Zona N - 18-03-2024

Esa magia que atrapa a
muchos entre las líneas y
el olor único de las obras
literarias fue justamente lo
que atrapó a Dalila, cariñosamente
“Janomah”. Y es que, como
ella misma afirma, creció entre libros,
los cuales elegía para sentarse en un
rinconcito para poder leerlos. Así que,
como todo amante de estas creaciones,
sabía que debía cuidarlos para que su
padre le permitiera leerlos. Por ende,
toda esa práctica la fue enamorando
cada vez más de ese mundo mágico
que solo la literatura puede crear. En un
contexto digital, que modifica mucho de
lo que hacíamos y cómo lo hacíamos,
esta entregada dama nos cuenta la trayectoria
de la librería familiar, el relevo
generacional, los retos y mucho más.
¿Cómo llega tu familia a abrir la
librería Rodali?, ¿cómo inicia esta
historia?
La historia es como una novela
emocionante pues, con sus altas y
bajas, hoy podemos dar gracias a Dios
de que hasta aquí nos ha ayudado.
Cuando mi padre se iba a casar con mi
madre, decidieron poner, en casa de mi
abuela (su suegra), una librería.
De ahí se mudaron a una casa
independiente y, en la sala, pusieron el
negocio. Tenían de todo un poco, pues
iniciaron satisfaciendo las necesidades
de todos los que iban a buscar algo,
pero siempre con la base en la parte
de librería. De hecho, cada año,
Roberto (mi padre) iba y visitaba las
escuelas, tanto públicas como privadas,
y mantenía una estrecha relación entre
directores, profesores y distribuidoras
de libros, siendo esa conexión relevante
entre ambos grupos.
En los años siguientes, el negocio
mostró una prosperidad sostenida, por
lo que construyó un moderno edificio en
la calle José Ramón López #10, para
suplir su necesidad de más espacio.
Con la llegada de nuevos tiempos y,
con ellos, mayores desafíos, yo entro a
trabajar, ya graduada en Contabilidad
y Administración, afrontando junto a mi
padre la vida empresarial, con la ardua
tarea de organizar el negocio y traerlo
a la modernidad.
Este año, la librería cumple 56
años. ¿Cuáles entiendes que son
los mayores retos a los que se ha
enfrentado?
Este año, acabamos de cumplir 56
años. Cada año trae nuevos retos: los
gustos cambian, también las personas,
y la ciudad crece. Cada vez hay que
adecuarse a las nuevas generaciones y
uno de los mayores retos que tenemos
es el enseñar a los colaboradores más
jóvenes a seguir la tradición de servicio.
Y esto del relevo generacional,
¿cómo se ha dado en la familia?
El relevo se da de manera gradual.
Cuando inicié formalmente en la
librería, en la parte administrativa, mi
padre estaba al frente y me enseñaba
cómo se debían hacer las cosas. Poco a
poco, fue delegando su responsabilidad
en mí, hasta que decidió que era el
momento de retirarse.
Los avances digitales han
revolucionado todo. En el caso de
ustedes, ¿qué ha representado?
Los avances digitales llegaron para
mejorar y eficientizar el trabajo. De
los primeros pasos que realizamos fue
pasar de lo manual, como se manejaba
el negocio, a tener un sistema de
inventarios y de contabilidad, lo cual
hizo una gran diferencia.
¿Cómo visualizas el futuro de las
librerías en formato físico en el
país?
Si supieras que hay muchísimas
personas que, a pesar de que leen en
digital, necesitan el libro físico para
sentirse completos. Estoy convencida
de que siempre los libros tendrán
su espacio. De hecho, en Suecia
volvieron, en las escuelas, a introducir
libros físicos.
Desde tu punto de vista, ¿la
revolución digital ha afectado
negativa o positivamente?
En el momento del “boom” siempre
los negocios salen afectados. Pero,
cuando las aguas bajan, todo vuelve a
la normalidad. Así que te puedo decir
que son más las razones positivas de la
revolución digital que negativas.
MARZO 2024 ZonaN 35