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ASOCIACION PROYECTO HOMBRE
Programas de tratamiento para cocainómanos
en la Asociación Proyecto Hombre: Buenas Prácticas
La investigación y la práctica basada en evidencia deben informar y
sostener al desarrollo de servicios de atención a drogodependientes.
Sin embargo, es también importante reconocer que las prácticas
que son acertadas en un contexto no se trasladan necesariamente
“al por mayor” a otro diferente que el de procedencia. Por lo
tanto es esencial que en las intervenciones basadas en evidencia
(“evidence based treatments” en la definición de UNODC) la base
de la evidencia “está interpretada” para reflejar el “nuevo” contexto
y eso es traducir las prácticas tomando en consideración las
posibles diferencias en factores sociales, culturales y económicos
(desde la perspectiva del modelo Bio-Psico-Social de Juan Mayor).
Hay consideraciones adicionales para extrapolar las “mejores”
prácticas en el tratamiento de las adicciones al contexto de cada
región. Entre otras: la posición legal sobre las drogas y sobre el uso
de las mismas, las políticas nacionales y regulaciones que controlan
los tratamientos y sistemas sanitarios y de bienestar social, las
respuestas destinadas a trabajar sobre todo el entorno y no solo
la población consumidora (contexto familiar, educadores de barrio,
planes municipales, programas de prevención destinada) y, por
último, la actitud de las sociedades hacia las drogas, el uso de la
droga y los delitos asociados al consumo de drogas.
Esperamos que la Guía también apoye la “traducción” de estándares
internacionales existentes y de pautas de tratamiento (existen
documentos al respecto publicados por el OMS, UNAIDS,
UNODC) como ejemplos de las intervenciones realistas que se
pueden adaptar para resolver necesidades locales. La Comisión
Nacional de evaluación de programas de tratamiento de adicciones
de Proyecto Hombre identificó esta traducción como una barrera
potencial para mantener la independencia de los programas de
cocainómanos.
Es una intención asimismo de este documento plantear la opción
de los programas de atención teniendo en cuenta los criterios de
Eficacia basada en la evidencia del tratamiento y Eficiencia en el
aprovechamiento de los recursos del entorno y la Maximización
de los recursos humanos, económicos y estructurales existentes. La
Guía también incluye las intervenciones que no requieren recursos
financieros significativos, ya que las presiones financieras han sido
identificadas como una barrera potencial de accesibilidad a los
tratamientos.