13.04.2023 Views

Las legiones de Roma

¿Qué harías si te dijeran que es posible viajar por el tiempo? Las legiones de Roma es el primer libro de la colección Los Exploradores del Tiempo, ilustrada a todo color y que combina diálogos de cómic con novela de aventuras para niños de entre 9 y 12 años. Cada libro nos permite disfrutar de un fascinante viaje por el tiempo de Víctor, Cristina, Celoni e Ibis, los protagonistas. Los lectores encontrarán algunas preguntas que permiten descubrir curiosidades históricas sobre antiguas civilizaciones. Para hacerlo, tendrán que usar el Reloj del Tiempo, incluido en el libro, para descifrar el número de página que se oculta tras un fondo de color rojo y así poder viajar por el tiempo para descubrir curiosidades históricas increíbles. En Las legiones de Roma, los exploradores del tiempo visitarán la antigua Roma para tratar de conseguir un águila romana, ¡el emblema más protegido de las legiones romanas! Pero se toparán con algunos imprevistos… ¿Serán capaces de completar su primera misión?

¿Qué harías si te dijeran que es posible viajar por el tiempo?
Las legiones de Roma es el primer libro de la colección Los Exploradores del Tiempo, ilustrada a todo color y que combina diálogos de cómic con novela de aventuras para niños de entre 9 y 12 años. Cada libro nos permite disfrutar de un fascinante viaje por el tiempo de Víctor, Cristina, Celoni e Ibis, los protagonistas. Los lectores encontrarán algunas preguntas que permiten descubrir curiosidades históricas sobre antiguas civilizaciones. Para hacerlo, tendrán que usar el Reloj del Tiempo, incluido en el libro, para descifrar el número de página que se oculta tras un fondo de color rojo y así poder viajar por el tiempo para descubrir curiosidades históricas increíbles.
En Las legiones de Roma, los exploradores del tiempo visitarán la antigua Roma para tratar de conseguir un águila romana, ¡el emblema más protegido de las legiones romanas! Pero se toparán con algunos imprevistos… ¿Serán capaces de completar su primera misión?

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

LAS LEGIONES DE ROMA<br />

ESCRITO POR<br />

JORDI ORTIZ<br />

ILUSTRADO POR<br />

MIGUEL ÁNGEL SAURA


LAS LEGIONES DE ROMA<br />

ESCRITO POR<br />

JORDI ORTIZ<br />

ILUSTRADO POR<br />

MIGUEL ÁNGEL SAURA


¡Hola! Soy CRISTINA.<br />

No me hace ni pizca <strong>de</strong> gracia que<br />

me llamen SABELOTODO. Eso sí, me<br />

encanta apren<strong>de</strong>r cosas nuevas y<br />

tengo una MEMORIA formidable.<br />

CRISTINA<br />

¡Eh! ¿Qué tal?<br />

Yo soy VÍCTOR.<br />

No conozco a nadie más<br />

INTELIGENTE que Cristina.<br />

VÍCTOR<br />

Por su culpa, estamos metidos<br />

en esta locura. ¡Qué pasada!<br />

Mejor aún: ¡qué recontrarrepasada!


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

LA PANDILLA SE PRESENTA<br />

¿Qué? ¿Yo? Sí, soy CELONI.<br />

Cristina y yo somos PRIMOS<br />

y Víctor es mi mejor AMIGO.<br />

Por si os interesa, soy el<br />

PEOR estudiante <strong>de</strong> toda<br />

la historia <strong>de</strong>l instituto <strong>de</strong><br />

Cadaqués y seguramente<br />

también el más forzudo.<br />

CELONI<br />

•7•


Lo imposible estaba a punto<br />

<strong>de</strong> pasar <strong>de</strong> nuevo.<br />

La mayoría <strong>de</strong> los científicos <strong>de</strong>cían que<br />

no se podía VIAJAR EN EL TIEMPO.<br />

Unos cuantos opinaban que, en teoría,<br />

se podría abrir una RENDIJA en el tejido<br />

<strong>de</strong>l espaciotiempo para echar un vistazo<br />

a otro momento <strong>de</strong> la HISTORIA.<br />

Eso sí, todos estaban <strong>de</strong> acuerdo<br />

en que nunca, pero nunca, nunca, nunca,<br />

una persona podría visitar otra época.


LAS<br />

LEGIONES<br />

DE<br />

ROMA


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

UNA CARTA INESPERADA<br />

En la playa Gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> Cadaqués, sentados en una barca<br />

volcada en la arena, Víctor y Celoni se entretenían tirando<br />

piedrecitas al agua mientras esperaban. Celoni las arrojaba, sin<br />

ningún esfuerzo, diez veces más lejos. Víctor no se lo tomaba a<br />

mal, porque ganar a Celoni era imposible. No conocía a nadie que<br />

tuviera tanta FUERZA. A<strong>de</strong>más, Víctor no podía estarse quieto y<br />

lanzar piedras lo mantenía ocupado.<br />

–¿No te parece raro? –preguntó Víctor.<br />

–¿Raro? ¿Qué es raro?<br />

–Pues que Cristina nos haya citado aquí un sábado, tan temprano,<br />

sin dar más explicaciones. Como es tu PRIMA, he pensado que<br />

sabrías algo más.<br />

Celoni, con la boca llena <strong>de</strong> bocadillo <strong>de</strong> chorizo a medio masticar,<br />

dijo:<br />

–Sé lo mismo que tú. Me ha dicho que la esperase aquí a las ocho<br />

y que no sabía a qué hora regresaríamos. He llenado esta mochila<br />

<strong>de</strong> comida por si acaso.<br />

–¿Y no SOSPECHAS <strong>de</strong> qué va esto? –insistió Víctor.<br />

–Ni i<strong>de</strong>a –negó su amigo mientras sacaba una manzana <strong>de</strong> la<br />

