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2 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY<br />
DOMINGO SÁBADO 23 <strong>24</strong> DE MARZO DE 20<strong>24</strong><br />
E L M U N D O<br />
INTELIGENCIA/ROSS PERLIN<br />
Un abanico de idiomas enriquece a Estados Unidos<br />
Ross Perlin es lingüista, escritor,<br />
traductor y codirector de la<br />
Alianza de Idiomas en Peligro de<br />
Extinción. Es autor de “Language<br />
City: The Fight to Preserve<br />
Endangered Mother Tongues in<br />
New York”. Envíe sus comentarios<br />
a intelligence@nytimes.com.<br />
Una larga historia<br />
de multilingüismo<br />
y discriminación.<br />
Hace casi 400 años, refugiados<br />
religiosos de habla valón procedentes<br />
de cerca de la moderna<br />
frontera franco-belga llegaron a<br />
un archipiélago de habla lenape,<br />
lo que marcó la fundación colonial<br />
de Manhattan. Desde entonces<br />
han llegado oleadas de migración<br />
cada vez más globales, sumando<br />
a la textura cultural y artística de<br />
la Ciudad. Hoy, la ciudad de Nueva<br />
York es la zona urbana con mayor<br />
diversidad lingüística del mundo.<br />
Donald Trump ahora está advirtiendo<br />
sobre esta diversidad<br />
lingüística, argumentando que<br />
las aulas de Nueva York están<br />
abrumadas por estudiantes extranjeros<br />
que hablan idiomas poco<br />
conocidos. “Hablan idiomas de<br />
los que nadie en este país ha oído<br />
hablar”, dijo Trump. “Es algo muy<br />
horrible”.<br />
Es cierto, como sugirió, que Estados<br />
Unidos no tiene instructores<br />
para la mayoría de los más de siete<br />
mil idiomas del mundo, por lo que<br />
nuestra capacidad para enseñarlos,<br />
aprenderlos o traducirlos todos<br />
es pobre. Pero, ¿por qué Trump catalogó<br />
esto como “algo muy horrible”<br />
y no hizo un llamado por más<br />
investigación y profesores de idiomas?<br />
¿Qué podría hacer que los<br />
idiomas fueran tan aterradores?<br />
Hay muchos beneficios prácticos<br />
en el conocimiento, la sabiduría<br />
y la poesía de las lenguas que los<br />
inmigrantes traen consigo. La<br />
investigación ha encontrado que<br />
la diversidad lingüística puede ser<br />
buena no sólo para el desarrollo general<br />
de los niños, sino también para<br />
su salud. La presencia de estos<br />
idiomas y sus hablantes revitaliza<br />
continuamente el profundo experimento<br />
social que es Estados Unidos.<br />
Todo mundo debería aprender<br />
a comunicarse con ellos.<br />
Estados Unidos nunca ha tenido<br />
un idioma oficial. Si bien el inglés<br />
es la lengua franca de facto, no está<br />
estandarizado en la forma en que<br />
Francia ha consagrado el francés<br />
parisino o China ha promulgado<br />
cierto tipo de mandarín. Aun así,<br />
Estados Unidos tiene una larga<br />
historia de discriminación contra<br />
personas que hablan otros idiomas,<br />
ya sea mediante la eliminación<br />
de las lenguas nativas en las<br />
escuelas residenciales o castigos a<br />
los estudiantes que hablan español<br />
en las escuelas públicas o prejuicios<br />
contra el inglés afroamericano.<br />
Pero es sólo a partir de la década<br />
de 1980 que algunos estados,<br />
impulsados por un movimiento<br />
temeroso del español y pro inglés<br />
que antecedía a Trump, comenzaron<br />
a consagrar el inglés en sus<br />
constituciones.<br />
Nada podría ser más ajeno a la<br />
historia y la realidad multilingüe<br />
de Estados Unidos que la imposición<br />
del inglés o de cualquier idioma<br />
estándar.<br />
Se estima que se hablaban unas<br />
300 lenguas nativas al norte del<br />
río Bravo antes de la colonización<br />
europea. Muchos milagrosamente<br />
aún se utilizan y hoy están reviviendo<br />
aún más, incluyendo el<br />
lenape. Y las primeras colonias<br />
no eran enteramente de habla<br />
inglesa. Manhattan estableció la<br />
plantilla multilingüe. En 1643, el<br />
sacerdote jesuita francés Isaac<br />
Jogues escribió que se hablaban<br />
18 idiomas entre las aproximadamente<br />
400 a 500 personas que<br />
residían en el puerto operado por<br />
