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Andrés Barboza - Tarea 1 - Mitología romana

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Andrés Barboza J. FL- 1049

A00500

Mitología romana

Tarea 1

Característica de la religión etrusca (qué los hace distintos de sus vecinos en el

Mediterráneo)

A pesar de que las ciudades etruscas contaban con una cierta autonomía, la religión fue un

elemento de unión entre los etruscos 1 (Mora Iglesias, 2022). Las ciudades etruscas

formaban una federación (dodecápolis), de carácter más religioso que político, que se

congregaba anualmente en un santuario común, el Fanum Voltumnae, cerca del lago de

Bolsena (Roldán, 1999, p. 37).

La religión etrusca, a diferencia de otras religiones indoeuropeas occidentales, era una

religión revelada (Hus, 1996, p. 214). Los etruscos creían que una divinidad, llamada

Tages, les había revelado su religión y sus prácticas religiosas (Mora Iglesias, 2022). Según

lo refiere Cicerón, Tages surgió de la tierra cuando un agricultor abrió un surco más

profundo que los demás (Hus, 1996 p. 215). En poco tiempo, toda Etruria se había reunido

alrededor de este dios (que tenía aspecto de niño y sabiduría de anciano), para aprender y

dejar por escrito sus palabras, en relación con la enseñanza de la aruspicina (idem). Otra

parte de la revelación fue dada por la ninfa Vegoé, especialmente sobre los preceptos que

rigen la interpretación de los relámpagos y los ritos de demarcación de los campos y

territorios (idem).

Otra diferencia con respecto a los griegos y romanos es que la religión etrusca era una

religión de Libro (idem). Sin embargo, durante mucho tiempo no poseyó más que textos

fragmentarios y el dogma se transmitió oralmente de generación en generación (idem). De

1 Además de los lazos religiosos, los etruscos también se encontraban unidos por aspectos sociales y

culturales (Mora Iglesias, 2022).


lo que no cabe duda es que en el siglo I a.C. ya estaba completamente escrita, siendo los

libros sólo una anotación del conjunto de la doctrina (ibidem, p. 216).

Por otra parte, la religión etrusca antes que nada era una religión de rito (idem). Se puede

entender como una tentativa de conocer la voluntad de los dioses (mas no su naturaleza) y

como un conjunto de preceptos destinados a satisfacer la voluntad divina y hacerla propicia

(idem). Ahora bien, pareciera que el cumplimiento o violación de las leyes divinas y las

reparaciones realizadas por medio de los ritos eran de carácter principalmente formal,

ajenos a un auténtico valor ético (Pallottino, 1963, p. 221).

Características del panteón etrusco

Debido a las dificultades con las fuentes de las que disponemos (las cuales son romanas y

tardías) y a las marcadas influencias extranjeras en la religión etrusca, resulta difícil

conocer a profundidad y sistematizar el panteón etrusco (Hus, 1996, p. 221). Sin embargo,

dicho panteón no nos es del todo desconocido. En términos generales, se puede afirmar que

los dioses 2 etruscos eran muy numerosos y diversos (Walker, 1999, p. 112). Además, aparte

de los dioses, había una gran cantidad de genios (las lasas, los aminth, entre otros) y de

demonios (como Charun, Vanth, Culsu y Tuchulca) (ibidem, p. 116).

También sabemos que el papel de los seres intermediarios (lares, penates, genios, etc.) era

más elaborado que en los panteones griego y romano (Hus, 1996, p. 222). Dentro de estos

intermediarios podían incluso encontrarse hombres que habían sido divinizados después de

su muerte y de esta forma habían ingresado en el vasto panteón etrusco (idem).

2 Un notable rasgo original del panteón etrusco es que, inicialmente, los dioses iban de par en par (femenino

– masculino), velando uno cuando el otro dormía (Hus, 1996, p. 220).


Principales divinidades y sus funciones

El panteón etrusco estaba presidido por una triada compuesta por Tinia, Uni y Mernva

(homologados en una época tardía a Júpiter, Juno y Minerva; respectivamente) (Roldán,

1999, p. 41). Fuera de los dioses de la triada, el más importante era Vertumno, originario de

Volsinia y quizás un sustituto local de Tinia (Hus, 1996 p. 220). Este dios de la vegetación

era joven, imberbe, vigoroso y multiforme; su naturaleza se acomodaba a todas las

apariencias (idem). A continuación se resumen las principales divinidades y sus funciones y

características.

Divinidad

Aita

Aplu

Calu

Fufluns

Hercle

Laran

Maris

Mernva

Nethuns

Phersipnai

Sethlans

Tinia

Funciones y características

Dios del inframundo. Se le representa llevando sobre su cabeza una

piel de lobo. Asimilado al Hades griego.

Dios arquero íntimamente relacionado con la muerte. Casi no se

conoce más que como el equivalente de Apolo.

