Psicosis en niños y adolescentes - Familianova Schola
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síntomas psicóticos y el trastorno esquizoafectivo (Eggers, 1989; Freeman y cols., 1985).<br />
En concreto, el clínico que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra fr<strong>en</strong>te a una psicosis florida, debe ser muy<br />
prud<strong>en</strong>te a la hora de considerar la pres<strong>en</strong>cia de síntomas afectivos, dada la elevada<br />
posibilidad de diagnosticar erróneam<strong>en</strong>te un trastorno bipolar como esquizofr<strong>en</strong>ia. Algunas<br />
veces se dan alucinaciones como síntoma aislado <strong>en</strong> <strong>niños</strong> cuyo trastorno no cumple otros<br />
criterios para la esquizofr<strong>en</strong>ia. Los efectos del abuso de sustancias, medicam<strong>en</strong>tos y<br />
determinadas <strong>en</strong>fermedades médicas pued<strong>en</strong> producir síntomas y signos que sugier<strong>en</strong><br />
esquizofr<strong>en</strong>ia. A veces los resultados de la exploración física y neurológica requier<strong>en</strong><br />
exám<strong>en</strong>es más focalizados o int<strong>en</strong>sivos. En ocasiones las rumiaciones obsesivas de un<br />
niño con un trastorno obsesivo-compulsivo parec<strong>en</strong> muy extravagantes y, posiblem<strong>en</strong>te,<br />
delirantes. En muy raras ocasiones el l<strong>en</strong>guaje desorganizado de un niño con un trastorno<br />
grave del l<strong>en</strong>guaje puede llegar a sugerir esquizofr<strong>en</strong>ia, pero normalm<strong>en</strong>te la historia y la<br />
aus<strong>en</strong>cia de otros signos de psicosis aclararán el cuadro diagnóstico. Pued<strong>en</strong> verse<br />
f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os psicóticos breves <strong>en</strong> estados disociativos, a continuación de un trauma, <strong>en</strong><br />
relación con el síndrome límite de la personalidad y <strong>en</strong> otros trastornos diversos (Lewis,<br />
1996; Lohr y Birmaher, 1995). La esquizofr<strong>en</strong>ia puede pres<strong>en</strong>tarse asociada a otros<br />
trastornos como los trastornos del apr<strong>en</strong>dizaje, el retraso m<strong>en</strong>tal y el trastorno disocial<br />
(McK<strong>en</strong>na y cols., 1994). Cuando se pres<strong>en</strong>tan, estos trastornos deb<strong>en</strong> ser indicados dada<br />
su relevancia <strong>en</strong> el tratami<strong>en</strong>to. Si existe un retraso m<strong>en</strong>tal, un trastorno específico del<br />
l<strong>en</strong>guaje o un trastorno g<strong>en</strong>eralizado del desarrollo, el diagnóstico de esquizofr<strong>en</strong>ia debe<br />
hacerse con mucho cuidado. Aunque no parece que la esquizofr<strong>en</strong>ia se desarrolle con<br />
mayor probabilidad <strong>en</strong> sujetos con autismo que <strong>en</strong> población normal (Volkmar y Coh<strong>en</strong>,<br />
1991), se ha observado que otros trastornos g<strong>en</strong>eralizados del desarrollo, p.ej., el trastorno<br />
de Asperger, suel<strong>en</strong> asociarse más a episodios psicóticos (Klin, 1994; McK<strong>en</strong>na y cols.,<br />
1994). Desafortunadam<strong>en</strong>te, los problemas de algunos <strong>niños</strong> psicóticos parec<strong>en</strong> caer fuera<br />
de los límites de un verdadero síndrome. Con frecu<strong>en</strong>cia, estos <strong>niños</strong> pres<strong>en</strong>tan trastornos<br />
complicados del desarrollo con síntomas psicóticos transitorios (McK<strong>en</strong>na y cols., 1994). La<br />
clasificación de estos <strong>niños</strong> continúa si<strong>en</strong>do un tema importante de estudio.<br />
Pese a que la manía suele diagnosticarse erróneam<strong>en</strong>te, la pres<strong>en</strong>cia de síntomas<br />
afectivos acusados o de alucinaciones o ideas delirantes que se dan sólo con síntomas<br />
afectivos hac<strong>en</strong> necesario considerar el trastorno bipolar. La edad de inicio temprana de<br />
estos trastornos correlaciona con la pres<strong>en</strong>cia de más síntomas psicóticos (Ros<strong>en</strong> y cols.,<br />
1983). Otros trastornos de la infancia y de la adolesc<strong>en</strong>cia que deb<strong>en</strong> difer<strong>en</strong>ciarse de la<br />
fase maníaca del trastorno bipolar son el trastorno por déficit de at<strong>en</strong>ción con<br />
hiperactividad, el trastorno psicótico breve (p.ej., psicosis reactiva breve), la depresión<br />
mayor con síntomas psicóticos, o el trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias<br />
o debido a <strong>en</strong>fermedad médica. El curso y la aus<strong>en</strong>cia de síntomas psicóticos y<br />
alteraciones del estado de ánimo <strong>en</strong> el trastorno por déficit de at<strong>en</strong>ción con hiperactividad<br />
permit<strong>en</strong> distinguir estos dos trastornos. Aunque los anteced<strong>en</strong>tes de manía o hipomanía<br />
no permit<strong>en</strong> el diagnóstico de un trastorno depresivo mayor, algunas veces los episodios<br />
depresivos son previos al inicio de los episodios maníacos; asimismo, pued<strong>en</strong> observarse<br />
episodios mixtos con síntomas de manía y depresión mayor. También es posible <strong>en</strong>contrar<br />
varios trastornos que se asemejan a la depresión psicótica. En <strong>niños</strong> más pequeños estos<br />
incluy<strong>en</strong> el trastorno adaptativo con estado de ánimo deprimido y el trastorno de ansiedad<br />
por separación; <strong>en</strong> <strong>niños</strong> mayores una fu<strong>en</strong>te de confusión pued<strong>en</strong> ser los trastornos de