Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
74<br />
madre se entristecía cada vez que preguntaba, así que <strong>de</strong>jé <strong>de</strong> hacerlo. No quería<br />
perturbarla; su salud era débil y sus respuestas <strong>de</strong>masiado vagas. Mi abuela me<br />
había explicado <strong>los</strong> cuatro datos que manejaba. Se llamaba Juan —su apellido<br />
siempre fue una incógnita—, conoció a mi madre en Soria, en un permiso militar.<br />
Después <strong>de</strong> varios meses <strong>de</strong> noviazgo, murió en unas prácticas <strong>de</strong> tiro al ser<br />
alcanzado por un disparo. Siempre pensé que ese trágico suceso había sido el<br />
<strong>de</strong>tonante <strong>de</strong> la <strong>de</strong>presión <strong>de</strong> mi madre… Pero ahora ya no estaba segura <strong>de</strong> nada.<br />
¿Y si jamás había existido?<br />
Busqué la mochila y saqué las cartas. Solo había leído una tercera parte, así<br />
que tal vez la respuesta estaba en ellas. Deshice el lazo que las contenía con rabia y<br />
tomé una al azar. Las letras empezaron a cruzarse y a hacerse borrosas hasta<br />
<strong>de</strong>saparecer. Me enjugué las lágrimas con el dorso <strong>de</strong> la mano.<br />
«¡Malditas cartas!», sollocé.<br />
Sentí un dolor agudo en el pecho. Me costaba respirar. La necesidad<br />
apremiante <strong>de</strong> aire fresco me empujó al exterior. Corrí hacia el embalse sin po<strong>de</strong>r<br />
reprimir el llanto. Una mezcla <strong>de</strong> ira y tristeza me oprimía el corazón. Me <strong>de</strong>jé caer<br />
<strong>de</strong> rodillas allí mismo, al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l estanque, y empecé a respirar<br />
entrecortadamente. Traté <strong>de</strong> razonar.<br />
Entonces entendí por qué mi tío me odiaba. Le recordaba a mi madre. Yo era<br />
su viva imagen, la imagen <strong>de</strong> su gran amor… Un amor que acabó <strong>de</strong> forma<br />
dramática. No pu<strong>de</strong> evitar preguntarme si la locura <strong>de</strong> mi madre se habría<br />
agravado por el abandono <strong>de</strong> mi tío y si este tuvo algo que ver con su ingreso en el<br />
sanatorio.<br />
De pronto, la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que Álvaro fuera algo más que mi tío se cruzó por mi<br />
mente en forma <strong>de</strong> nube negra. Sacudí la cabeza para librarme <strong>de</strong> ella. Aquello no<br />
tenía ningún sentido…<br />
«Mi padre.» Sí, aquella era la palabra que me impedía respirar. Sostuve la<br />
cabeza entre las manos para evitar que estallara. Una vocecita mordaz insistió en mi<br />
interior: «Él es tu padre. Las piezas encajan».<br />
Me miré las manos un instante antes <strong>de</strong> que mi cerebro les diera la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />
lanzar las cartas. Planearon por el aire antes <strong>de</strong> amerizar en el agua ver<strong>de</strong> <strong>de</strong>l<br />
estanque.<br />
Me arrepentí nada más verlas flotar junto a <strong>los</strong> nenúfares. Aquellas hojas<br />
contenían las respuestas que buscaba. Y las había arrojado sin darles la oportunidad<br />
<strong>de</strong> que explicaran su gran secreto.<br />
Busqué un palo y traté <strong>de</strong>sesperadamente <strong>de</strong> rescatarlas… Las había<br />
arrojado con tanta fuerza, que algunas estaban en el centro <strong>de</strong>l embalse. Apenas<br />
conseguí rozarlas. Contemplé horrorizada cómo las letras se <strong>de</strong>svanecían en el<br />
agua.<br />
Libros<strong>de</strong>lcielopersonal.blogspot.com