COVACAMP REGUMIEL DE LA SIERRA 2007
Dossier 2007 â Regumiel - Asociación Española de GuÃas y Scouts ...
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EL BUSCADOR<br />
Esta es la historia de un buscador. Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de<br />
Kammir. Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó a lo lejos Kammir.<br />
Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha le llamó mucho la atención. Estaba<br />
tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras,<br />
la rodeaba una especie de valla de madera.<br />
Una portezuela lo invitaba a entrar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar<br />
lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.<br />
Sus ojos eran los de un buscador y quizás por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella<br />
inscripción:<br />
Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y tres días<br />
Se sorprendió al darse cuenta que aquella piedra no era simplemente una piedra, era una<br />
lápida. Era una lápida de un niño.<br />
Mirando a su alrededor se dio cuenta que la piedra de al lado también tenía la inscripción de<br />
una lápida de un niño. El buscador se sintió terriblemente conmocionado.<br />
Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba. Una por una comenzó a leer<br />
las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del<br />
muerto. El que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años, una profunda tristeza<br />
lo invadió.<br />
El cuidador del cementerio pasaba por allí y se acerco. Lo vio tan triste que le preguntó si<br />
lloraba por algún familiar.<br />
No, ningún familiar - dijo el buscador - ¡qué pasa con este pueblo? ¿Por qué tantos niños<br />
enterrados en este lugar?<br />
El cuidador sonrió y dijo:<br />
-Puede usted serenarse. Es que aquí tenemos una tradición. Le contaré...<br />
Cuando un joven cumple determinada edad sus padres le regalan una libreta, como esta que<br />
tengo aquí, colgando del cuello. Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que<br />
uno disfruta intensamente de algo, anota en ella:<br />
A la izquierda, qué fue lo disfrutado<br />
A la derecha, cuanto tiempo duró<br />
La primer salida con amigos, ¿cuánto tiempo duró la alegría?, ¿el día que terminó la escuela?,<br />
¿un viaje deseado?, ¿un campamento?, ¿una buena noticia?, ¿el reencuentro con un familiar o<br />
un amigo que no veía hace mucho?<br />
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar y aprovechar de estas situaciones?... ¿horas?, ¿días?...<br />
Así vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos.<br />
Cuando alguien muere, es nuestra costumbre abrir la libreta y sumar el tiempo de lo<br />
disfrutado, de lo aprovechado, para escribirlo en su tumba. Porque ese es, para nosotros, el<br />
único y verdadero tiempo vivido.<br />
EL ELEFANTE ENCA<strong>DE</strong>NADO<br />
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los<br />
animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.<br />
Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal...<br />
pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba<br />
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