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REVISTA ANDALUCÍA MANAGEMENT 2023

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OPINIÓN

OPINIÓN

SOBREVIVIR

CON NOTA ALTA

Ángel Recio

Delegado de El Español.

Estamos en septiembre de 2023 y, si echamos la vista

atrás, nos ha pasado de todo en apenas tres años. Una

pandemia en la que han perdido la vida millones de

personas en todo el planeta, muchas de ellas amigos

o conocidos, y una guerra absurda e inhumana, como

todas, entre Rusia y Ucrania, con las derivaciones

económicas que ello ha supuesto, especialmente con

relación a los precios. Los ciudadanos ya mirábamos

al cielo esperando al meteorito que hiciera estallar la

Tierra en mil pedazos o la invasión alienígena.

Es importante saber de dónde se viene para valorar

más el presente y planificar, en la medida de lo posible,

el futuro. Y se puede decir que la economía andaluza

ha sobrevivido con nota alta. La crisis financiera y la

explosión de la burbuja inmobiliaria de la década pasada

separó mucho el grano de la paja e hizo recordar, a

miles de empresarios andaluces, lo que cuesta ganar

un euro y lo fácil que se pierde. Muchos se agarraron a

la exportación y eso ha sido fundamental para ser más

competitivos y evitar la pérdida de miles de empleos.

Hoy en día, gracias a la calidad de los productos y

servicios de muchas firmas andaluzas, se está en

récord histórico en comercio exterior, casi 43.000

millones de euros en 2022, un 25% más. Un aplauso

para todas ellas.

El Covid nos ha dejado a todos una marca indeleble que,

curiosamente, estamos intentando olvidar a marchas

forzadas e incluso se está consiguiendo. Basta con

ver cómo está el sector turístico, que este año volverá

a marcar récords de viajeros y, posiblemente, de

ingresos. La gente lo ha pasado mal con la enfermedad,

con el confinamiento, con las mascarillas, con la

distancia social… y toca divertirse, cueste lo que

cueste. Y a Andalucía eso le viene de perlas porque

es el mejor destino, si me permiten la inmodestia, del

Imagen de @keit.hartist

mundo. Por clima, conexiones aéreas, patrimonio,

gastronomía, oferta complementaria, seguridad…

Quién nos iba a decir, allá por 2020 cuando todo era

negro y no había ni vacunas contra el Covid, primero

que nos recuperaríamos y, segundo, en un tiempo

relativamente rápido. El PIB andaluz cayó un 10,6%

en 2020, pero rebotó un 5,6% en 2021 y un 5,2% en

2022 -aquí ya con la guerra y la inflación disparada-.

Especialmente sorprendente fue el gasto de los

hogares, con un aumento del 4,2% en 2022, que

mantiene el comercio o la restauración a flote. Las

ganas de disfrutar de la vida, que nos hemos dado

cuenta de que es importante entre jornada y jornada

de trabajo. Analistas Económicos de Andalucía prevé

un aumento del 1,3% en 2023 y del 2,1% en 2024 en su

último informe, en línea con el resto del país, por lo que

las perspectivas son positivas.

Hay cosas que, sin embargo, no parecen cambiar nunca.

Andalucía acabó el segundo trimestre del año con una

tasa de paro del 18%, siete puntos por encima de la

media nacional, según la Encuesta de Población Activa.

Es la tercera más alta del país, siendo solo superada

por Ceuta y Melilla. La historia, además, varía de forma

notable en función de la provincia: del 15% de Málaga y

Huelva al 22% de Cádiz y Córdoba. Es cierto que crece

la población activa, más de 4,1 millones en junio, pero

hay que mirárselo, y buscar soluciones ingeniosas para

cada territorio. Igual el café para todos no sirve.

De cara al futuro ¿qué podemos esperar? Lo primero

que no venga un meteorito. Si nos libramos hay dos

horizontes: estabilidad política y seguridad jurídica en

Andalucía con mayoría absoluta del PP e inestabilidad

política en el resto del país. ¿Estaría bien un poco de

calma para variar no?

¿ESTAMOS CARGANDO DE

DEMASIADA RESPONSABILIDAD

A LAS ORGANIZACIONES COMO

AGENTES DE CAMBIO SOCIAL?

Margarita Álvarez

Directora Human Age Institute. Founder en

Working for Happiness.

Hoy hablaba con un colega profesor de universidad

del grado de ADE y me comentaba que su empeño

era quitarles a sus alumnos “la creencia de que un

empresario es alguien que se forra y que en lo único

que piensa es en los beneficios y más bien hacerles

entender la presión a la que se ve sometido en todos

los frentes: tiene que ser rentable y sostenible y

tener equipos diversos y preocuparse por el impacto

medioambiental y formar e innovar, asegurarse de que

nadie se queda atrás por brechas como la digital, crear

un impacto positivo en las comunidades… y además,

ganar dinero”.

Y me ha hecho pensar. Es cierto que las organizaciones

tenemos un impacto enorme en la sociedad. Somos

un agente de cambio tremendamente cotidiano y

ágil. Normalizamos de forma natural y rápida lo que

vivimos en una organización: tener a una persona en

nuestro equipo con distintas capacidades nos permite

integrar la diversidad en nuestras vidas de una forma

más real y mucho más rápido que innumerables cursos

de formación; contar con un hombre en el comité de

dirección que decida tener un horario que le permita

conciliar, hace más por integrarla que infinidad de

comunicaciones internas sobre la importancia de la

conciliación; y así con mucho casos más.

Eso nos convierte en un agente de cambio con una

capacidad enorme para cambiar las cosas e impactar en

la sociedad. Y eso es una responsabilidad, pero también

un privilegio. El privilegio de saber que creamos futuro y

creamos sociedad.

En la sociedad futura, las organizaciones

desempeñarán un papel fundamental en la

Imagen de @keit.hartist

construcción de una sociedad mejor. A medida que

avanzamos hacia un mundo más interconectado

y globalizado, las organizaciones se enfrentan a la

responsabilidad de no solo maximizar sus beneficios

económicos, sino también de contribuir de manera

significativa al desarrollo social y sostenible.

Además, seguiremos teniendo un gran poder

transformador como motores económicos y

generadores de empleo, influyendo en la cultura y

los valores sociales, construyendo una sociedad más

inclusiva y con la sostenibilidad como imperativo;

trabajando la ética como organización y a nivel

individual con el estilo de liderazgo que elijamos para

nuestros líderes.

Pero con todo ello, deberemos abrir el debate sobre

el papel que juegan las empresas en la sociedad y

la cantidad de responsabilidad que se les atribuye.

Es crucial reflexionar sobre si estamos cargando

demasiadas expectativas y responsabilidades sobre

ellas y promover un equilibrio saludable entre la

responsabilidad empresarial y la sociedad. Cargarles

con una excesiva responsabilidad puede resultar

contraproducente e injusto.

Debemos tener en cuenta que existen otros actores

clave en la sociedad, como los gobiernos y los

ciudadanos, que también tienen la responsabilidad

de abordar estos desafíos. Es importante encontrar

un equilibrio entre la responsabilidad empresarial y

la responsabilidad compartida de la sociedad en su

conjunto.

SEA UN SÍ O UN NO NUESTRA OPINIÓN, EL DEBATE

SIEMPRE ENRIQUECE Y EL EQUILIBRIO SIEMPRE

ENGRANDECE.

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