Intimas de Dios Magazine - Edición # 35

Dios habla a tu corazón
20 24
con propósito
Rossinis Páez
Líder Íntimas de Dios Venezuela.
Pastora.
Msc. en Educación Especial Integral.
Coordinadora Regional Marcha para Jesús
Todas hemos tenido desilusiones.
Sesilusiones que han causado cicatrices.
Hay quienes pueden manejarlas y
quienes no, el enemigo usa esto para
desgastarnos física, mental y
espiritualmente.
Soy pastora de oficio por 11 años,
tengo dos hijos: el mayor de 16 años y
una linda niña de 11 años.
Hace tres años y medio mi ex-esposo
decide romper con el matrimonio por
hacer una nueva relación sentimental.
Les confieso que no podía creerlo,
sentía que me volvía loca, no sabía
qué hacer, entré en un estado crítico,
no dormía, no comía y en menos de
seis meses rebajé 20 kilogramos. Para
mí la vida ya no tenía sentido, perdí
toda esperanza de avanzar, la tristeza
y el dolor me invadían, no entendía
por qué me estaba pasando esta
situación. Se suponía que éramos un
matrimonio consolidado, lleno del
amor de Dios, éramos pastores,
restauramos a mucha gente, en
especial a los matrimonios. Me sentía
muy dolida y decepcionada.
En medio de ese proceso me empecé
a dar cuenta que mi estima estaba por
el piso, literalmente creía que las
cucarachas valían más. Todo se me
vino encima, mis hijos sufrían, la iglesia
sufría, en realidad era una desgracia,
así lo veía para el momento.
Un día, una amiga me invita a
participar en un movimiento Íntimas
de Dios, yo fui por considerar su
amistad, pero mi verdad es que yo no
tenía esperanza, no quería nada, perdí
mi identidad, no tenía dignidad. En esa
reunión escucho una canción que se
llama “Reflejo” y la letra dice:
“Ayúdame, quiero ver lo que tú ves en
mí, respóndeme, esta vez no tengo a
dónde ir y nunca fue mi intención no
mirarme de la manera en que tú a mí
me ves. Hoy necesito volver a
escucharte que me recuerdes que
todo estará bien...”.
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