mochila y le daba un buen mordisco–. Pregúntaselo tú mismo. Ahí<br />

la tienes.<br />

•11•


¡Hola, chicos!<br />

¿Estáis preparados?<br />

No sabéis lo que<br />

me ilusiona esta<br />

excursión.<br />

Qué quieres que te diga.<br />

Yo estaba durmiendo<br />

la mar <strong>de</strong> bien. ¿Qué te<br />

parece si nos lo cuentas?<br />

•12•


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

–¿Conocéis al profesor ZAPATÓSTENES? –preguntó Cristina<br />

poniéndose <strong>de</strong> puntillas, sin po<strong>de</strong>r reprimir la impaciencia. Los dos<br />

chicos se miraron. Celoni <strong>de</strong>senvolvió una chocolatina y Víctor se<br />

encogió <strong>de</strong> hombros.<br />

–Ni i<strong>de</strong>a.<br />

–Pues es uno <strong>de</strong> los SABIOS más importantes <strong>de</strong>l mundo. En<br />

cuanto llegué al pueblo, me puse a buscarlo. Este es el último lugar<br />

don<strong>de</strong> fue visto, hace casi treinta años. Lo dieron por muerto o por<br />

<strong>de</strong>saparecido, pero yo no me tragué esa historia. Creo que oculta<br />

algún secreto que no quiere que se sepa. Es más, estoy segura<br />

<strong>de</strong> que se quedó a vivir cerca <strong>de</strong> aquí. Al fin y al cabo, no sería el<br />

primer GENIO que lo hace.<br />

¡Viaja al pasado!<br />

El Reloj <strong>de</strong>l Tiempo<br />

te transporta hasta<br />

las Bibliocronohistorias.<br />

Exploradores, ¿sabéis<br />

quién es ese genio que<br />

Cristina dice que vivió<br />

cerca <strong>de</strong> Cadaqués?<br />

Salvador Dalí.<br />

Gala Dalí os<br />

dará más <strong>de</strong>talles<br />

en la página 168.<br />

•13•


–Nací aquí y he vivido aquí toda mi vida, prima, y nunca había oído<br />

hablar <strong>de</strong> ese profesor. Y tú, que solo llevas un mes en Cadaqués, ya<br />

sabes más que todos nosotros. Siempre vas diez pasos por <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>más –dijo Celoni con admiración.<br />

–O veinte –puntualizó Víctor con una sonrisa.<br />

–Oh. Vaya. ¿Queréis que os cuente mis INVESTIGACIONES? ¿Sí?<br />

Pues el martes por la tar<strong>de</strong> convencí a mi madre para que me <strong>de</strong>jara<br />

acompañarla a Barcelona. Quería comprarse algo. Mientras, me<br />

<strong>de</strong>jó en el centro y fui a investigar a tres sitios.<br />

–Ya. Y todo eso sin <strong>de</strong>cirnos nada –se lamentó Celoni mientras<br />

chuperreteaba el chocolate que se le había quedado pegado en los<br />

<strong>de</strong>dos—. Pero ¿era necesario ir a Barcelona? ¿No habría sido más<br />

lógico buscarlo por aquí?<br />

–Sí. Lo siento. No os lo quería contar hasta que todo estuviera bien<br />

atado. Veréis, el caso es que se supone que el profesor Zapatóstenes<br />

tiene una especie <strong>de</strong> BIBLIOTECA, o <strong>de</strong> museo, no lo sé seguro, pero<br />

es gigantesco. He buscado en las imágenes por satélite <strong>de</strong> toda la<br />

zona y no he encontrado ningún edificio lo bastante gran<strong>de</strong> para<br />

meter tantos libros y objetos. Por eso fui a Barcelona, para hablar<br />

con alguien que, por fuerza, tenía que saber algo.<br />

–¿Qué te dijeron? –se interesó Víctor.<br />

–En la Consejería <strong>de</strong> Cultura y en la Biblioteca Central, me<br />

dijeron que no sabían nada. Pero se pusieron un poco nerviosos<br />

con la pregunta y me pareció que OCULTABAN algo. En cambio,<br />

a la directora <strong>de</strong>l Museo <strong>de</strong> Arqueología se le escapó que el<br />

•14•


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

profesor Zapatóstenes vivía retirado en un lugar al que llamó<br />

HIPERMEGASUPERBIBLIOMUSEO. Aunque rectificó rápidamente<br />

y me dijo que, en realidad, el profesor había muerto y que se había<br />

confundido porque últimamente estaba muy <strong>de</strong>spistada.<br />

–Todo esto es muy raro –concluyó Víctor–. Pero, resumiendo, no<br />

lo has encontrado.<br />

–No. Pero no importa: él me ha encontrado a mí –sonrió Cristina,<br />

y sacó un papel enrollado que llevaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l bolso.<br />

–¿Qué es eso? –preguntó Celoni.<br />

–Lo recibí ayer en el buzón <strong>de</strong> casa. Es una INVITACIÓN escrita en<br />

un pergamino.<br />

Apreciada Cristina:<br />

No es necesario que sigas buscándome.<br />

El próximo sábado podrás satisfacer tu<br />

curiosidad. Te reunirás con mi mayordomo<br />

en la playa Gran<strong>de</strong> a las 8:00.<br />

Profesor Zapatóstenes<br />

•15•


–Parece sacado <strong>de</strong> una película –se animó Celoni–. Pero no habla<br />

<strong>de</strong> nosotros.<br />

–No creo que haya ningún inconveniente en que me acompañéis<br />

–supuso la chica.<br />

Enseguida, los tres se dieron la vuelta al oír una voz firme pero<br />

educada.<br />

–En efecto. Los amigos <strong>de</strong> la señorita Cristina serán BIENVENIDOS.<br />

