />

miraban por un ventanal.<br />

Estaba el profesor Mollete, un sabio muy <strong>de</strong>spistado,<br />

casi calvo, que no podía ir a ninguna parte<br />

sin unas gafas pequeñas que le resbalaban siempre<br />

hasta la punta <strong>de</strong> la nariz. Era bajito y regor<strong>de</strong>te.<br />

No parecía para nada un astronauta, pero <strong>de</strong>cían que<br />

nadie sabía tanto como él sobre estrellas, planetas<br />

y cualquier otra cosa que pudieran encontrar allí<br />

afuera.<br />

La piloto <strong>de</strong> la nave sería la capitana Irina. Antes<br />

había pilotado toda clase <strong>de</strong> aviones. A<strong>de</strong>más, era<br />

médica. La capitana era una mujer alta y <strong>de</strong>lgada.<br />

Llevaba el pelo rubio, recogido en un moño en la<br />

nuca. Estaba acostumbrada a obe<strong>de</strong>cer ór<strong>de</strong>nes, pero<br />

también a mandar. Tenía fama <strong>de</strong> no sonreír nunca.<br />

Por lo que respecta a los otros cuatro tripulantes...<br />

Bueno, todo el mundo se había extrañado mucho<br />

cuando la portavoz <strong>de</strong>l Grupo <strong>de</strong> los Treinta Mil<br />

había anunciado:<br />

–Es muy evi<strong>de</strong>nte que esta gran <strong>aventura</strong> <strong>de</strong> la<br />

humanidad no podrá llevarse a cabo en cuatro días.<br />

Los que se marcharán a colonizar otros planetas serán<br />

nuestros hijos, o quizá los hijos <strong>de</strong> nuestros hijos.<br />

Por eso creemos conveniente que cuatro <strong>de</strong> los astronautas<br />

sean niños.<br />

En las Naciones Unidas se había formado otro alboroto.<br />

La portavoz gritó más fuerte para hacerse oír:<br />

9


–Es justo que puedan dar su opinión, ya que serán<br />

ellos quienes tendrán que ocuparse <strong>de</strong> este asunto<br />

en los próximos años.<br />

Y fue <strong>de</strong> esta manera como se buscaron jóvenes<br />

astronautas por todo el mundo. Los cuatro elegidos<br />

se habían conocido en la base unos pocos días atrás,<br />

y ahora ya estaban preparados para salir al espacio.<br />

Fula tenía catorce años. Era la mayor <strong>de</strong>l grupo y,<br />

por eso mismo, la tercera en el mando, tras el profesor<br />

Mollete y la capitana Irina. Fula era una chica<br />

alta, <strong>de</strong> piel negra y cabellos rizados que peinaba con<br />

trenzas larguísimas <strong>de</strong>coradas con lazos <strong>de</strong> colorines.<br />

Era muy alegre, pero le dieron un disgusto terrible<br />

cuando le dijeron que tenía que cortarse los cabellos<br />

porque no cabían <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l casco. Continuó con las<br />

trenzas, pero cortas, hasta la nuca.<br />

Karkin tenía doce años en el momento <strong>de</strong> comenzar<br />

el viaje. Era alto para su edad, más o menos<br />

como Fula. No podría <strong>de</strong>cirse que fuera antipático,<br />

pero no le gustaba mucho hablar. Parecía casi tan<br />

serio como la capitana Irina. Se rumoreaba que había<br />

pieles rojas entre sus antepasados.<br />

Nari-Nari acababa <strong>de</strong> cumplir diez años. Era una<br />

niña traviesa y no había manera <strong>de</strong> que se estuviera<br />

quieta. Enseguida se pusieron todos <strong>de</strong> acuerdo en<br />

llamarla solo Nari. Venía <strong>de</strong> una isla perdida en<br />

medio <strong>de</strong>l océano Pacífico don<strong>de</strong> solo vivían cuatro<br />

gatos en casas hechas <strong>de</strong> cañas y ramas <strong>de</strong> árboles.<br />

11


Le encantaban los colgantes, los collares, los pendientes,<br />

las pulseras y los adornos en general. Pero<br />

no le permitieron llevar ninguno <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la nave.<br />

Y el más pequeño era Ainu, un niño muy educado<br />

<strong>de</strong> ojos almendrados, que era siempre el más aplicado<br />

a la hora <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r. Nari lo llamaba Hormiga.<br />

