Presentación en vivo

La voz de las Hermanas
En la época en la cual vivimos, la postmodernidad, todos
tenemos una tarea por realizar. He tenido, por don de
Dios, la posibilidad de llegar hasta los comienzos del
siglo XXI y valorar los adelantos de todas las ciencias, la
técnica, la informática… hoy hablamos del progreso de
la humanidad… Al mismo tiempo, he podido palpar de
cerca la miseria humana de la 2ª y los inicios de lo que
podría llamar la 3ª guerra mundial. Realidad humana
donde se entrecruza el bien el mal, la justicia y la
injusticia, la paz y la violencia.
Tejido humano que vamos entrelazando entre penas y alegría, triunfos y
fracasos, gozos y desesperación, esperanza y angustia. Es esto lo que
recogemos en estos inicios del siglo XXI. Como bautizada en la Iglesia
Católica, trato de mirar más allá y encuentro en mi Consagración como Hna.
de la Caridad Dominica de la Presentación una herencia inagotable de
piedad, sencillez y trabajo; una marca indeleble en lo más profundo de mi
misma que me dice que “soy hechura de Dios”. Es esto lo que quiero
compartir con todas las personas que integran la comunidad educativa del
Colegio de la Presentación Envigado. Ser hechura de Dios, al igual que todas
las personas que me rodean, es una invitación inquebrantable a buscar en las
otras personas todos aquellos rasgos que nos acercan, identifican y
permiten creer un mundo mejor que aquel que nos dejaron nuestros
mayores. Es una invitación a seguir siempre adelante, ofreciendo en el
servicio a los otros todos aquellos valores, dones de Dios, que nos permiten
mirar el mundo en el cual vivimos con ojos de misericordia y escuchar sus
gemidos con un corazón misericordioso y un actuar decidido en bien de
todos. Esta es mi deseo más profundo, lo expreso con las palabras del
Evangelio de San Juan: “Dice Cristo, Padre que todos sean uno como Tú y Yo
somos uno” cfr. Juan 18, 20 al 26.