los holandeses. La diversidad<br />
lingüística iba de la mano con la<br />
tolerancia religiosa y las oportunidades<br />
comerciales.<br />
Durante el siglo XIX y principios<br />
del XX, hablantes de lenguas<br />
principalmente orales como el<br />
irlandés, el siciliano, el yiddish y el<br />
taishanés, por nombrar sólo algunos,<br />
estaban dando forma a Nueva<br />
York y a Estados Unidos. Luego, en<br />
19<strong>24</strong>, el presidente Calvin Coolidge<br />
firmó la Ley Johnson-Reed en un<br />
intento por congelar el equilibrio<br />
étnico del país, alimentado por<br />
temores políticos y pseudociencia<br />
racista. La ley redujo drásticamente<br />
el número total de inmigrantes<br />
permitidos cada año, cesó la inmigración<br />
procedente de fuera de<br />
Europa del Norte y Occidental y<br />
estableció formalmente la Patrulla<br />
Fronteriza.<br />
Si es reelecto, Trump ha prometido<br />
llevar a cabo las deportaciones<br />
más grandes en la historia<br />
de Estados Unidos y bloquear la<br />
entrada de personas de ciertos<br />
países, tal vez incluso por motivos<br />
de idioma. Si se sale con la suya,<br />
20<strong>24</strong> bien podría convertirse en el<br />
nuevo 19<strong>24</strong>.<br />
Hoy en día, cerca de 70 millones<br />
de estadounidenses hablan en<br />
casa idiomas que no son inglés.<br />
Lo mismo ocurre con aproximadamente<br />
la mitad de todos los<br />
neoyorquinos, y esa diversidad<br />
lingüística es más evidente en<br />
Queens, el autoproclamado<br />
“distrito del mundo”. Queens es<br />
hogar de más de dos millones de<br />
personas, y hablan idiomas como<br />
mixteco, kichwa, tibetano y fulani,<br />
así como un tesoro de idiomas<br />
en peligro de extinción invisibles<br />
para el censo, pero mapeados por<br />
mi organización, la Alianza de<br />
Idiomas en Peligro de Extinción.<br />
Trump, que nació en Queens de<br />
una madre cuya lengua nativa era<br />
el gaélico escocés, entiende cómo<br />
movilizar a la gente para que no se<br />
haga a todo Estados Unidos como<br />
Queens. Los ataques a los idiomas<br />
con demasiada frecuencia son<br />
ataques contra sus hablantes, pero<br />
los monolingües como él pueden<br />
temer particularmente perder<br />
su privilegio lingüístico. Si bien<br />
Trump puede tener negocios en todo<br />
el mundo, nunca ha abandonado<br />
su zona de confort lingüístico.<br />
Hay preocupaciones legítimas<br />
sobre los recursos finitos y los<br />
retos de la integración, pero en<br />
la actual retórica acalorada y los<br />
errores de políticas en torno a la<br />
inmigración, se está pasando por<br />
alto la plenitud de lo que más de<br />
170 mil solicitantes de asilo están<br />
trayendo a Nueva York —y lo que<br />
los inmigrantes traen a Estados<br />
Unidos.<br />
El multilingüismo está profundamente<br />
enlazado en la historia<br />
estadounidense. Y, sin embargo,<br />
Estados Unidos no ha construido<br />
un proyecto multilingüe coherente<br />
como lo han hecho otros países que<br />
apoyan más de un idioma oficial.<br />
Los estadounidenses tienen<br />
la oportunidad de documentar y<br />
desarrollar su multilingüismo y la<br />
riqueza que este ofrece, en lugar de<br />
recibirlo de forma pasiva o incluso<br />
negativa.<br />
Esto es aún más imperativo hoy<br />
en día, cuando las lenguas indígenas<br />
del continente americano,<br />
las lenguas vernáculas de áreas<br />
de África afectadas por la trata<br />
de esclavos y los idiomas de otros<br />
lugares colonizados están al borde<br />
del abismo. Todos tenemos la<br />
responsabilidad moral no sólo de<br />
escuchar estos idiomas, sino también<br />
de hacerles espacio.<br />
Llegaron los incendios,<br />
con los hidrantes secos<br />
Este artículo fue escrito por<br />
Brent McDonald, Miguel Soffia y<br />
John Bartlett<br />
Arijeta Lajka y Kristen Williamson<br />
contribuyeron con información<br />
para este artículo.<br />
ALAN MATTINGLY Editor<br />
The New York Times International Weekly<br />
620 Eighth Avenue, New York, NY 10018<br />
VIÑA DEL MAR, Chile — Mientras<br />
un incendio forestal arrasaba<br />