Antiguo dios de la muerte.

Dios de las viñas, venerado en Populonia. Se identifica con el

Dionisos griego.

Equivalente a Heracles. Protector de las fuentes.

Dios guerrero. Equivalente al Ares griego o al Marte romano.

Dios guerrero y agrícola. Hijo de Laran y Turan. Parece corresponder

en parte a Eros.

Diosa del rayo y señora de las ciudades amuralladas. Identificada con

la Atenea griega o la Minerva romana.

Dios de las fuentes y la navegación. Acabó asimilándose al Poseidón

griego o al Neptuno romano.

Diosa del inframundo. Asimilada a la Perséfone griega.

Dios del fuego y de la forja subterránea. Venerado sobre todo en

Perusa. Asimilado al Hefestos griego y al Vulcano romano.

Suprema divinidad del panteón etrusco. Dios de los rayos. Equivalente

al Zeus griego o al Júpiter romano.


Turan

Protectora de la mujer y del amor. Similar a la Afrodita griega o la

Venus romana. Al principio fue un avatar de la gran Diosa-Madre

(señora de la vegetación, de los animales, de la vida y de la muerte).

Turms

En su origen era un genio funerario encargado de conducir las almas

de los difuntos al más allá. Posteriormente se identifica con Hermes y

se le anexan los atributos de este último. Venerado en Arezzo.

Uni

Esposa de Tinia. Protectora del matrimonio y de las ciudades de

Cortona, Perugia y Veyes. Asimilada a la Hera griega y a la Juno

romana.

Vertumno Dios de la vegetación. Protector de los frutos granados. Llamado por

(probablemente Varrón Deus Etruriae princeps. Originario de Volsinia;

Voltumna) probablemente un sustituto local de Tinia.

Fuentes: Walker, 1999; pp. 113-115; Hus, 1996; pp. 220-221.

Dioses y demonios del mundo subterráneo

Es probable que originalmente el mundo de los muertos estuviera regido por la Gran-Diosa,

quizás como Turan; pero poco a poco el mundo subterráneo etrusco se estructura y su

concepción se fija definitivamente hacia el siglo III a.C. (Hus, 1996 p. 227). Existió

también una antigua divinidad del mundo de los muertos llamada Calu; a quien se le debían

ofrecer víctimas perfectas y se le representaba con los despojos de un cánido (Mora

Iglesias, 2022).

Posteriormente Aita (asociado a Hades) y Phersipnai (asociada a Perséfone) llegaron a ser

considerados los señores del inframundo (Hus, 1996, p. 227). Aita solía vestir una piel de

lobo y portar un cetro con una serpiente enrollada y, a partir del siglo III a.C., se le

representaba barbado (Mora Iglesias, 2022). Por su parte, Phersipnai se representaba

montada en un carro tirado por grifos y con la cabeza adornada de serpientes (Walker,

1999, p. 114).


Aita solía estar acompañado por Vanth y Charun (idem). Vanth era un demonio femenino

de la muerte; tenía el rostro pálido, portaba serpientes en los brazos o en el cabello y

llevaba en sus manos el Libro del Destino y una antorcha (Mora Iglesias, 2022; Hus, 1996,

p. 227). Este demonio femenino asistía a los moribundos o los acogía en los Infiernos (Hus,

1996, p. 227).

Por otro lado, Charun tenía en una mano un martillo (ya sea para asestar el golpe definitivo

al difunto o para hincar el clavo que contabilizaría la duración de la vida) y en la otra mano

serpientes (Mora Iglesias, 2022). Tenía nariz ganchuda, alas, barba hirsuta, cabellos

revueltos, orejas de asno, desmesurada boca y piel verdosa o azulada (idem).

Uno de los demonios más llamativos del mundo subterráneo era Tuchulca. Tenía pico de

ave de rapiña, ojos rojos, cabello con serpientes, orejas de asno, alas, pezuñas y garras

(idem). Su papel no es claro para nosotros, pero una posibilidad es que represente los

tormentos infernales (Hus, 1996, p. 228). Además de los ya mencionados existían muchos

otros dioses y demonios del inframundo, como Athrpa (una de las Parcas), Leinth (de

semblante velado y sexo incierto) Culsu y Culsans (titulares de las puertas) y Vetisl (señor

de la noche); por mencionar algunos (Hus, 1996, p. 227; Mora Iglesias, 2022).

Creencias acerca del más allá

Los etruscos sí creían en la vida después de la muerte (Mora Iglesias, 2022). Su interés

acerca del más allá se hace patente en las tumbas 3 y en los testimonios que nos

proporcionan el arte y la artesanía etruscas (Hus, 1996, pp. 223-224).

