Blackbook Escapada al futuro Nuestros microbiomas, nosotros mismos ¿Busca una salud óptima? Un sector cada vez más en boga quiere que preste atención a sus intestinos Tómese un momento para pensar en la cantidad de tiempo, energía y dinero que invierte una persona normal en intentar mejorar su dieta. El programa Whole30 prohíbe ingerir lácteos, azúcares añadidos, cereales y legumbres. La dieta Paleo, por su parte, insta a evitar los alimentos que no hayan sido cazados o recolectados, así como ciertas grasas. La dieta keto, en cambio, apuesta por las grasas hasta el punto que recomienda añadir mantequilla al café. El presentador de televisión Jimmy Kimmel aboga por el ayuno intermitente, mientras que Kate Middleton confía en un plan proteínico y bajo en hidratos de carbono aclamado por el Dr. Pierre Dukan. Ahora imagínese que, mediante un simple test que puede completar de forma tranquila e indolora en su casa, tiene la oportunidad de evitar una industria dietética que factura unos US9,000 millones y saltar directamente a la parte en la que ya sabe con toda seguridad qué tipo de alimentos le funcionan y cuáles no. Viome, UBiome, Thryve y Day Two son algunas de las nuevas empresas que le preguntarán si todas las respuestas que buscaba se han estado ocultando en su propio ombligo todo el tiempo. Para todas ellas, la clave está en el microbioma, en esa comunidad muy estudiada pero poco comprendida compuesta por millones de bacterias, virus y protozoos que habitan tanto dentro como encima del organismo humano. El sistema es tan esencial que algunos científicos lo consideran un órgano más y tan transformador que los que han escrito sobre el tema, como es el caso de Michael Pollan, ya no se ven a sí mismos como personas, sino como poblaciones o grupos de organismos microbianos; y es que la forma en la que el microbioma interactúa con ciertos alimentos podría influir en la energía, la digestión, el peso y el estado mental. Todo lo que tiene que hacer como usuario es tomar y enviar una muestra de heces, y estas compañías, apoyándose en la inteligencia artificial, elaborarán un plan nutricional adaptado a sus necesidades. Así es como acabo tomando una muestra de mis propios desechos después de solicitar un kit de análisis de microbioma valorado en US9 a Viome, una empresa fundada en 2016 que presume de tener cientos de miles de clientes. Llega en una elegante caja de cartón con un logotipo similar al de una película de ciencia ficción sueca. El manual de instrucciones en su interior explica cómo recoger las muestras y registrarse en línea para ver los resultados (una serie de puntuaciones numéricas asignadas a su salud metabólica y su actividad inflamatoria). «Dejamos a un lado las conjeturas sobre lo que significa una alimentación correcta», señala Viome. Aun así, la biología pone ciertos peros a estas afirmaciones. En primer lugar, sus deposiciones aportan información sobre el colon y el recto interno, es decir, sobre la última parte del tracto gastrointestinal o el desenlace del proceso digestivo. Es cierto que los médicos están haciendo avances increíbles con respecto a los trasplantes de microbiota fecal utilizados para tratar el microbioma en personas diagnosticadas con enfermedades intestinales como la colitis, pero todo eso constituye un mundo aparte. El resultado de un exitoso trasplante de heces se asemeja al de un auto que funciona mejor después de cambiarle el conducto de combustible. Ahora bien, estas empresas proclaman que son capaces de ajustar el motor, arreglar la transmisión y formar a mejores conductores, todo ello valiéndose únicamente del tufillo del tubo de escape. Dicho de otro modo: «Aunque se está empezando a recopilar un montón de información —subraya Jesse Shapiro, profesor de biología en la Universidad de Montreal especializado en genómica evolutiva microbiana—, el impacto que tiene en su salud y el uso que puede darle usted son muy limitados». En segundo lugar, su microbioma cambia drásticamente de semana en semana. Algunos 16 CENTURION-MAGAZINE.COM
La clave está en el microbioma, en esa comunidad muy estudiada pero poco comprendida compuesta por millones de bacterias, virus y protozoos que habitan tanto dentro como encima del organismo humano. expertos estiman que 30 por ciento del mismo (lo que denominan el núcleo del microbioma) se mantiene invariable; sin embargo, incluso si esta cifra es exacta, la población bacteriana que reside en sus deposiciones es, con toda probabilidad, distinta a la que habita en la parte superior del tracto digestivo, donde también se encuentran las paredes del estómago y tienen lugar las primeras ¡y tan importantes! interacciones con la comida. Por último, existe un problema de identidad. Es posible que dos sujetos sometidos al test tengan niveles elevados de la bacteria X, la encargada de metabolizar las grasas, pero quizás el sujeto número 1 ingiera un montón de grasa y el sujeto número 2 apenas la pruebe. Por lo tanto, un nivel elevado de una bacteria determinada puede significar cosas distintas en dos personas diferentes. Aun así, estos kits son una oferta casi