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Suplemento Cultural Tres Mil 10 de Octubre de 2015

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Viene <strong>de</strong> página 5/<br />

vivencias y pensamientos que vinieron a<br />

mi mente en esos momentos. Oraba por<br />

mi hermano Carlos, por mis hermanas<br />

Maritza y Susy, quienes no conocían aún<br />

<strong>de</strong>l Señor, por Ana Celina y mi abuelita<br />

Mina, que ya eran cristiana. Vilma y<br />

Silvia comenzaron a quejarse <strong>de</strong> frío, me<br />

toqué la piel, pero yo estaba calientita,<br />

sentí que era Dios quien me estaba<br />

abrazando. El rescate había llegado, no<br />

sé cuánto tiempo había pasado, pero<br />

oí que rescataron al Pollito, al vice<br />

ministro <strong>de</strong> Planificación, quien había<br />

pedido que le amputaran la pierna,<br />

pues no aguantaba el dolor, y a otros.<br />

Mi hermana Ana Celina y Carlos<br />

llegaron al lugar el viernes por la tar<strong>de</strong>,<br />

lloraron abrazándose porque pensaron<br />

que estaba muerta. Nadie podía<br />

sobrevivir ante lo que estaban viendo.<br />

Mi tío Meme, llegó el sábado 11 en<br />

la mañanita, oyó que yo estaba viva,<br />

saliendo emocionado a la casa para<br />

dar la noticia a mi mami y hermanos.<br />

Cuando entró, gritaba: “Alicia está<br />

viva”, y el perro <strong>de</strong> la casa lo mordió<br />

por el susto, seguramente. Maritza que<br />

no sabía que pasaba conmigo, pues no<br />

le habían querido <strong>de</strong>cir, ya que tenía<br />

a mi sobrino Vicente <strong>de</strong> apenas dos<br />

meses <strong>de</strong> nacido, lloró <strong>de</strong> emoción al<br />

saber que había pasado y que estaba<br />

viva.<br />

Recuerdo que llegó el Ing. René<br />

Cuenca, <strong>de</strong> PROCONSA, y me dijo:<br />

“hija, yo soy amigo <strong>de</strong> tu tío, fui<br />

amigo <strong>de</strong> tu papá y tu mamá, no te<br />

preocupes que te vamos a sacar”. Él<br />

puso a disposición todo su equipo para<br />

rescatar a alguien conocido <strong>de</strong> él, pero<br />

cuando supo que yo estaba allí, también<br />

lo usó para ayudarme y ayudar a otras<br />

personas. Las horas pasaron, se oían<br />

las voces, el ruido <strong>de</strong> las herramientas,<br />

los soldados <strong>de</strong>l Cuartel el Zapote y<br />

los Topos <strong>de</strong> México llegaron para<br />

ayudar, por fin las dos secretarias<br />

fueron rescatadas a las 25 horas. Me<br />

quedé sola, sentí mucho temor, grité:<br />

¡Sáquenme por favor! Sin embargo, en<br />

todo ese tiempo, a pesar <strong>de</strong> las heridas,<br />

no sentía dolor, ni hambre, ni nada.<br />

Mi madre cuenta, que cuando salió<br />

<strong>de</strong>l edificio en el que estaba, cruzó la<br />

calle y al estar en el parque, vio que mi<br />

edificio había <strong>de</strong>saparecido, se hincó<br />

pidiendo a Dios que me tuviera en su<br />

seno, llorando por mi supuesta muerte.<br />

Vio hacia arriba <strong>de</strong>l edificio, por don<strong>de</strong><br />

estaban los baños y manifiesta que<br />

vio una especie <strong>de</strong> hilo plateado que<br />

bajaba hacia ella, al llegar cerca, sintió<br />

que alguien tocó su hombro diciéndole:<br />

“Tu hija está viva, vete a casa”, volvió<br />

a ver hacia ambos lados, pero no había<br />

nadie. Comenzó a orar, a pedirle que yo<br />

no sintiera nada <strong>de</strong> dolor, ni hambre, ni<br />

que <strong>de</strong>fecara, ni orinara, ni tuviera frío.<br />

Dios la escuchó.<br />

El rescate se tornó difícil, tuvieron<br />

que pedir autorización al Presi<strong>de</strong>nte<br />

Duarte, al Ministro <strong>de</strong> Planificación,<br />

Dr. Fi<strong>de</strong>l Chávez Mena y al Ministro <strong>de</strong><br />

Salud, Dr. Benjamín Val<strong>de</strong>z, para usar<br />

<strong>de</strong>scargas <strong>de</strong> dinamita. Los soldados<br />

y especialistas <strong>de</strong>l Cuartel el Zapote<br />

