Intimas de Dios Magazine - Edición # 28

TESTIMONIOS
Laleska Pereira
Íntima de Dios Venezuela
Siempre nos cuentan la típica historia de la chica
depresiva con un trastorno alimenticio, que lo supera
y sigue adelante como si nada, bueno... Mi historia,
así como la de muchas, no es así.
En mi historia vemos como somos solo humanas con
problemas que no podemos solucionar con nuestras
fuerzas.
Cuando tenía 11 años pasé por un momento de mi
vida en donde hasta la misma intenté quitarme. No le
encontraba un sentido, vivía culpándome constantemente
por ser un tropiezo y estorbo en la vida de
las personas, entre lágrimas y soledad buscaba la
manera de simplemente dejar de sentir, y a mis
manos llegó, lo que para mí en ese momento era una
de las mejores maneras de hacerlo, DEJÉ DE
ALIMENTAR MI CUERPO.
Comencé solo saltándome las cenas y los
desayunos, hasta que llegué a un punto en donde
podía pasar días sin comer y nadie se daba cuenta.
Era como si fuera una penitencia, un castigo por
sentirme culpable de lo que pasaba a mi alrededor.
Así que, luchaba y batallaba conmigo misma por
comer. Todos los días y sin falta vivía una batalla
silenciosa en donde no solo mi cuerpo estaba
sufriendo, sino mi alma y mi Espíritu también.
Hubo un punto de quiebre en donde toqué fondo y
traje lo interno hacia fuera y apareció Mi Abba Padre
a mostrarme que Él, así como yo, también estaba
sufriendo. Sufría por ver a su hija amada lastimándose
a ella misma de distintas maneras, pero Él
sabía que de allí me sacaría y haría de ese sufrimiento,
una historia que contar.
Querida íntima, Él solo entró en mi vida y comenzó a
hacer cosas nuevas, me sentía incomoda, pues Dios
estaba moldeando una Vasija, la cual era yo. Empecé
a ir a terapia, terapia que sólo Dios hace, una terapia
en la que te pule y te impulsa, te da fortaleza y te
muestra que en tu debilidad Él se glorifica.
No fue un cambio de la noche a la mañana. Hay días
que me despierto y simplemente no encuentro
apetito, son secuelas, pero tengo a mi lado a
personas que me ayudan a pasar por esos momentos.
Escribiendo esto, recuerdo las palabras de mi
madre y mis amigos que con amor me recordaban
que necesitaba nutrir mi cuerpo. También recuerdo
una de las clases de íntimas en donde entendí que el
perdón a mí misma era clave para comenzar a
superar esa etapa. Me ayudó mucho entender que
no soy culpable de varias cosas. Así como en esto, el
programa me ha bendecido en otros ámbitos de mi
vida. Ya con casi 16 años, sigo luchando con algunas
situaciones, pero de una forma diferente, un día a la
vez, porque cada día trae su afán.
Hay muchas jóvenes y mujeres en el mundo que
sufren por esta enfermedad, algunas tal vez no por
ansiedad, sino por la presión social de los estereotipos
femeninos. Con esto te digo querida lectora que
hay muchas personas que necesitan ayuda para salir
de esa batalla silenciosa, si tu estas pasando por lo
mismo y no quieres hablar con alguien, aunque
deberías, habla con Papá, que en sus brazos está la
respuesta. Sanarás y volverás mil veces más fuerte,
así como yo lo hice, tú también puedes salir de ahi.
Cuando en mi la angustia iba en aumento, tu consuelo
llenaba mi alma de alegría. Salmo 94:19
Julio 2023 - Especial de Salud
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