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Centurion Argentina Spring 2021

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BlackBook Un lugar

BlackBook Un lugar inigualable El Halas 71 amarrado en Cennet Koyu frente a Villa Maçakizi Tres mujeres con vestidos vaporosos entraban en el hotel después de una larga noche en el bar de la playa, deslizándose como bellos fantasmas entre buganvilias trepadoras y geométricas esculturas de cristal de la artista turca Sema Topaloglu. Mi marido y yo, que acabábamos de llegar de Londres, estábamos observando tranquilamente la escena desde una mesa en el lounge cuando, de repente, vimos que teníamos compañía. Un tipo inglés se plantó en nuestra mesa, pidió un tequila y un refresco («El ron engorda, el tequila emborracha», informó al mesero) y empezó a relatarnos su romance con el hotel. «Aquí todos somos una familia», exclamó jovialmente entre sorbos. Había oído muchas historias sobre Maçakizi: las supermodelos y la realeza, las fiestas que duran hasta el amanecer (incluso a veces hasta la tarde)..., pero ser testigo de todo esto era otra historia. El hotel no es un simple alojamiento sino un estilo de vida. Aquí los huéspedes son recibidos por el carismático dueño Sahir Erozan y su simpático compañero australiano, el director general Andrew Jacobs. Al día siguiente, en el beach club, un grupo de estadounidenses debatía acaloradamente sobre la longitud mínima que debe tener un yate para una familia de cuatro personas más la tripulación (22 metros, al parecer). Durante el desayuno, una pareja de ingleses trabajaba con laptops en su mesa; llevaban hospedados desde junio y no pensaban marcharse hasta que el hotel cerrara en noviembre, al final de la temporada. En el bar de la playa se podía encontrar, a cualquier hora del día, a un grupo de hombres ataviados con prendas de Givenchy fumando Cohibas. Incluso con la COVID-19, el espectáculo no cesaba: las mascarillas de colores y el gel desinfectante personalizado en frascos elegantes eran lo último en accesorios imprescindibles. Sin embargo, yo no había venido acá a hablar de barcos ni a fumar puros. Mi intención era conocer las nuevas incorporaciones a la familia Maçakizi: un yate con 12 suites y una villa de uso exclusivo. Esa tarde zarpamos en el Halas 71, de 53 metros, desde Cennet Koyu (Bahía Paraíso) hasta Çatalada (Isla Tenedor) y, a lo largo de nuestra travesía, pudimos divisar unas cuantas megamansiones y superyates. El velero era majestuoso y muy diferente a los relucientes barcos blancos que nos cruzamos durante el recorrido. La embarcación, encargada en 1912 por la Compañía de navegación a vapor del Bósforo, fue construida en 1914 en la ciudad escocesa de Glasgow. Al igual que muchos otros barcos de la época, la marina británica lo reutilizó durante la Primera Guerra Mundial y, tras la derrota en la batalla de Galípoli, operó como ferri de vapor en Estambul, transportando a comerciantes y turistas a través del Bósforo. En 1984, el magnate de los medios de comunicación Haldun Simavi volvió a transformarlo, esta vez en un yate de lujo. Simavi y su esposa agasajaron aquí a una impresionante lista de invitados: la princesa Margarita de Inglaterra, el Príncipe de Gales, John Malkovich, así como Bill y Hillary Clinton. FOTOGRAFÍA ENGIN AYDENIZ 14 CENTURION-MAGAZINE.COM

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