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Fragentos de la vida de una
familia de 13
Por: Luis Fernando Londoño
Revista 100% Joven
En el Oriente del departamento de Antioquia
en el municipio de Abejorral en la parte alta de
la vereda Naranjal vivía la familia Londoño
Berrio, conformada por don Antonio, doña
Virginia y sus 11 hijos, Olga, Manuel, Elvia, Gilma,
Edilma, Aura, Guillermo, Jairo, Luz, Julio y
Rocío; una familia tradicional antioqueña, doña
Virginia era ama de casa, dedicada a sus hijos, a
su esposo y a las labores del hogar y don Antonio
por su parte trabajaba en el campo a veces
jornaleando en otras fincas, recogiendo café,
caña y otras veces por su cuenta, en el manejo
de animales y cultivando maíz, frijol, papá,
entre otras verduras y hortalizas, quema
carbón, todo esto le daba el sustento para su
familia desde el consumo y la venta de estos
productos; en estas labores lo acompañaban
sus hijos para aprender de él.
Nos cuenta Guillermo, el séptimo hijo de don
Antonio y doña Virginia, que, aunque era muy
pequeño se acuerda que era una vida tranquila
en la que disfrutaba de la naturaleza y en la cotidianidad
"en las labores diarias que hay que
hacer en el campo". Pero también nos cuenta
que la desvalorización del trabajo del campesino
comenzó a generar dificultades económicas en
su familia, lo que obliga a don Antonio, cómo
cabeza del hogar, a decidir buscar nuevas oportunidades
para su familia y así se contacta con
unos familiares, Rubén Orozco y Akela Berrio,
quiénes ya vivían en la ciudad de Medellín, en el
sector noroccidental, ellos le ayudan a conseguir
un lote en el que ya había una sola habitación
construida; que hoy se ubica en la esquina de la
calle 78B con carrera 92A.
Inicialmente se van viniendo para Medellín los
hijos mayores, para 1970 se instalan de forma
permanente en Aures 1, pero Guillermo teniendo
13 años aproximadamente, juntó con uno de sus
hermanos, Manuel, se quedan a cargo de la propiedad
en Abejorral mientras se vende; ellos
para sobrevivir continúan haciendo algunas de
las labores qué aprendieron de su papá, jornaleando,
trabajando la tierra y quemando carbón
para vender, pero también desde Medellín don
Antonio les enviaba dinero.
Una vez instalados en Aures doña Virginia conti-