Inicialmente, los etruscos veían la muerte como un retorno a la tierra fecunda, perdiendo así

su personalidad (Walker, 1999, p. 124). Luego, en la fase orientalizante, conforme las

tumbas se fueron haciendo monumentales, creían que los muertos no perdían su identidad,

sino que su alma habitaba en la sepultura junto con sus antepasados (idem). A raíz de este

3 Casi todas las cosas que conservamos de los etruscos fueron para uso funerario (Hus, 1996, p. 224).


proceso, las tumbas tomaron la apariencia de las casas, equipadas con utensilios de la vida

diaria; lo cual refuerza la idea de que el difunto habitaría en la tumba y que allí se reuniría

con sus ancestros (Walker, 1999, p. 124; Mora Iglesias, 2022).

Posteriormente, la helenización (a partir del siglo VI a.C.) debió provocar un cambio en las

creencias sobre el más allá; particularmente con la adopción de la concepción homérica del

Hades (Walker, 1996, p. 125). Esta reconfiguración del inframundo etrusco se dio

aproximadamente al mismo tiempo que se adoptó la idea de un viaje de las almas luego de

la muerte. En unas placas pintadas, encontradas en Cerveteri, que datan de mediados del

siglo VI a.C., se representa a una joven muerta que es llevada por un genio al otro mundo

(Hus, 1996, p. 225).

Finalmente, resulta importante destacar que entre los libros rituales (que a su vez eran parte

del conjunto de libros sagrados) se hallaban los llamados aquerónticos, los cuales contenían

todo lo que había que saber para llegar al más allá (ibidem, p. 216).

Las formas exteriores de la religión: Sacerdotes, rituales y ceremonias

Los sacerdotes 4 etruscos solían pertenecer a las familias más nobles y su cargo se transmitía

hereditariamente (Hus, 1996 p. 235). Llegaron a tener una gran importancia entre los

etruscos, dado que no se podía realizar ningún acto importante sin haber consultado los

presagios (idem).

Los arúspices buscaban signos en los animales de sacrificio (exta), en los rayos (fulgura) y

en los prodigios (prodigia) (Mora Iglesias, 2022). Los prodigios eran de diversa índole:

terremotos, inundaciones, pestes, animales con malformaciones, etc. (idem). Por medio de

sus interpretaciones, los arúspices determinaban cuál dios era el responsable, por qué se

envió el signo y cómo podía expiarse (idem). Para llevar a cabo un exta, el arúspice tomaba

el hígado del animal con su mano izquierda y lo leía en la dirección de las manecillas de un

4 Los sacerdotes eran presididos por un pontífice supremo (Hus, 1996, p. 235).


reloj; al mismo tiempo, colocaba su pie derecho en el suelo y el izquierdo en una piedra

(idem). Por otra parte, el fulgurator descifraba en cuál de las dieciséis partes del cielo había

aparecido el rayo y cuál parte de la tierra había caído: la parte izquierda del cielo era

nefasta y la derecha favorable (idem).

Los ritos, las ceremonias y las fórmulas ocupaban un lugar preponderante entre los etruscos

(Hus, 1996, p. 217). Por esa razón, se nos presenta como un conjunto de imperativos y

prácticas de carácter propiciatorio, reparatorio o de preservación (idem). No obstante, es

importante hacer énfasis en que estas obligaciones religiosas nunca llegaron a tener el

carácter puramente jurídico que alcanzaron en la religión romana (idem).

Por otra parte, los etruscos también hacían sacrificios para conocer la voluntad divina o

para dar nuevo vigor a alguien (el sacrificio animal podía rescatar la vida del hombre

amenazado por el Destino) (ibidem, p. 237).

En relación con lo funerario, se daban tanto la cremación como la inhumación; sin

embargo, la cremación estaba reservada para individuos de mayor rango (Mora Iglesias,

2022). También llevaban a cabo juegos y danzas en las ceremonias funerarias (Hus, 1996

pp. 237-238). A través de la danza ritual de los guerreros se ahuyentaban a los malos

espíritus haciendo ruido con las armas (idem).

Influencia de la religión griega

Los etruscos no tuvieron una sociedad hermética ni cerrada (Mora Iglesias, 2022); lo cual

propició la influencia de extranjeros, en particular de los griegos. Los dominios de la

religión etrusca en los que las influencias extranjeras se mezclaron más inextricablemente

con las creencias originales fueron la teología y la mitología (Hus, 1996, p. 218).

Una de las consecuencias más notables de este influjo helénico sobre la religión etrusca fue

la antropomorfización de los dioses o, dicho de otro modo, la configuración formal de las


figuras divinas según el antropomorfismo de las divinidades griegas (Pallottino, 1963, p.

212). No obstante, la influencia griega pudo haber ido más allá, al punto de favorecer el

proceso de individuación, personificación y humanización de los dioses etruscos (ibidem, p.