Permítanme que me presente. Soy Archibald, el mayordomo <strong>de</strong>l<br />

profesor Zapatóstenes.<br />

–¡Y yo soy Ibis! –saltó una niña <strong>de</strong> piel oscura que acompañaba al<br />

mayordomo y que no tendría más <strong>de</strong> cinco años.<br />

–¡Guau! –exclamó Víctor–. ¡Un MAYORDOMO <strong>de</strong> verdad! ¡Vaya<br />

pasada!<br />

–Este es Víctor –presentó Cristina–. Y este es mi primo, Celoni.<br />

–Bien, señorita, señoritos, si son tan amables <strong>de</strong> seguirme, los<br />

guiaré hasta el HIPERMEGASUPERBIBLIOMUSEO.<br />

El mayordomo empezó a caminar e Ibis, corriendo, lo a<strong>de</strong>lantó.<br />

Víctor se dirigió al hombre.<br />

–Esto, Archi... ¿Puedo llamarte Archi?<br />

•16•


–Pue<strong>de</strong> llamarme como <strong>de</strong>see, señorito Víctor. Archi es un<br />

diminutivo que suena muy bien. De hecho, es el que utiliza la<br />

señorita Ibis.<br />

–De acuerdo. ¿Vamos muy lejos?<br />

–Al cabo NORFEU.<br />

Celoni paró en seco.<br />

–Un momento. ¿Al cabo Norfeu? Habrás traído un coche, ¿no?<br />

–No, señorito Celoni. Iremos a pie. Tardaremos algo más <strong>de</strong> dos<br />

horas.<br />

–¿Cóóómo? ¿Dos horas caminando? ¡No voy a po<strong>de</strong>r soportarlo!<br />

–Y dos más <strong>de</strong> vuelta –remachó Víctor.<br />

–¡Ah, no! Me planto.<br />

–Venga, Celoni –suplicó Cristina.<br />

Archi intervino:<br />

–La cocinera <strong>de</strong>l profesor Zapatóstenes les preparará unos<br />

PASTELES excelentes para que puedan reponerse <strong>de</strong>l esfuerzo.<br />

Celoni recapacitó y aceptó continuar.


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

Un par <strong>de</strong> horas más tar<strong>de</strong>, Ibis, <strong>de</strong> regreso <strong>de</strong> una <strong>de</strong> sus carreras,<br />

señaló con el brazo y anunció:<br />

–¡Ya hemos llegado!<br />

–Ya era HORA –celebró Celoni, que no había parado <strong>de</strong> protestar<br />

durante todo el camino.<br />

Los chicos miraron hacia don<strong>de</strong> indicaba la niña y no vieron nada<br />

especial. Solo una casita construida con tablones <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y<br />

ro<strong>de</strong>ada por un huertecito. Archi salió <strong>de</strong>l camino polvoriento<br />

y se dirigió hacia allí. Cristina parecía <strong>de</strong>cepcionada. Víctor no<br />

pudo contenerse:<br />

–¿Seguro que es aquí? A ver si lo he entendido mal y resulta que<br />

vamos a visitar la biblioteca y el museo más pequeños <strong>de</strong>l mundo.<br />

–Vaya CABAÑA <strong>de</strong> pacotilla –apuntó Celoni–. No sobrevivirá a<br />

la próxima tormenta.


–Los señoritos tendrán que perdonar que les lleve la contraria<br />

–intervino Archi–. El aspecto débil <strong>de</strong> la casita <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra es<br />

intencionada. Está preparada para resistir terremotos, tsunamis<br />

e impactos <strong>de</strong> pequeños meteoritos. No la juzguen por las<br />

apariencias. Cuando crucen la puerta <strong>de</strong> la casita, entrarán en un<br />

mundo inesperado y por completo INIMAGINABLE.<br />

Archi abrió la puerta e invitó a los <strong>de</strong>más a pasar.<br />

–Vayan con mucho cuidado –advirtió.<br />

Dentro <strong>de</strong> la casita <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, no había nada, ni siquiera el<br />

suelo. Nada más cruzar la puerta, una gran escalinata <strong>de</strong><br />

piedra <strong>de</strong>scendía hacia las profundida<strong>de</strong>s, hasta lo que podría<br />

consi<strong>de</strong>rarse el recibidor <strong>de</strong>l HIPERMEGASUPERBIBLIOMUSEO,<br />

una gran plataforma suspendida en el vacío y cerrada en la parte<br />

<strong>de</strong>lantera por una barandilla. Cristina llegó allí la primera y, antes<br />

<strong>de</strong> quedarse muda por la sorpresa, pudo exclamar:<br />

–¡OOOH!<br />

•20•


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

EL HIPERMEGASUPERBIBLIOMUSEO<br />

Aquel lugar inmenso no era exactamente un museo. Ni<br />

tampoco una biblioteca. Era las dos cosas a la vez y mucho<br />

más. Estaba excavado hasta los 2150 metros bajo el nivel <strong>de</strong>l<br />

mar. Constaba <strong>de</strong> 261 SÓTANOS conectados por <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong><br />

kilómetros <strong>de</strong> rampas y cientos <strong>de</strong> miles <strong>de</strong> peldaños. Allí se<br />

guardaban más libros que en todas las bibliotecas <strong>de</strong>l mundo<br />

juntas. Y se calculaba que había cien veces más OBJETOS que en<br />

todos los museos <strong>de</strong>l planeta. <strong>Las</strong> estanterías cubrían las pare<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el suelo hasta el techo. Había hecho falta mucha ma<strong>de</strong>ra<br />

para fabricarlas. Si todos los árboles que se talaron se pusieran<br />

juntos, formarían un bosque tan gran<strong>de</strong> como la isla <strong>de</strong> Mallorca.<br />

