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Psicosis en niños y adolescentes - Familianova Schola

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PERSPECTIVAS SINDRÓMICAS EN LOS FENÓMENOS PSICÓTICOS<br />

La psicosis se asocia a diversos síndromes psiquiátricos, <strong>en</strong>tre ellos la esquizofr<strong>en</strong>ia,<br />

los trastornos del estado de ánimo, los trastornos psicóticos inducidos por sustancias, y<br />

otros. En el DSM-IV (American Psychiatric Association, 1994), los criterios y el texto de<br />

estos trastornos conti<strong>en</strong><strong>en</strong> algunas modificaciones cuando hac<strong>en</strong> refer<strong>en</strong>cia a <strong>niños</strong> (Tabla<br />

2), pero continúan existi<strong>en</strong>do algunas dificultades <strong>en</strong> la aplicación de estos criterios <strong>en</strong><br />

<strong>niños</strong>.<br />

Esquizofr<strong>en</strong>ia<br />

La esquizofr<strong>en</strong>ia es un trastorno de inicio <strong>en</strong> la etapa tardía de la adolesc<strong>en</strong>cia o <strong>en</strong><br />

la etapa temprana de la edad adulta. Cuando el trastorno se inicia <strong>en</strong> la niñez, ti<strong>en</strong>e una<br />

evolución relativam<strong>en</strong>te pobre y es una carga trem<strong>en</strong>da para el niño y la familia (McGuire,<br />

1990); por suerte, la esquizofr<strong>en</strong>ia es extremadam<strong>en</strong>te infrecu<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>niños</strong>. Com<strong>en</strong>zando<br />

con el DSM-III (American Psychiatric Association, 1980), la definición oficial de la<br />

esquizofr<strong>en</strong>ia ha sido la misma para <strong>niños</strong> y para adultos, aunque se han realizado algunas<br />

modificaciones <strong>en</strong> el texto y <strong>en</strong> los criterios <strong>en</strong> el caso de los <strong>niños</strong> (Tabla 2). Los criterios<br />

DSM-IV para la esquizofr<strong>en</strong>ia incluy<strong>en</strong> al m<strong>en</strong>os dos síntomas característicos (ideas<br />

delirantes, alucinaciones, l<strong>en</strong>guaje desorganizado, comportami<strong>en</strong>to catatónico o<br />

gravem<strong>en</strong>te desorganizado, y síntomas negativos), además de la disfunción social-laboral y<br />

una duración de al m<strong>en</strong>os 6 meses. Por definición, no ti<strong>en</strong>e que darse un trastorno<br />

esquizoafectivo (Freeman y cols., 1985) ni un trastorno del estado de ánimo con síntomas<br />

psicóticos y que la alteración no sea debida al consumo de sustancias o a una <strong>en</strong>fermedad<br />

médica. Cuando coexiste con un trastorno g<strong>en</strong>eralizado del desarrollo, sólo se realiza el<br />

diagnóstico de esquizofr<strong>en</strong>ia si se han dado ideas delirantes y alucinaciones acusadas. La<br />

aplicación de los criterios "adultos" para la esquizofr<strong>en</strong>ia <strong>en</strong> <strong>niños</strong> puede ser confusa; el<br />

criterio relacionado con el l<strong>en</strong>guaje desorganizado es problemático. Como aspecto práctico,<br />

el requisito de la duración de 6 meses recogido <strong>en</strong> la definición del DSM-IV ti<strong>en</strong>de a<br />

favorecer el diagnóstico de los casos más duraderos y graves (Werry, 1996).<br />

En la Tabla 3 aparec<strong>en</strong> los resultados de cinco series de casos <strong>en</strong> los que se indican<br />

los síntomas diagnósticos importantes de la esquizofr<strong>en</strong>ia <strong>en</strong> la niñez. Las alucinaciones<br />

auditivas son las más frecu<strong>en</strong>tes y pued<strong>en</strong> incluir alucinaciones de persecución y de<br />

mando, voces que conversan, voces que hablan sobre el niño, etc. (Russell y cols., 1989).<br />

Las alucinaciones somáticas y visuales son m<strong>en</strong>os frecu<strong>en</strong>tes. Aproximadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la<br />

mitad de los casos se pres<strong>en</strong>tan ideas delirantes y pued<strong>en</strong> incluir preocupaciones<br />

somáticas, ideas de refer<strong>en</strong>cia o de persecución, e ideas religiosas o de grandiosidad. La<br />

pres<strong>en</strong>cia de un trastorno formal del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to varía según la muestra y la definición. El<br />

p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to irracional o mágico y la pérdida de las asociaciones son relativam<strong>en</strong>te<br />

frecu<strong>en</strong>tes, aunque su evaluación puede ser complicada <strong>en</strong> <strong>niños</strong> muy pequeños (Caplan,<br />

1994; Volkmar y cols., 1988). La pobreza de cont<strong>en</strong>ido del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, la incoher<strong>en</strong>cia y<br />

las ideas delirantes sistematizadas pued<strong>en</strong> ser m<strong>en</strong>os frecu<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> <strong>niños</strong> (Russell, 1992).<br />

Exist<strong>en</strong> algunos trabajos que sugier<strong>en</strong> que <strong>en</strong> <strong>niños</strong> puede observarse déficit <strong>en</strong> tipos<br />

específicos del procesami<strong>en</strong>to de la información (Asarnow y cols., 1994). La frecu<strong>en</strong>cia de<br />

los subtipos que se propon<strong>en</strong> <strong>en</strong> el DSM-IV para <strong>niños</strong> continúa si<strong>en</strong>do discutible (Werry,

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