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El TIEMPO
Luna, espejo del tiempo
Mar, espejo del tiempo
Día, espejo del tiempo
Ya no es mágico el mundo. Te han dejado. Ya no
compartirás la clara lunani los lentos jardines.
Ya no hay unaluna que no sea espejo del
pasado, cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienesque
acercaba el amor.
Hoy sólo tienesla fiel memoria y los desiertos
días. Nadie pierde (repites vanamente)sino lo
que no tiene y no ha tenido nunca, pero no
basta ser valiente para aprender el arte del
olvido. Un símbolo, una rosa, te desgarra y te
puede matar una guitarra. Ya no seré feliz. Tal
vez no importa. Hay tantas otras cosas en el
mundo; un instante cualquiera es más
profundo y diverso que el mar. La vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una oscura
maravilla nos acecha, la muerte, ese otro mar,
esa otra flecha que nos libra del sol y de la luna
y del amor. La dicha que me diste y me quitaste
debe ser borrada; lo que era todo tiene que ser
nada. Sólo que me queda el goce de estar
triste, esa vana costumbre que me inclina al
Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.
Lo supieron los arduos alumnos de
Pitágoras: los astros y los hombres vuelven
cíclicamente; los átomos fatales repetirán la
urgente Afrodita de oro, los tebanos, las
ágoras.
En edades futuras oprimirá el centauro con el
casco solípedo el pecho del lapita; cuando
Roma sea polvo, gemirá en la infinita noche de
su palacio fétido el minotauro.
Volverá toda noche de insomnio: minuciosa. La
mano que esto escribe renacerá del mismo
vientre. Férreos ejércitos construirán el
abismo. (David Hume de Edimburgo dijo la
misma cosa).
No sé si volveremos en un ciclo segundo como
vuelven las cifras de una fracción periódica;
pero sé que una oscura rotación pitagórica
noche a noche me deja en un lugar del mundo
que es de los arrabales. Una esquina
remotaque puede ser del Norte, del Sur o del
Oeste,ero que tiene siempre una tapia
celeste,una higuera sombría y una vereda rota.
Vuelve la noche cóncava que descifró
Anaxágoras; vuelve a mi carne humana la
eternidad constante y el recuerdo ¿el proyecto?
de un poema incesante: «Lo supieron los
arduos alumnos de
Pitágoras…»