Por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la plataforma <strong>de</strong>l recibidor, había una especie<br />

<strong>de</strong> patio interior, más o menos circular, que serpenteaba hacia<br />

abajo sin que se pudiera llegar a ver su final. Los diferentes<br />

niveles estaban CONECTADOS, con la plataforma y entre<br />

ellos, por multitud <strong>de</strong> rampas y escaleras, diferentes,<br />

pero todas <strong>de</strong> piedra, que se enroscaban y se


entrecruzaban sin ningún or<strong>de</strong>n. Y esa era solo la pequeña parte<br />

<strong>de</strong>l HIPERMEGASUPERBIBLIOMUSEO que se podía ver <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

entrada. Distribuidas por los numerosos kilómetros cuadrados que<br />

ocupaba cada sótano, había aún muchas más rampas y escaleras.<br />

Parecía más un laberinto que cualquier otra cosa.<br />

De pronto, vieron a Ibis bajar <strong>de</strong>slizándose por la barandilla <strong>de</strong> una<br />

<strong>de</strong> las escaleras mientras anunciaba a gritos:<br />

–¡Os quiero enseñar una cosa que encontré anoche! ¡Vuelvo<br />

enseguida!<br />

Archi eligió otra escalera para <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r, no <strong>de</strong>slizándose sino a<br />

pie, y explicó:<br />

Voy a anunciar al profesor<br />

ZAPATÓSTENES que sus invitados<br />

ya han llegado. Seguro que<br />

querrá conocerlos sin <strong>de</strong>mora.<br />

Mientras tanto, si tienen la amabilidad<br />

<strong>de</strong> bajar por esa escalera que<br />

tienen a mano <strong>de</strong>recha, llegarán<br />

directamente a la cocina, que<br />

está en el duodécimo sótano.<br />

Espero que GERTRUD, la cocinera<br />

<strong>de</strong>l profesor Zapatóstenes,<br />

pueda encargarse <strong>de</strong>bidamente<br />

•22• <strong>de</strong> su comodidad.


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

Gertrud, que tenía un oído finísimo, soltó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cocina:<br />

–¡Estos jóvenes estarrrán mucho mejorrr trrratados conmigo <strong>de</strong><br />

lo que lo estarrrían con un mayorrrdomo estirrrado y aburrrido!<br />

¡Parrra empezarrr, les darrré un buen pedazo <strong>de</strong> Apfelstru<strong>de</strong>l!<br />

Venga, chicos, no os entrrretengáis, que tengo ganas <strong>de</strong><br />

conocerrros.<br />

En la COCINA, lo primero que llamaba la atención era que no<br />

había ni un solo electrodoméstico y todos los utensilios parecían<br />

sacados, por lo menos, <strong>de</strong> la Edad Media. Allí estaba Gertrud, una<br />

mujer rechoncha con <strong>de</strong>lantal y cofia, que invitó a los chicos a<br />

sentarse en las sillas que ro<strong>de</strong>aban una mesa redonda <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra<br />

maciza. Sin per<strong>de</strong>r tiempo, en cuanto hicieron las presentaciones,<br />

sirvió a sus invitados sendas raciones generosas <strong>de</strong> pastel.<br />

Cristina se quedó <strong>de</strong> pie y saboreó el Apfelstru<strong>de</strong>l mientras<br />

curioseaba un poco. Antes <strong>de</strong> nada, se acercó a la lumbre que<br />

calentaba, día y noche, una marmita <strong>de</strong> la que salía un olor<br />

<strong>de</strong>licioso. A continuación, se fijó en la distribución <strong>de</strong> la cocina.<br />

Era la más gran<strong>de</strong> que había visto. Para empezar, el techo era<br />

altísimo. No tenía puerta <strong>de</strong> entrada, se<br />

accedía atravesando un arco que medía<br />

nueve metros <strong>de</strong> lado a lado. Delante,<br />

se amontonaban cajas y trastos<br />

varios sin ningún or<strong>de</strong>n. Dentro,<br />

una a cada lado y otra al<br />

fondo, había tres PUERTAS<br />

<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra reforzadas<br />

con travesaños <strong>de</strong> hierro.<br />

Todas tenían rótulos. En la<br />

•23•


<strong>de</strong>l fondo, ponía «PROBADOR». En la <strong>de</strong> la izquierda, «SALA DEL<br />

PERGAMINO». Y en la <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha, «RELOJ DEL TIEMPO». La<br />

chica no tenía ni i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> qué podría haber en aquellas habitaciones.<br />

Tras la inspección <strong>de</strong> la cocina, salió a recorrer los pasillos para<br />

explorar todo lo que allí se guardaba. Volvió corriendo a la cocina<br />

cuando oyó que Archi preguntaba:<br />

–¿Dón<strong>de</strong> está la señorita Cristina?<br />

–¡Aquí, Archi!<br />

–Oh. Espero que no tengan quejas <strong>de</strong>l trato dispensado por la<br />

cocinera.<br />

Cristina se apresuró a contestar en nombre <strong>de</strong> los tres:<br />

–Gertrud nos ha tratado muy bien. Y su Apfelstru<strong>de</strong>l es <strong>de</strong>licioso.<br />

–Frau Gertrud tiene una innegable, si bien inexplicable, habilidad<br />

para cocinar. No obstante, como ya habrán comprobado, su<br />

capacidad para las lenguas es muy reducida. En tantos años, aún<br />

no ha conseguido una pronunciación aceptable.<br />

–Pues a mí el acento alemán <strong>de</strong> Gertrud me gusta tanto como su<br />

pastel –quiso aclarar Cristina.<br />

–Grrracias, cielo –agra<strong>de</strong>ció la cocinera, y le espetó a Archi–:<br />

