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no sé lo que pasa en mí,
ni acierto a mover la planta.
Yo no sé quién me ha traído
a este lugar solitario;
sólo sé que conmovido
hoy tus huellas he seguido
Pero tan turbado estoy
al vernos aquí los dos,
que enojos pienso te doy,
siendo yo, Virgen, quien soy,
y Tú, laMadre de Dios.
Y mi corazón en llanto
se mire al punto deshecho
viendo tan duro quebranto.
¡Oh, Madre! ¡Bajo tu manto,
hallará alivio mi pecho!
Tú también lloras, MC1-ría;
y este llanto que derramas
diciendo está el alma mía
que eres Tú la que me llamas
a llorar en tu agonía.
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