estaban a cargo <strong>de</strong> esa operación, mi<br />

tío Miguel Ángel Herrera Rebollo,<br />

el hermano <strong>de</strong> mi papá, que era<br />

cristiano y mi hermana Ana Celina,<br />

oraron antes. Fueron siete <strong>de</strong>scargas<br />

<strong>de</strong> dinamita, que por cierto, no sentí,<br />

para po<strong>de</strong>r abrir el hoyo por el cual me<br />

sacaron. Después <strong>de</strong> cada <strong>de</strong>scarga,<br />

mi hermana Ana Celina, mi primo<br />

Edgar y mi hermano Carlos llegaban a<br />

preguntarme como estaba. Carlos creía<br />

que me estaba volviendo loca, porque<br />

le hablaba <strong>de</strong> las becas y las clases <strong>de</strong><br />

inglés. También el Ingeniero Duarte,<br />

llegó hablar conmigo asegurándome<br />

que pronto me sacarían. Durante el<br />

rescate, me quemaron las piernas y la<br />

ca<strong>de</strong>ra con antorchas <strong>de</strong> acetileno que<br />

usaron para <strong>de</strong>shacer el hierro, el dolor<br />

horrible. Mi primo Edgar me contó<br />

<strong>de</strong>spués, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio mi<br />

primo Oscar Armando, se iba arriba <strong>de</strong><br />

un lugar entre los escombros, y <strong>de</strong>cía:<br />

“¡Aquí está la Alicia, aquí está!”, pero<br />

nadie le hacía caso. Al final, ese fue<br />

el lugar don<strong>de</strong> abrieron el hoyo para<br />

comunicarse conmigo y <strong>de</strong>spués por<br />

el que a las 40 horas, el domingo en<br />

la madrugada, fui rescatada. Antes <strong>de</strong><br />

sacarme, vieron que no podían, porque<br />

mi pie izquierdo estaba enterrado,<br />

y <strong>de</strong> nuevo las herramientas fueron<br />

puestas a trabajar para liberarlo. Me<br />

pusieron lazos alre<strong>de</strong>dor y por <strong>de</strong>bajo<br />

<strong>de</strong> mis brazos, para subirme como dos<br />

metros, iba <strong>de</strong>snuda y me lanzaron una<br />

sábana blanca. En ese momento al ver<br />

hacia arriba, perdí el conocimiento,<br />

mi presión arterial llegó a 0/0,<br />

prácticamente morí por unos minutos.<br />

Volví en mí, a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ambulancia<br />

<strong>de</strong> la Cruz Roja, los paramédicos y el<br />

Dr. Cartagena que iban conmigo, me<br />

contaron lo que había pasado.<br />

Ese día 12 <strong>de</strong> octubre, cerca <strong>de</strong> las<br />

3:00 <strong>de</strong> la madrugada, ¡Yo volví a la<br />

vida!<br />

Durante el rescate participaron<br />

también gente <strong>de</strong> la Cruz Ver<strong>de</strong><br />

uniforme amarillo bajo la dirección<br />

<strong>de</strong> la Dra. Alma Guirola, Bomberos<br />

<strong>de</strong> Guatemala, el Mayor Angulo, el<br />

Sargento Portillo, el Dr. Jaime Mejía<br />

Batle, socorristas como Rolando<br />

Martínez que no <strong>de</strong>scansaron hasta<br />

rescatarme. Después supe que murieron<br />

11 personas <strong>de</strong> MIPLAN durante el<br />

terremoto, entre ellas la Sra. <strong>de</strong> Ávila,<br />

otra secretaria y una Licenciada, cuyo<br />

nombre y apellido no recuerdo, que era<br />

<strong>de</strong> jefa <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los Departamentos <strong>de</strong><br />

la Dirección. También, en el hospital<br />

murió por gangrena, “El Pollito”. Sus<br />

muertes me dolieron profundamente,<br />

pero me sentí más comprometida con<br />

Dios y con la vida, pues yo seguía viva.<br />

Con certeza puedo afirmar: ¡Estas<br />

fueron mis 40 horas <strong>de</strong> amor!<br />

Mientras hay vida, hay esperanza…<br />

Estuve hospitalizada una semana en<br />

el Hospital <strong>Mil</strong>itar, porque allí nos<br />

llevaron a los <strong>de</strong> MIPLAN. Me curaron<br />

las heridas, el Dr. Douglas Soler fue <strong>de</strong><br />

los primeros en aten<strong>de</strong>rme. En la tar<strong>de</strong>,<br />

mi madre comenzó a revisarme <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