¡En mi cocina, no perrrmito que entrrren tontos parrra <strong>de</strong>cirrr<br />

tonterrrías!<br />

•24•


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

–Con mucho gusto, me mantendría alejado <strong>de</strong> esta caverna<br />

humeante. Desafortunadamente, el profesor Zapatóstenes viene<br />

hacia aquí para CONOCER a sus invitados, y es más que probable<br />

que mi presencia sea indispensable.<br />

El profesor Zapatóstenes <strong>de</strong>tuvo la silla <strong>de</strong> RUEDAS frente a la<br />

mesa mientras se quejaba:<br />

¡¡AAARCHIBALD!!<br />

¿Dón<strong>de</strong> <strong>de</strong>monios<br />

te has metido?<br />

En la cocina, profesor.<br />

Esperándolo.<br />

–Siempre llegas antes que yo a todas partes. –Entonces, saludó a<br />

los chicos–: Cristina. Víctor. Celoni. Encantado <strong>de</strong> conoceros. ¿Qué<br />

os ha parecido el HIPERMEGASUPERBIBLIOMUSEO?<br />

•25•


–Una pasada –contestó Víctor–. No sé ni por dón<strong>de</strong> comenzar a<br />

mirar. Aquí hay <strong>de</strong> todo y en cantidad. Pero díganos, profesor, ¿a<br />

qué se <strong>de</strong>dica, exactamente?<br />

–Hum. Una pregunta muy pertinente, joven amigo. Y la respuesta<br />

es muy sencilla: COLECCIONO. Hay quien colecciona sellos, o<br />

monedas, o cómics. Yo lo colecciono todo. Aquí hay libros y objetos<br />

<strong>de</strong> todo el mundo y <strong>de</strong> todas las culturas que han existido. Me sirve<br />

para conocer las civilizaciones que han vivido antes que nosotros.<br />

Para mí, enten<strong>de</strong>r el pasado es mucho más apasionante que<br />

cualquier mundo <strong>de</strong> fantasía que se pueda inventar.<br />

–Pero usted vive escondido bajo tierra –replicó Víctor–. Si hasta<br />

quiere hacer creer al mundo que está MUERTO. ¿Qué sentido<br />

tiene coleccionar todo esto si no lo comparte? Es como si lo<br />

quisiera para usted solo. No le veo la gracia.<br />

El profesor Zapatóstenes le dijo a Archi:<br />

–El joven Víctor es un poco <strong>de</strong>scarado, ¿no?<br />

–Efectivamente, profesor. Ya lo había notado.<br />

•26•


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

–Hum. Tienes razón, Víctor. La finalidad última <strong>de</strong>l HIPERMEGA-<br />

SUPERBIBLIOMUSEO es que toda la humanidad pueda apren<strong>de</strong>r<br />

y disfrutarlo.<br />

–¿Y cuándo será eso?<br />

–Hum. Cuando esté COMPLETO. Aunque aquí podéis encontrar<br />

millones <strong>de</strong> objetos, aún faltan unos cuantos, muy pocos, para que<br />

los historiadores <strong>de</strong>l futuro puedan compren<strong>de</strong>r la historia <strong>de</strong> la<br />

humanidad casi a la perfección y, al mismo tiempo, evitar que gente<br />

malintencionada pueda falsearla. Pero, antes <strong>de</strong> continuar, quisiera<br />

saber la opinión <strong>de</strong> Cristina. ¿Qué te ha parecido este lugar?


–No he podido ver ni una milmillonésima parte. Podría estar aquí<br />

años enteros y no conseguiría visitarlo todo. Pero me atrevería a<br />

<strong>de</strong>cir...<br />

–¿Qué? –la urgió el profesor.<br />

–Mmm. Aquí hay algo que no encaja.<br />

–¿Qué es? –preguntó Víctor.<br />

–Pues que hay muchos objetos antiguos, como en cualquier<br />

museo, pero muchos otros PARECEN nuevos. Más<br />

o menos, mitad y mitad.<br />

El profesor Zapatóstenes y Archi se miraron. El<br />

profesor se aguantó una sonrisa y el mayordomo<br />

alzó un poco el bigote por un lado. Celoni se<br />

rascó la cabeza.<br />

•28•


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

–¿Y qué?<br />

–Solo se me ocurre una explicación –se arriesgó Cristina–, y es<br />

que estos objetos han sido traídos aquí directamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

ÉPOCA en la que se fabricaron.<br />

–Sigo sin enten<strong>de</strong>r nada –reconoció Celoni.<br />

Si no me equivoco, el<br />

profesor Zapatóstenes ha<br />

<strong>de</strong>scubierto una forma <strong>de</strong><br />

VIAJAR EN EL TIEMPO.<br />

•29•


¿DRAGONES O DINOSAURIOS?<br />

El profesor Zapatóstenes sorprendió a todos levantando los<br />

brazos como si su equipo <strong>de</strong> fútbol acabara <strong>de</strong> marcar un gol<br />

y gritando:<br />

–¡¡¡ARCHIBALD!!! ¿Has oído lo que dice esta chica?<br />

–Perfectamente, profesor. Ya le advertí que la señorita Cristina es<br />

una chica muy BRILLANTE. Por lo tanto, es comprensible que haya<br />

hecho una <strong>de</strong>ducción tan extraordinaria y temeraria al mismo<br />

tiempo.<br />

Una voz conocida interrumpió:<br />

–¡ABUELÓSTENES!<br />

–Hum. Echaba en falta a la pequeña Ibis –dijo el profesor<br />

Zapatóstenes.<br />

Archi aclaró, quizás innecesariamente:<br />

–La señorita Ibis tiene la costumbre <strong>de</strong> referirse al profesor con<br />

una contracción <strong>de</strong> abuelo y Zapatóstenes.<br />

Ibis llegó corriendo sin aliento, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un pasillo lateral, con algo<br />

