30.04.2023 Views

Siegel-Daniel-J-Disciplina-Sin-Lagrimas

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

¿Se sienten bien mis hijos al respecto? La disciplina difícilmente va a ser santo

de su devoción, pero ¿entienden los niños mi enfoque y notan mi afecto? ¿Estoy

comunicando y moldeando respeto de una manera que les permita sentirse

satisfechos consigo mismos?

¿Me siento bien con los mensajes que transmito a mis hijos? ¿A veces les enseño

lecciones que no quiero que interioricen (por ejemplo, que obedecerme es más

importante que aprender a tomar buenas decisiones sobre hacer lo correcto, que el

poder y el control son los mejores medios para conseguir que la gente haga lo que

queremos, o que yo solo quiero estar cerca de ellos si son agradables)?

¿Hasta qué punto se parece mi enfoque al de mis padres? ¿Cómo me impusieron

disciplina mis padres? ¿Recuerdo algún caso concreto de disciplina y cómo me

hizo sentir? ¿Estoy tan solo reproduciendo viejos patrones? ¿Rebelándome contra

ellos?

¿Mi enfoque ha hecho que alguna vez mis hijos se hayan disculpado de una forma

sincera? Aunque esto no suceda de manera habitual, ¿al menos mi planteamiento

mantiene esta puerta abierta?

¿Me permite esto asumir responsabilidades y pedir perdón por mis propias acciones?

¿Hasta qué punto soy sincero con mis hijos respecto al hecho de que cometo

errores? ¿Estoy dispuesto a ser para ellos un modelo de conducta que reconoce sus

errores?

¿Cómo te sientes ahora, tras haberte formulado estas preguntas? Muchos

padres experimentan pesar, culpa, vergüenza e incluso desesperanza cuando

descubren lo que no ha estado funcionando, y les preocupa el hecho de no haber

estado haciendo todo lo posible. Sin embargo, la verdad es que has hecho todo lo que

podías. Si hubieras podido hacerlo mejor, lo habrías hecho. El objetivo de plantearte

nuevos principios y estrategias no es reprocharte a ti mismo las oportunidades

perdidas, sino intentar crear oportunidades nuevas. Cuando sabemos más, lo

hacemos mejor. A lo largo de los años, con la práctica, vamos aprendiendo cosas

que desearíamos haber sabido o pensado cuando nuestros hijos eran bebés. El

cerebro de los niños es muy plástico —modifica su estructura en función de la

experiencia—, y ellos responden de manera muy rápida y productiva a las

experiencias nuevas. Cuanta más compasión te demuestres a ti mismo, más la

tendrás por tu hijo. Incluso los mejores padres se dan cuenta de que siempre habrá

veces en que se puede ser más intencional, efectivo y respetuoso en lo concerniente

al modo de imponer disciplina a los hijos.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!