irresistible en una época en la que las personas obsesionadas con la salud dan la misma importancia a lo que se introduce en el cuerpo que a lo que se hace con él. «Todas las enfermedades comienzan en el intestino —argumenta Viome, citando a Hipócrates—. Imagine un mundo donde la enfermedad fuera opcional». El material promocional de Day Two anuncia que puede «llevar la salud hasta el siguiente nivel». Asimismo, Thryve pregona que con su programa Gut Health (salud del intestino) puede perder peso, aumentar su energía, ayudar al sistema inmunitario y mejorar su estado de ánimo. Llegados a este punto, me gustaría detenerme en un tema importante: a pesar de toda la jerga científica, estos kits no son pruebas clínicas. Ofrecen cierta información, «pero yo los calificaría como lúdicos —afirma Shapiro—. Es posible que se someta al test y descubra que su nivel de un tipo concreto de microbio que se alimenta de fibra está por debajo del promedio. Ante esta situación, quizás pueda añadir más variedades de fibras a su dieta y comer más verdura». Shapiro lo compara con un Fitbit: «Tal vez sea motivacional». También hay una verdadera preocupación con respecto a la privacidad del ADN de las muestras. Para que la inteligencia artificial funcione de manera precisa, las empresas requieren mucho material genético. El problema es que, una vez recopilado, puede hackearse, ponerse a disposición de las fuerzas de seguridad o venderse a terceras partes (23andMe, empresa dedicada a los diagnósticos genéticos caseros, acaba de firmar un acuerdo de cuatro años con el gigante farmacéutico GlaxoSmithKline por US0 millones). Algunas compañías, como Onegevity y LunaDNA, dejan que sean sus clientes los que decidan si se puede utilizar o no su ADN y les conceden participaciones o beneficios a cambio de sus datos. El fundador de Viome, Naveen Jain, mantiene que su empresa guarda la información personal y los datos relativos al ADN en dos lugares distintos, pero recalca que compartir información es la clave. «Solo puede funcionar si toda la humanidad se une. ¡Aunemos esfuerzos para resolver este problema!», concluye Jain. El verdadero problema al que nos enfrentamos con los kits de microbioma caseros tiene poco que ver con las enfermedades crónicas o con la dieta; está relacionado, más bien, con nuestro propio entorno. Mejorar nuestra dieta implicaría eliminar una de las principales preocupaciones de la vida, la obtención de la energía que necesitamos para existir, y utilizar la nutrición para crear la que pensamos que es la mejor versión de nosotros mismos. Al día de hoy, esta generación de análisis de microbioma solo es uno de los pasos necesarios para saber más sobre nuestro intestino. «No es más que un microbioma aislado —explica el Dr. Eric Topol, profesor de medicina molecular y vicepresidente ejecutivo de Scripps Research—. Hay que ser capaz de conectar todos los puntos y tener una visión de todo el conjunto». Esto implica otras variables como la actividad física, el sueño y la dieta, además de otros factores como el ADN y los análisis de sangre. Si bien estos kits de prueba encajan perfectamente con este discurso, el tema de la salud y de la posible influencia de la dieta en ella sigue siendo una cuestión demasiado amplia como para tener cabida en una cajita. –John Ortved ENTRENAR DESDE CASA Las rutinas de ejercicio sin salir de su propio hogar pasan al siguiente nivel. En una era en la que los avances tecnológicos nos lo ponen fácil para no tener que salir nunca de casa, la simple idea de ausentarse para romper a sudar parece completamente desfasada. Puede que las clases en grupo sean un segmento en crecimiento dentro del mercado del fitness, sin embargo, aún hay muchas personas que prefieren ejercitarse en casa. A diferencia de las bicicletas estáticas o las caminadoras, las nuevas tecnologías para ponerse en forma son claramente elegantes, no invasivas y están diseñadas para que no acaben convertidas en un perchero. Mirror es un panel montado en la pared que hace las veces de entrenador personal. Fue creado por Brynn Putnam (antigua bailarina del Ballet de Nueva York y dueña del estudio Refine Method especializado en HIIT) con la convicción de que la comodidad es esencial en el fitness del futuro y que los usuarios buscan contenidos, instrucciones y experiencias de más calidad que las que pueden encontrar en Google (mirror.co). Una buena financiación, unas críticas favorables y celebridades encantadas con su propuesta han demostrado que las hipótesis de Putnam eran correctas. Los usuarios de Mirror seleccionan una rutina de entrenamiento entre las distintas opciones —HIIT, cardio, fuerza, yoga, barra, pilates o boxeo— y siguen las instrucciones de su entrenador (puede ser una imagen digital o una persona). El programa se sincroniza con un monitor conectado vía bluetooth que registra el ritmo cardiaco, las calorías quemadas, así como otros datos biométricos completamente personalizados. Y, a diferencia de otros como Thighmaster o Bowflex que se limitan a un solo tipo de ejercicio, Mirror —cuyo costo es de › CENTURION-MAGAZINE.COM 17