en los brazos. Víctor, que había tenido tiempo suficiente para<br />

observarla durante la caminata, bromeó:<br />

•30•


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

–Pobrecita. No sabe caminar. Solo corre.<br />

¡Mirad lo que<br />

encontré anoche<br />

mientras jugaba!<br />

¿Qué es eso?<br />

¿Una GALLINA?<br />

¡Ji, ji! No tengo<br />

ni i<strong>de</strong>a.<br />

Vaya. No pue<strong>de</strong> ser<br />

una gallina.<br />

De ninguna manera.<br />

¿Una gallina?<br />

Es verdad que tiene plumas, pero esa<br />

cola tan larga no es <strong>de</strong> ave. Y esas<br />

protuberancias que le recorren todo el<br />

espinazo... Vaya, las alas terminan en<br />

<strong>de</strong>dos gruesos, y en el pico... ¡Oh! ¡Tiene<br />

dientes! ¡PROFESOR! ¿Esto es...?<br />

–Hum. Sí, lo has adivinado –respondió el profesor.<br />

–¿Te importaría <strong>de</strong>cirnos <strong>de</strong> qué va esto, Cristina? –preguntó Víctor.<br />

•31•


¡La mascota <strong>de</strong> Ibis es<br />

un DINOSAURIO!<br />

Concretamente,<br />

un Ornithosaurus<br />

caligae.<br />

¿Ornithoquééé?<br />

Qué nombre tan feo<br />

para un animalito tan<br />

pequeño. La llamaré CALI.


¡Viaja al pasado!<br />

El Reloj <strong>de</strong>l Tiempo te transporta<br />

hasta las Bibliocronohistorias.<br />

El latín.<br />

Exploradores, ¿sabéis qué idioma<br />

usamos para nombrar científicamente<br />

a las plantas y los animales?<br />

El naturalista<br />

Carl von Linné<br />

os explicará por qué<br />

en la página 170.<br />

–Llámala como quieras –aceptó el sabio–. Hum. Ya sé que eres muy<br />

lista y traviesa. Pero, a veces, lo eres <strong>de</strong>masiado. El ORNITOSAURIO<br />

estaba muy bien escondido en el sótano setenta y nueve; no sé cómo<br />

has podido encontrarlo. Será esa intuición que tienes que no acabo<br />

<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r. En fin, da igual. Pue<strong>de</strong>s quedarte el ornitosaurio,<br />

pero tendrás que hacerte responsable <strong>de</strong> él. Si da problemas,<br />

volverá a la jaula <strong>de</strong>l sótano.<br />

–¡VIVA! –exclamó la pequeña. Cali fue a parar a manos <strong>de</strong><br />

Celoni para que la niña pudiera abrazar al profesor. El ornitosaurio<br />

trepó hasta la cabeza <strong>de</strong>l chico y abrió las alas para aguantar el<br />

equilibrio. Eran mucho más gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong> lo que parecía cuando<br />

estaban plegadas.<br />

Celoni se quejó:<br />

–¡Ay! ¡Me está clavando las GARRAS!<br />

Víctor dijo:<br />

•33•


–¿Sabéis a qué me recuerda Cali? A un dragón. En pequeño, claro.<br />

O a lo mejor tendría que <strong>de</strong>cir una dragona.<br />

–Pues a mí me sigue pareciendo una gallina –insistió Celoni.<br />

A Cali no le sentó bien aquel comentario y mordió una oreja al<br />

chico.<br />

–¡Aaay! ¡Ven aquí, pajarraco, que te voy a arrancar las PLUMAS!<br />

Cali se escapó entre las estanterías, perseguida por Celoni. Ibis<br />

corrió al rescate <strong>de</strong> su amiga mientras se tronchaba <strong>de</strong> risa. La<br />

dragona no volaba muy bien y se daba trompazos por todas partes.<br />

Entró en una sala con un rótulo que <strong>de</strong>cía «CERÁMICA ATENIENSE<br />

SIGLO vi A. C.» Enseguida se oyó el estrépito <strong>de</strong> jarrones que caían<br />

al suelo y se rompían.<br />

–¡Nooo! ¡Mi cerámica ateniense! ¡¡¡ARCHIBALD!!! ¿Dón<strong>de</strong><br />

estás? –gritó el profesor.<br />

–Detrás <strong>de</strong> usted. No se preocupe, profesor.<br />

Más tar<strong>de</strong>, iré a recoger el estropicio.<br />

Cali regresó. Saltó a los<br />

brazos <strong>de</strong>l mayordomo<br />

y gritó con la voz<br />

exacta <strong>de</strong>l profesor<br />

Zapatóstenes:<br />

•34•


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

–¡¡¡ARCHIBALD!!!<br />

–¡Anda! –se sorprendió Víctor–. No es una gallina. Es un loro. ¡Un<br />

loro prehistórico!<br />

Cristina concluyó:<br />

–Cali pertenece a una <strong>de</strong> las últimas especies <strong>de</strong> dinosaurios. O,<br />

dicho <strong>de</strong> otro modo, a una <strong>de</strong> las primeras especies <strong>de</strong> aves. ¿A que<br />

sí, profesor? Pero ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> ha salido?<br />

–Hum. Joven amiga –contestó el profesor Zapatóstenes–, Cali,<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser una <strong>de</strong> las primeras especies <strong>de</strong> aves, es la prueba<br />

