PANACEA NICOLAÍTA Edición 04
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Javier Castro López
2010821h@umich.mx
El peso de la vida
Entré en aquel edificio, era tan solitario que solo
se oía el eco de mis pasos al caminar por el
pasillo; el pensamiento de “en verdad me ayudará
esto” inundaba mi cerebro, pero ¿quién puede
culparme de estar escéptico?, cuando lo único
que me hacía sentir ese lugar, era esa sensación
que te susurra al oído, “una vez estando roto,
nada ni nadie hará que vuelvas a ser normal”.
Me senté en la sala de espera, repitiendo en mi
cabeza: “espero que esto ayude”. En eso, la puerta
se abrió y dudoso de lo que hacía, pasé al interior
del consultorio.
— Muy bien, vamos a comenzar, primero,
¿puedes decirme tu nombre, edad y tu profesión?
— Am… Damián Castro Jiménez, soy
neurocirujano y tengo 42 años.
— Ahora, ¿podrías decirme por qué estás aquí?
— Bueno, la verdad es que ya hace tiempo que
no estoy bien, no soy ajeno al problema, sé que
probablemente tenga depresión, pero ahora es
peor.
— ¿Y qué es lo que cambió para que decidieras
que era tiempo de venir?
— El hecho de que ahora no sé qué hacer para
mejorar—. Dije con voz entrecortada.
— Ya, entonces… ¿Crees poder hablar de lo que
pasó?
— Sí, en mi última cirugía, una mujer joven a la
que había estado tratando durante este y el mes
anterior, tuvo una complicación y falleció.
— Bueno, entonces cuéntame, ¿por qué has
dicho que ya no sabes qué hacer?, ¿cuál es tu
intención al venir aquí?, todos dicen que
necesitan ayuda para curarse cuando en
realidad es que necesitan ayuda para buscar
algo. ¿Qué buscas tú?
Por un momento me quedé sin voz, sólo sentía
el nudo en la garganta, indicándome que no
estaba en realidad seguro de querer contarle.
Me lo pensé un momento; y obligándome a
escupir las palabras dije:
— Creo que más que nada, necesitaba
contárselo a alguien, jamás lo hice porque creía
que podía dejar todo en el pasado, que solo era
cuestión de pasar de página y ya, en realidad
siempre he tenido la mentalidad de que
simplemente son cosas que pasan y que de ti
depende levantarte, olvidarlo y sólo aprender
de ello.
Algo con lo que siempre cargo es no cumplir
con las expectativas que los demás ponen
sobre mis hombros, siempre me he visto en la
necesidad, casi obligación, de sacar buenas
notas y si bien, no ser perfecto, ser siempre de
los mejores, porque todos dicen: eres muy
inteligente, sé que llegarás a ser algo grande,
eres muy buen chico, tú siempre puedes.
Entonces cada que no cumplo con algo que
creen de mí es como si perdiera mi valía, me
genera ese sentimiento de no ser nada, que
todo lo que hago es en vano y que entonces yo
termino siendo un inútil.
Al llegar a la facultad, me vi enfrentado al estrés
constante de que por más que te esfuerces
siempre hay algo en lo que fallas, ya sea no
poder leer todo, no sacar la calificación que
quieres, lidiar con doctores, compañeros,
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