las ciudades de Viña del Mar y Quilpué<br />
en la costa del Pacífico de Chile<br />
el mes pasado, llamas envolvieron<br />
a residentes en<br />
las calles, destruyeron<br />
casas y<br />
abrumaron la red<br />
de servicios públicos.<br />
Se cortó la<br />
electricidad, las<br />
comunicaciones<br />
se interrumpieron y no llegó suficiente<br />
agua a una línea de defensa<br />
crítica: los hidrantes.<br />
Los bomberos y residentes de las<br />
dos ciudades dijeron a los periodistas<br />
de The New York Times que la<br />
carencia de agua había obstaculizado<br />
los esfuerzos para detener el<br />
avance del fuego. El incendio —el<br />
más mortífero en la historia de Chile,<br />
cobrando 134 vidas y destruyendo<br />
miles de hogares— ardió fuera<br />
de control, alimentado por condiciones<br />
climáticas extremas, fuertes<br />
vientos y árboles secos.<br />
Muchos de los que murieron vivían<br />
en asentamientos informales<br />
en laderas bordeadas de eucaliptos<br />
—lugares donde no llega la red de<br />
agua.<br />
Chile, que experimenta una sequía<br />
prolongada, ha enfrentado<br />
problemas continuos con el suministro<br />
de agua suficiente para combatir<br />
los incendios forestales en<br />
áreas urbanas. En la región de Valparaíso,<br />
que incluye Viña del Mar y<br />
Quilpué, los expertos en incendios<br />
forestales dicen que el desarrollo<br />
no regulado ha hecho que las ciudades<br />
y pueblos sean particularmente<br />
vulnerables a los incendios.<br />
“Es un problema de oferta y demanda”,<br />
dijo Miguel Castillo, profesor<br />
en la Universidad de Chile que<br />
trabaja con ciudades en medidas de<br />
prevención de incendios forestales.<br />
“Muchas veces no hay agua disponible<br />
para combatir incendios”, dijo,<br />
añadiendo que el problema persiste<br />
desde hace años. “Y ahora ha<br />
INTERNATIONAL WEEKLY<br />
CONSULTAS EDITORIALES:<br />
nytweekly@nytimes.com<br />
CONSULTAS DE VENTAS Y PUBLICIDAD:<br />
nytweeklysales@nytimes.com<br />
MIGUEL SOFFIA PARA THE NEW YORK TIMES<br />
Un hidrante en Quilpué, Chile, que no tenía agua durante el incendio, según los residentes.<br />
empeorado”.<br />
Esval, la empresa que abastece<br />
de agua a la región de Valparaíso,<br />
negó que haya habido problemas<br />
con los hidrantes y dijo que el sistema<br />
de agua estaba a “plena capacidad”.<br />
La empresa mantiene más de 10<br />
mil hidrantes, pero el Gobierno no<br />
le exige suministrar agua potable<br />
ni instalar hidrantes en los numerosos<br />
barrios marginales no regulados<br />
de la región. Sin embargo, los<br />
registros gubernamentales indican<br />
que, en los últimos años, Esval ha<br />
recibido 70 mil quejas anuales de<br />
sus 700 mil clientes, principalmente<br />
por el suministro deficiente de<br />
agua a los hogares.<br />
El incendio forestal ha reavivado<br />
un debate en Chile sobre el acceso<br />
desigual al agua bajo las regulaciones<br />
hídricas del país. Los derechos<br />
de agua fueron privatizados en 1981<br />
durante la dictadura del general<br />
Augusto Pinochet.<br />
Rodrigo Mundaca, gobernador de<br />
la región de Valparaíso y defensor<br />
de los derechos del agua, ha renovado<br />
los llamados a renacionalizar los<br />
servicios públicos básicos de Chile,<br />
como el agua y la electricidad, para<br />
conservar los recursos y servir mejor<br />
a las comunidades vulnerables.<br />
Más de una semana después de<br />
que se disipó el humo de Pompeya<br />
Sur en Quilpué, investigadores<br />
forenses identificaron los restos<br />
de una niña de 14 años, Anastasia<br />
Orellana, que murió cuando el incendio<br />
forestal arrasó la comunidad.<br />
Su hermano, Ariel Orellana,<br />
de 34 años, ya había encontrado<br />
el cuerpo de su madre en un auto<br />
quemado con dos perros, también<br />
muertos, estacionados afuera de<br />
la casa.<br />
“Aquí no hay ningún plan de evacuación”,<br />
dijo Ariel, sosteniendo una<br />
fotografía de su hermana. “Tampoco<br />
había hidrantes”, añadió.<br />
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