<strong>de</strong> que lo que sospechabas es cierto: ¡la MÁQUINA DEL TIEMPO<br />

existe! Yo la inventé y ya hace <strong>de</strong>masiados años que no la utiliza<br />

nadie. ¡ES HORA DE VOLVER A ABRIR EL TÚNEL DEL TIEMPO Y<br />

VIAJAR AL PASADO!<br />

¡Viaja al pasado!<br />

El Reloj <strong>de</strong>l Tiempo te transporta<br />

hasta las Bibliocronohistorias.<br />

Exploradores, ¿sabéis qué<br />

relación tienen las aves con<br />

los dinosaurios?<br />

<strong>Las</strong> aves evolucionaron<br />

a partir <strong>de</strong><br />

los dinosaurios.<br />

Richard Owen,<br />

un gran experto<br />

en dinosaurios,<br />

os lo resumirá en<br />

la página 173.<br />

•35•


TODOS JUNTOS, MEJOR<br />

Ibis reveló:<br />

–¡Ji, ji! Cali no es la única que ha llegado aquí con la Máquina <strong>de</strong>l<br />

Tiempo. ¡Yo también!<br />

–Hum. En efecto –confirmó el profesor Zapatóstenes–. La pequeña<br />

Ibis está con nosotros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace un año. Llegó <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>... Hum.<br />

¿Cómo <strong>de</strong>cirlo?<br />

–¡Después <strong>de</strong> una metedurrra <strong>de</strong> PATA! –aclaró Gertrud.<br />

Archi explicó:<br />

–Es una forma muy poco <strong>de</strong>licada <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirlo, pero sí. El profesor<br />

había sincronizado la Máquina <strong>de</strong>l Tiempo para intentar capturar<br />

una libélula en las proximida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la pirámi<strong>de</strong> <strong>de</strong> Keops hace<br />

unos cuatro mil quinientos años. Al terminar el experimento, olvidó<br />

cerrar el Túnel <strong>de</strong>l Tiempo.<br />

–¡Ji, ji! Me perseguían unos soldados <strong>de</strong> la guardia <strong>de</strong>l faraón y me<br />

escondí en una plantación <strong>de</strong> trigo. Me caí por un agujero <strong>de</strong>l suelo<br />

y aparecí aquí. Qué emocionante, ¿verdad?<br />

–La señorita Ibis no recordaba por qué huía <strong>de</strong> los soldados. Estaba<br />

muy nerviosa. Afortunadamente, el profesor habla antiguo egipcio<br />

y pudo tranquilizarla. Ella le contó que era huérfana y que vivía<br />

con unos padres adoptivos que no la querían y que se <strong>de</strong>dicaban a<br />

•36•


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

robar tumbas <strong>de</strong> FARAONES. Entonces, el profesor <strong>de</strong>cidió que la<br />

señorita Ibis se quedaría a vivir aquí.<br />

–¡Y me lo paso genial!<br />

–¿Y Cali qué? –preguntó Víctor–. ¿Otra metedura <strong>de</strong> pata?<br />

–Ejem. Podríamos <strong>de</strong>cir que sí. Un olvido incomprensible –confesó<br />

el profesor Zapatóstenes.<br />

Archi levantó una ceja y lo miró <strong>de</strong> reojo.<br />

Vaya. Pues se podría<br />

haber colado un<br />

TIRANOSAURIO.<br />

–Uy, no. Eso no es posible. La abertura que da acceso al Túnel <strong>de</strong>l<br />

Tiempo es reducida, una persona tiene que pasar agachada. Hum.<br />

Volviendo a lo que os <strong>de</strong>cía, en el HIPERMEGASUPERBIBLIOMUSEO<br />

aún faltan algunos objetos. Necesitaría algún voluntario para las<br />

misiones <strong>de</strong> recogida. A lo mejor tú, Cristina...<br />

•37•


La chica estuvo a punto <strong>de</strong> soltar un grito <strong>de</strong> alegría, pero su primo<br />

se a<strong>de</strong>lantó:<br />

–Es una broma, ¿verdad? ¿Viajar en el tiempo? ¿Quiere que le haga<br />

una lista <strong>de</strong> todos los problemas en los que podríamos meternos?<br />

Archi, educadamente, intervino:<br />

–Quisiera recordar al profesor que los viajes en el tiempo<br />

comportan un cierto PELIGRO y no sería nada aconsejable que la<br />

señorita Cristina tuviera que asumirlo en solitario.<br />

–Hum. Tienes razón, Archibald –tuvo que reconocer el profesor,<br />

enfurruñado–. Tienes tanta razón que das rabia. ¿Lo sabías?<br />

–¡Ji, ji! –rio Ibis–. Abuelóstenes, para estas misiones que dices,<br />

necesitas a alguien que sea muy listo, muy valiente, muy fuerte y,<br />

a<strong>de</strong>más, que tenga experiencia.<br />

–Me permito felicitar a la señorita Ibis –manifestó<br />

Archi–. Ha hecho un razonamiento impecable.<br />

Tal como dice el profesor, tiene una intuición<br />

provi<strong>de</strong>ncial. No puedo estar más <strong>de</strong> ACUERDO<br />

con ella.<br />

La pequeña, sin embargo, continuó:<br />

–Cristina es superinteligente, Víctor no le tiene miedo<br />

a nada y Celoni es tan fuerte como un león. Y yo, ¡ji,<br />

ji!, ya he viajado por el Túnel <strong>de</strong>l Tiempo. ¡Somos el<br />

equipo perfecto!<br />

•38•


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

Archi se puso serio <strong>de</strong> golpe.<br />

–No puedo estar más en DESACUERDO con la señorita Ibis.<br />

–¿En qué quedamos? –protestó Gertrud–. ¡Tan prrronto estás <strong>de</strong><br />

acuerrrdo como en <strong>de</strong>sacuerrrdo! ¡A verrr si te aclarrras!<br />

Celoni le susurró a Víctor:<br />

–Pero ¿cómo sabe todas esas cosas <strong>de</strong> nosotros? Si acabamos <strong>de</strong><br />

