Presentación en vivo

La voz de las Hermanas
MI VOCACIÓN ES UN REGALO DE DIOS
Cordial saludo para todos los lectores. Agradezco
de corazón al Señor haberme permitido
experimentar y vivir su llamado a lo largo de toda
mi vida; 50 años de fidelidad en el servicio de
caridad al Dios que me ama, en Iglesia y en mi
Congregación de Hermanas Dominicas de la
Presentación de la Santísima Virgen María.
Siguiendo las huellas de Marie Poussepin, en la
misión donde he sido enviada.
Hacer memoria es vivir y revivir, actualizar y recrear, es la capacidad de
engendrar vida desde el Proyecto de Dios. Es bueno aprender a leer los
acontecimientos, ninguno está suelto, hacen que seamos; lo que somos,
delante de Dios y de los hermanos. Mi vocación ha sido una gran oportunidad
para vivir más cerca el encuentro con Jesús reconociendo su Rostro cara a
cara; en las Comunidades donde he vivido, apreciando su ayuda y
configurándome cada vez más con Cristo y con su Iglesia. Nací Bogotá, en un
hogar católico, donde nos inculcaron a 16 hermanos, buenos principios,
religiosos, morales y éticos. A la edad de siete años, sentí que Dios me
llamaba a seguirle; porque mi madre me invitaba todos los días a las cinco de
la mañana a participar de la Eucaristía con el fin de acompañarla. No me
arrepiento de haberla acompañado. Prestaba mucha atención al Padre en la
homilía; así me fui enamorando de la presencia viva de Jesús Eucaristía; para
mí; Él es centro de mi vida y la felicidad que experimento cuando participo en
la Misa especialmente en el momento de la Consagración. Esto se lo debo a
mi mamá porque Dios se vale de instrumentos o personas para seguirlo.
Realicé mis estudios en Colegios de las Hermanas Dominicas de la
Presentación en Bogotá. Me gradúe con las Hermanas Franciscanas en el
Colegio Bifie de Cartagena. Ya que deseaba, ser religiosa y servir como
maestra en la misión.