Cue and Play Magazine N 02
¡Bienvenidos al segundo número de Cue & Play Magazine! Sumérgete en el vibrante universo de la música electrónica y su cultura en habla hispana. Con nosotros, descubrirás entrevistas exclusivas con destacados artistas, reportajes profundos que exploran las tendencias actuales y análisis detallados de la escena electrónica global. Además, para aquellos apasionados de la técnica, hemos incluido un emocionante curso gratuito de mezcla analógica. En Cue & Play Magazine, no solo informamos sobre música, sino que vivimos y respiramos la cultura electrónica. Nuestra comunidad es apasionada y diversa, y te invitamos a formar parte de este viaje sonoro con nosotros. Adéntrate, descubre, aprende y vibra al ritmo de la música electrónica con Cue & Play Magazine. ¡Acompáñanos en este emocionante viaje!
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En Cue & Play Magazine, no solo informamos sobre música, sino que vivimos y respiramos la cultura electrónica. Nuestra comunidad es apasionada y diversa, y te invitamos a formar parte de este viaje sonoro con nosotros.
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Mamá quiero ser DJ<br />
“Maldita Ansiedad”<br />
Mi manager le dijo al encargado de sala por lo que yo estaba pas<strong>and</strong>o que<br />
preguntó si quería cancelar. Mi respuesta fue negativa aunque pedí que me<br />
pusieran un cubo en la cabina por si la cosa iba a peor. Era una petición bastante<br />
humillante, pero me resultaba mucho más vergonzoso tener que cancelar una<br />
actuación por una chorrada que me había pasado en el camerino (al escribir estas<br />
líneas me vuelvo a agobiar tan sólo con el recuerdo).<br />
Aunque conseguí arrancar la sesión, no era capaz de concentrarme en las mezclas<br />
ni de escuchar las canciones con la debida atención. Un hormigueo recorría mis<br />
brazos y mis manos, tiritaba, resoplaba y las nauseas seguían ahí. Intenté fijarme<br />
en el público, pero tampoco quería que se dieran cuenta de mi estado, por lo que<br />
la ansiedad se duplicó al no poder ocultar lo que me estaba pas<strong>and</strong>o. Al final mi<br />
manager se acercó a la cabina y me dijo: «pincha con el sync, que no estás d<strong>and</strong>o<br />
ni una». El DJ residente también me ofreció su ayuda, interesándose por mi<br />
estado.<br />
Mientras, yo, balbuce<strong>and</strong>o, me aguantaba las ganas de vomitar, sudaba<br />
muchísimo y, debido al alien de mi estómago, no era capaz ni de saber lo que<br />
estaba haciendo. Estaba completamente aterrorizada. Sólo quería que aquello<br />
acabase cuanto antes porque la situación se me había ido completamente de las<br />
manos. Además, al miedo de que la gente me viese mal se unió el miedo a que<br />
pensasen que estaba así porque me había drogado. Decidí poner una playlist de<br />
las que siempre llevo preparadas y esperar a que pasase el tiempo para salir de<br />
allí lo antes posible. A los 20 minutos de sesión (para mí fueron horas), el<br />
encargado y uno de los residentes se acercaron y me sugirieron que lo dejase. Por<br />
una parte me sentí aliviada, pero por otra me sentí humillada, sentí que había<br />
decepcionado a los presentes, pensé en la imagen que debería estar d<strong>and</strong>o, en<br />
que nunca más volverían a contratarme en esa sala, en que el pánico y la ansiedad<br />
habían ganado la batalla.<br />
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