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22 SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO <strong>24</strong> DE MARZO DE 20<strong>24</strong><br />
Lecturas de domingo<br />
La pasión carnal<br />
en el último libro<br />
de García Márquez<br />
Un aspecto central de la novela está en la relación –poco desarrollada– de la protagonista con<br />
su madre, a la que mantiene al tanto de lo transcurrido cada año en su vida.<br />
CRÍTICA<br />
KIRVIN LARIOS<br />
Ciudad México<br />
Tomado de Letras Libres<br />
El G a b r i e l<br />
García Márq<br />
u e z o t o -<br />
ñal escribe<br />
con fervor;<br />
con la embrujadora prosa<br />
de todas sus páginas, pero<br />
apremiado por la inminente<br />
desaparición de la<br />
memoria, algo que podemos<br />
figurarnos como una<br />
especie de muerte o limbo<br />
antes de la muerte, un lugar<br />
del que nunca ha salido<br />
ni saldrá nadie con un<br />
libro. Como resulta difícil<br />
fiarse del que ha perdido<br />
parcial o totalmente su<br />
memoria, leímos con incredulidad<br />
las sinopsis sobre<br />
En agosto nos vemos,<br />
su novela póstuma; el aparato<br />
publicitario erigido en<br />
torno a una ficción promocionada<br />
como la más esperada<br />
de la década o el cierre<br />
perfecto de uno de los<br />
autores más grandes de la<br />
literatura universal. En un<br />
mercado editorial que desdibuja<br />
las cubiertas con fajas<br />
repletas de encomios<br />
gratuitos, no sorprenden<br />
estos gestos que tan solo<br />
parecen querer nivelarse<br />
con un escritor excepcional,<br />
del que, como ocurre<br />
con los clásicos o los más<br />
grandes, nunca está todo<br />
dicho, o bien lo dicho es<br />
repetitivo y cansa.<br />
Ana Magdalena Bach,<br />
la protagonista de la historia,<br />
visita sola cada 16<br />
de agosto la tumba de su<br />
madre, que está sepultada<br />
en una isla del Caribe a<br />
la que llega en transbordador<br />
y donde toma siempre<br />
el mismo taxi, se hospeda<br />
en el mismo hotel, cena<br />
lo mismo y le compra a<br />
la misma florista. El orden<br />
se desbarata tras una noche<br />
de tragos, flirteo y boleros,<br />
cuando decide a sus<br />
46 años tener sexo con un<br />
hombre que no es su esposo<br />
y que al amanecer la<br />
deshonra con un billete<br />
de veinte dólares (“de carne<br />
y hueso”, dirá ella después).<br />
A partir de esa primera<br />
infidelidad, el viaje<br />
para visitar la tumba de su<br />
madre se convierte en una<br />
travesía malograda o feliz<br />
por encontrar un amante<br />
nuevo o pasado, en medio<br />
de las transformaciones<br />
de una isla asediada por<br />
el turismo que eleva cada<br />
año los precios de las co-<br />
sas y vuelve incómoda las<br />
estancias. Ana Magdalena<br />
viene de una familia de<br />
músicos, está casada con<br />
uno y tiene una hija insomne<br />
que desea ser monja.<br />
Es una gran lectora (el<br />
libro en sí mismo es una<br />
bibliografía corta de sus<br />
lecturas), con oído atento<br />
para la música y buena<br />
bailarina. En la narración<br />
vemos cómo va mudando<br />
de hotel y de ropa, cómo<br />
escoge a unos hombres<br />
y es escogida por otros, y<br />
cómo su nueva situación<br />
crea un contrapunto revelador<br />
de su realidad conyugal.<br />
No es original decir que<br />
a la luz de sus grandes<br />
obras esta sea menor, salvo<br />
que de un libro solo nos<br />
desvelen el regodeo de las<br />
influencias y todo lo que<br />
no constituya el libro per<br />
se. Aquí hay otra novela<br />
sobre el amor y la muerte<br />
(¿los dos únicos temas<br />
que existen?), pero asombrosamente<br />
escrita (otra<br />
vez), y no pocas veces sabia<br />
en su concepción del<br />
deseo y de la entrega. Los<br />
capítulos 1, 4 y 5 son quizá<br />
los más logrados, con diálogos<br />
enérgicos y descripciones<br />
de personajes que<br />
hacen que los miremos<br />
dos veces. Es difícil olvidar<br />
a la Ana Magdalena que<br />
se escruta frente al espejo<br />
(como para ella es difícil<br />
sacarse la imagen de la<br />
laguna de su primera ventana<br />
de hotel). Son frescos<br />
los pasajes humorísticos<br />
como del mejor, o del<br />
único, García Márquez,<br />
y es interesante cómo expone<br />
los poderes lábiles<br />
de la seducción masculina<br />
a través de lo que vive<br />
la protagonista (“lo dijo<br />
en el tono de los hombres<br />
cuando quieren que no les<br />
crean”). Esto, presumo, resultará<br />
discutible para muchos,<br />
que encontrarán en<br />
la decidida Ana Magdalena<br />
Bach otra víctima patriarcal.<br />
Un aspecto central de<br />
la novela está en la relación<br />
–poco desarrollada–<br />
de la protagonista con su<br />
madre, a la que mantiene<br />
al tanto de lo transcurrido<br />
cada año en su vida (y<br />
que a través de un peluquero<br />
parece enviarle una<br />
señal de aprobación de sus<br />
infidelidades). El diálogo<br />
póstumo de Ana Magdalena<br />
con la tumba y memoria<br />
maternas evoca el que<br />
los lectores sostenemos<br />
con esta historia que a ratos,<br />
si nos evadimos de su<br />
lirismo, crece en la cabeza<br />
como un paisaje cinematográfico.<br />
Esto no constituye<br />
ninguna tara, pues García<br />
Márquez ha querido hacernos<br />
mirar y hacernos<br />
mirar una tumba: la de la<br />
madre de una hija que trata<br />
de conjurar una memoria<br />
heredada y se aventura<br />
a hacer lo que su madre y<br />
otras esposas casadas vírgenes<br />
tal vez quisieron y<br />
tal vez no pudieron (“A mi<br />
edad todas las mujeres estamos<br />
solas” es un leitmotiv<br />
de la narración).<br />
Si cabe ver una lectura<br />
emancipadora o una aspiración<br />
feminista en la última<br />
heroína de García Márquez,<br />
no es en el modo en<br />
que ella asume su sexualidad<br />
–que vive de manera<br />
ambivalente y cínica–, sino<br />
en cómo dilucida que el<br />
lugar a donde su madre la<br />
guía cada agosto puede liberarla<br />
o sacarla de sí misma<br />
o de su personaje, y liberarse<br />
de él para seguir<br />
teniéndose en la muerte.<br />
Pero esto, repito, se profundiza<br />
muy poco, no tanto<br />
por descuido del narrador<br />
como por tratarse de<br />
un relato al que no le preocupa<br />
la espera anual de la<br />
protagonista ni los pormenores<br />
de su pasado, pero<br />
que se apasionada por el<br />
conflicto que experimenta