Él no protestaba, sino que sonreía. Ainu no se enfadaba<br />

nunca.<br />

Faltaban poco más <strong>de</strong> cuatro horas para el lanzamiento.<br />

Los seis tripulantes continuaban en la sala<br />

<strong>de</strong> embarque, <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s ventanales. Les habían<br />

llevado comida. Nari había terminado la primera<br />

y había pedido permiso para levantarse <strong>de</strong> la mesa<br />

y pasear. La capitana Irina, que también haría <strong>de</strong><br />

maestra durante el viaje, se lo había dado.<br />

La niña contemplaba la enorme nave mientras<br />

daba saltitos con las manos enlazadas en la espalda.<br />

De pronto, se volvió hacia los otros y preguntó:<br />

–¿Cómo se llama la nave?<br />

<strong>El</strong> profesor Mollete <strong>de</strong>tuvo la cuchara a medio<br />

camino <strong>de</strong> la boca y la miró por encima <strong>de</strong> las gafas.<br />

–Uy... No se llama <strong>de</strong> ninguna manera.<br />

–¿Cómo que no? –preguntó Nari.<br />

Fula paró <strong>de</strong> comer y dijo:


–Me parece que <strong>de</strong>bería tener un nombre. ¿Qué<br />

opinas, Karkin?<br />

<strong>El</strong> muchacho se encogió <strong>de</strong> hombros mientras<br />

daba un mordisco a un pedazo <strong>de</strong> carne y murmuró:<br />

–A lo mejor sí.<br />

–¿Y tú, Ainu?<br />

<strong>El</strong> pequeño se limpió rápidamente los labios con<br />

la servilleta y estuvo <strong>de</strong> acuerdo con los <strong>de</strong>más.<br />

–No po<strong>de</strong>mos marcharnos con una nave que no<br />

tenga nombre.<br />

Nari sonrió satisfecha. Tenía que estar en todo.<br />

Parecía mentira la cantidad <strong>de</strong> cosas importantes<br />

en las que los adultos no caían.<br />

<strong>El</strong> profesor Mollete retiró la silla <strong>de</strong> la mesa y se<br />

quedó pensativo. Miró a la capitana Irina esperando<br />

su ayuda. <strong>El</strong>la no dijo nada. <strong>El</strong> profesor pensó que,<br />

a ella, el problema le importaba un comino.<br />

Fue otra vez Nari quien rompió el silencio.<br />

–Más vale que solucionemos esto rápido, porque<br />

yo no voy a ninguna parte si no tenemos una nave<br />

en condiciones. Y si no tiene nombre, no está en<br />

condiciones.<br />

–¿Quién tiene alguna i<strong>de</strong>a? –preguntó Fula.<br />

Nari saltó:<br />

–¡<strong>Mariposa</strong>!<br />

–¿<strong>Mariposa</strong>? –dudó Karkin–. Qué nombre más<br />

absurdo. No parece una mariposa ni por casualidad.<br />

–Pero es bonita y vuela –replicó Nari.<br />

13


Fula miró a Ainu, que no se atrevía a hablar si no<br />

lo invitaban a hacerlo.<br />

–¿Qué te parece?<br />

–Me gusta –dijo el pequeño.<br />

–¡Muy bien! –exclamó Nari–. <strong>El</strong> Hormiga y yo<br />

votamos por <strong>Mariposa</strong>. Karkin vota por llevar la<br />

contraria. ¿Y tú, Fula?<br />

–<strong>Mariposa</strong> está bien. ¿Qué le parece, capitana?<br />

–A mí me da igual. Se llame como se llame, mi<br />

misión es pilotarla. Pero ya que la mayoría <strong>de</strong> la tripulación<br />

hace esta propuesta... Usted tiene la última<br />

palabra, profesor Mollete.<br />

<strong>El</strong> sabio reflexionó un rato. Se rascó el cogote,<br />

don<strong>de</strong> le crecían unos cuantos cabellos grises, largos<br />

y mal peinados. Al final, tomó una <strong>de</strong>cisión.<br />

Salió <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong> embarque para dar instrucciones<br />

y volvió a entrar. Al cabo <strong>de</strong> pocos minutos, un par<br />

<strong>de</strong> operarios se elevaban con una grúa para pintar el<br />

nombre <strong>de</strong> la nave en el buque. Se acercaron todos al<br />

ventanal para no per<strong>de</strong>r <strong>de</strong>talle. Nari dio la alerta.<br />

–Pero ¿qué escriben?<br />

–Lepidóptero. Es el nombre científico <strong>de</strong> las mariposas<br />

–explicó el profesor Mollete–. Es un nombre<br />

mucho más apropiado.<br />

Los cuatro niños se miraron y se apartaron para<br />

po<strong>de</strong>r hablar en privado. Lepidóptero era un nombre<br />

horroroso; hasta Karkin estuvo <strong>de</strong> acuerdo. Para ellos<br />

sería <strong>Mariposa</strong> y no había más que hablar.

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