conocernos.<br />

–Ya lo has oído: tiene mucha intuición.<br />

El profesor Zapatóstenes reflexionó un momento y preguntó:<br />

–¿Os atreveríais a completar las MISIONES que faltan?<br />

–¡Sííí! –exclamó Cristina mientras daba saltitos y aplaudía.<br />

–Yo me apunto –dijo Víctor–. ¿Y tú qué dices, Celoni?<br />

–¿Es que os habéis vuelto majaras? ¿No veis que es una locura?<br />

Archi intervino:<br />

–El señorito Celoni es un joven muy juicioso para su edad. La<br />

<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> quedarse es la correcta y no dudo <strong>de</strong> que será capaz <strong>de</strong><br />

convencer a sus amigos.<br />

•39•


–No voy a po<strong>de</strong>r convencerlos –replicó Celoni–. Los dos son<br />

cabezotas. E Ibis es una alocada. No pienso quedarme aquí<br />

mientras se meten en vete a saber qué líos. Los acompañaré<br />

para asegurarme <strong>de</strong> que no les pasa nada. Y espero no tener que<br />

arrepentirme.<br />

–¡Bien! –gritaron Cristina, Víctor e Ibis, y corrieron a abrazar a<br />

Celoni. Acto seguido, Cali se <strong>de</strong>sgañitaba gritando con tres voces<br />

combinadas:<br />

–¡BIEN!<br />

El profesor Zapatóstenes or<strong>de</strong>nó:<br />

–¡¡¡ARCHIBALD!!! Ha llegado la hora <strong>de</strong> REABRIR la SALA DEL<br />

PERGAMINO.<br />

–Sí, profesor. Deme dos minutos. Después <strong>de</strong> veintiséis años, cuatro<br />

meses y catorce días cerrada, tendría que or<strong>de</strong>narla un poco.<br />

El mayordomo salió <strong>de</strong> la cocina y volvió rápidamente con una<br />

escoba, un recogedor, un cubo lleno <strong>de</strong> agua jabonosa, una<br />

fregona y un puñado <strong>de</strong> bayetas. Empujó la puerta <strong>de</strong> la SALA DEL<br />

PERGAMINO con el hombro y las bisagras chirriaron. Encendió velas<br />

y limpió a toda velocidad. Al cabo <strong>de</strong> exactamente dos minutos,<br />

salió cubierto <strong>de</strong> polvo y anunció:<br />

–Ya pue<strong>de</strong>n entrar.<br />

La SALA DEL PERGAMINO, a pesar <strong>de</strong> no ser muy ancha, era tan<br />

alta como cualquier otra <strong>de</strong> aquella planta. No había dos sótanos<br />

que tuvieran los techos a la misma altura, y el <strong>de</strong>cimosegundo era<br />

•40•


<strong>Las</strong> <strong>legiones</strong> <strong>de</strong> <strong>Roma</strong><br />

uno <strong>de</strong> los más altos. <strong>Las</strong> estanterías llegaban hasta arriba <strong>de</strong>l<br />

todo y cubrían las cuatro pare<strong>de</strong>s. Los libros estaban dispuestos<br />

<strong>de</strong> cualquier manera. Unos, en posición horizontal; otros, puestos<br />

<strong>de</strong> pie; y la mayoría, ocupando los espacios que quedaban libres.<br />

En vez <strong>de</strong> sillas, había cuatro pilas <strong>de</strong> libros que seguramente<br />

Archi acababa <strong>de</strong> preparar. Cuando la pandilla estuvo sentada,<br />

el profesor Zapatóstenes cerró la puerta y se reveló el motivo<br />

<strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> aquella estancia. En la parte <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro, había un<br />

PERGAMINO clavado con cuatro cuchillos.<br />

LAS LEGIONES DE ROMA<br />

LAS EXPEDICIONES DE LOS VIKINGOS<br />

LAS OLIMPIADAS DE GRECIA<br />

EL ORO DE LOS INCAS<br />

LAS FLECHAS DE LOS SIOUX<br />

LAS CATANAS DE LOS SAMURÁIS<br />

LOS GUERREROS DE CHINA<br />

LOS BUMERANES DE AUSTRALIA<br />

LAS ESTEPAS DE MONGOLIA<br />

EL DESIERTO DE ARABIA<br />

LAS LEYENDAS DE LA INDIA<br />

LOS GIGANTES DE PASCUA<br />

EL CALENDARIO DE LOS MAYAS<br />

LAS PIELES DE LOS INUITS<br />

LOS BOSQUES DE BOTSUANA<br />

LAS TORRES DE MESOPOTAMIA<br />

LOS ELEFANTES DE CARTAGO<br />

LAS CARAVANAS DE MALI<br />

LAS PERLAS DE MALASIA<br />

LOS ESCLAVOS DE ETIOPÍA<br />

LAS MOMIAS DE EGIPTO<br />

•41•


¿Qué significa<br />

esto?<br />

Son las veintiuna misiones<br />

que faltan para completar<br />

el HIPERMEGA-<br />

SUPERBIBLIOMUSEO.<br />

–¿Y cuándo sería la PRIMERA misión? –preguntó Cristina, que<br />

estaba impaciente.<br />

–Hum. Ahora mismo. No hay motivo para retrasarlo. –El profesor<br />

entreabrió la puerta y rugió–: ¡¡¡GERTRUD!!! ¡Prepara el vestuario<br />

para nuestros amigos! ¡Imperio romano, siglo I a. C.! ¡Y pon a hervir<br />

las legumbres hablalenguas!<br />

–¡Enseguida! ¡Ja, ja! ¡Ya errra horrra <strong>de</strong> que hubierrra un poco <strong>de</strong><br />

movimiento en esta casa!<br />

–¿Qué, profesor? –preguntó Víctor mientras se frotaba las<br />

manos–. ¿Nos ponemos en MARCHA?<br />

•42•

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!