211). Esto también pudo haber contribuido a otros procesos como: la caracterización de

ciertos aspectos de los dioses mayores, la elevación de héroes y espíritus locales a

divinidades nacionales o la aglomeración de grupos de seres divinos con características

análogas (idem).

También debido a esta influencia, a partir del siglo VI a.C. aparecen templos monumentales

etruscos (Mora Iglesias, 2022). Además, la escultura etrusca seguía concepciones griegas,

sobre todo en relación con los dioses olímpicos (idem).

El legado etrusco religioso en Roma

Los etruscos ejercieron una gran influencia sobre Roma, en particular en materia religiosa.

Entre todo lo que los etruscos heredaron a los romanos, lo religioso fue el elemento

recibido por Roma con menos reservas y el que resistió mejor la oleada de influjos

culturales helénicos (Pallottino, 1963, p. 206).

En virtud de esta influencia etrusca, los romanos practicaban muy a menudo los ostentaria

(observación e interpretación de los prodigios); lo cual se evidencia en numerosos relatos

en los que se mencionan lluvias de sangre, sudores de estatuas o voces misteriosas (Hus,

1996 p. 232).

Debido a la importancia y al elevado posicionamiento social que tenían los arúspices

etruscos, estos llegaron a sostener constantes relaciones con la nobleza romana, con el

Senado y hasta con el propio emperador (ibidem, pp. 235-236). Aun después de la

decadencia de Etruria, algunos arúspices llegaron a formar parte del séquito de generales y

emperadores y, de esta forma, siguieron teniendo influencia sobre las instituciones romanas

(Walker, 1999, p. 119).


Roma siguió tomando muy en cuenta a los etruscos en cuestiones religiosas (Mora Iglesias,

2022). Por ejemplo, el conocimiento de las normas etruscas para fundar una ciudad era

fundamental para los romanos (Walker, 1996 p. 119). Además, los etruscos dejaron una

huella profunda sobre la propia religión romana; verbigracia: los genius romanos que

acompañan a individuos de los cuáles son réplica corresponden muy probablemente a una

concepción etrusca (Pallottino, 1963, p. 210).

Disciplina etrusca (Qué es, cómo se divide, qué se trata de obtener de ella)

Los latinos llamaron disciplina etrusca 5 al conjunto de conocimientos y prácticas orientadas

a interpretar la voluntad de los dioses y a determinar los medios para satisfacerla (Hus,

1996, pp. 230-231). También puede ser vista como el complejo de normas que regulan las

relaciones entre los dioses y los seres humanos (Pallottino, 1963, p. 216). Regulaban

minuciosamente los rituales de los sacrificios y las ceremonias asociadas al culto de los

dioses y con la vida de ultratumba (Walker, 1999, p. 117). Por otro lado, uno de sus

aspectos más importantes es la preocupación obsesiva por desvelar el futuro y por

prevenirse en caso de que este futuro fuera desfavorable (Roldán, 1999, p. 40).

Se dividía en dos grupos: 1) acerca del arte de la adivinación y 2) acerca de los rituales que

dictasen los preceptos que se debían observar (Hus, 1996, p. 231). La adivinación se

sostenía sobre la afirmación de una simpatía entre macrocosmos y microcosmos: todo

acontecimiento en el mundo terrestre era la manifestación de otro acontecimiento, o

voluntad, en el mundo celeste (idem).

En el caso de la adivinación mediante los rayos, se determinaba qué dios lo había arrojado

(según el lugar en que se dio el rayo) y su significado (con base en la hora, las

circunstancias, el objeto fulminado, entre otros factores); una vez determinado el

significado de la señal, había que proceder con la ejecución de los ritos requeridos (idem).

5 Esta doctrina escrita, que los etruscos creían que les había sido revelada, hoy se encuentra perdida (Mora

Iglesias, 2022).


Otro modo de adivinación muy utilizado era la aruspicina, o examen del hígado de las

víctimas (ibidem, pp. 231-232). Cada región del hígado del animal correspondía a una

divinidad, por lo que la ubicación de las anomalías indicaba el dios del que procedía la

señal; una vez interpretada dicha señal se procedía a ejecutar los actos prescritos (ibidem,

pp. Hus, p. 232). Una última parte de la ciencia adivinatoria era los ostentaria: observación

e interpretación de los prodigios (por ejemplo, malformaciones en los animales); que se

basaba en el creencia de que toda anomalía en el orden universal constituía una

manifestación de la voluntad divina (idem).

Referencias

Hus, A. (1996). Los etruscos. Madrid: Fondo de Cultura Económica.

Mora Iglesias, E. (2022). Conferencia sobre los etruscos, para el curso Mitología Romana.

Pallottino, M. (1963). Etruscología. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires.

Roldán Hervás, J. M. (1999). Historia de Roma. Madrid: Cátedra.

Walker, J. M. (1999). Los etruscos. Madrid: Edimat.

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