punta <strong>de</strong>l pie hasta la última hebra <strong>de</strong>l<br />

cabello y <strong>de</strong>scubrió que el <strong>de</strong>do gordo<br />

<strong>de</strong>l pie estaba morado, algunos le dijeron<br />

que era por las quemadas, pero siguió<br />

insistiendo y llamó a la Dra. González,<br />

quien a su vez llamó al Dr. Herberth<br />

Santamaría, vieron que la pierna se<br />

estaba en gangrenando, inmediatamente<br />

me hicieron una fasciotomía en ambos<br />

lados <strong>de</strong> la pantorrilla <strong>de</strong>recha. No cabe<br />

duda que fueron usados para salvar<br />

mi pierna, mi vida. A los días notaron<br />

que toda yo estaba inflamada, otros<br />

médicos hicieron algún procedimiento<br />

y buscando la vena suclavia, por error<br />

colapsaron el pulmón. Eso, más las<br />

quemadas <strong>de</strong> tercer grado en los pies me<br />

impedían moverme. A pesar <strong>de</strong>l dolor<br />

y mi terquedad, mi madre me inspiraba<br />

fe y alabanza a Dios. Llegaron a verme<br />

gente linda <strong>de</strong> mi Iglesia Nazaret, como:<br />

Hno. José Cruz, hna. Lolita Leiva,<br />

Yany Peña, hna. Any <strong>de</strong> Peña, Lorena<br />

<strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón, Moisés Humberto Mejía,<br />

Sonia <strong>de</strong> Acuña, Patty, Carmen y Beatriz<br />

Fuentes, Margarita <strong>de</strong> Orellana, y otros<br />

que llevaron una palabra <strong>de</strong> aliento y una<br />

canción, mi familia, en especial Elizabeth<br />

<strong>de</strong> Rebollo, y amista<strong>de</strong>s, que estuvieron<br />

pendiente <strong>de</strong> mí y oraron por mi rescate<br />

y salud. Fue un tiempo en el que el<br />

amor <strong>de</strong> Dios me cubrió con el amor <strong>de</strong><br />

ellos, con sus cuidados y presencia.<br />

Por medio <strong>de</strong> amigos <strong>de</strong> mis padres,<br />

como el Dr. Abraham Rodríguez,<br />

fui trasladada al Barco-Hospital El<br />

Zapoteco, <strong>de</strong> la Fuerza Naval <strong>de</strong> México,<br />

que había llegado a prestar auxilio. Viajé<br />

en un helicóptero, en ambulancia para<br />

llegar a un Barco. ¡Se imaginan! Toda<br />

una aventura en dos días. Pues me<br />

tocó pasar la noche en el Hospital <strong>de</strong><br />

Sonsonate, antes <strong>de</strong> llegar a Acajutla.<br />

Me curaron las heridas <strong>de</strong> las piernas y la<br />

espalda, y cerraron la herida <strong>de</strong> la cabeza,<br />

permaneciendo una semana. El grupo<br />

<strong>de</strong> médicos y personal paramédico, me<br />

trató con tanto amor, y la última noche,<br />

llegó Susy, unos enfermeros nos llevaron<br />

cocos y nos pusimos a jugar el “Cuatro<br />

en línea”, un juego <strong>de</strong> mesa que habían<br />

improvisado con corcholatas <strong>de</strong> sodas.<br />

Al día siguiente, hasta casi que pelearon<br />

por irme a <strong>de</strong>jar casa. Recuerdo algunos<br />

nombres como: Dr. Octavio Rojas Díaz,<br />

Dr. Oscar María Tejada y<br />

el personal <strong>de</strong> enfermería:<br />

Yolanda <strong>de</strong> Mejía, Silvia<br />

Mecedo y Miguel Angel<br />

Sosa y otros que se me<br />

escapan sus nombres.<br />

Permanecí en mi casa por<br />

unos seis días, mi madre<br />

con tanta paciencia y amor<br />

curaba mis quemadas,<br />

hasta por dos horas.<br />

Ella y mi primo Carlos<br />

Atilio, quien es médico,<br />

empezaron a limpiar una<br />

quemada en la ca<strong>de</strong>ra,<br />

que yo no sentía, pues<br />

estaba necrótica. Vieron<br />

que era profunda, y junto a mi hermana<br />

Ana Celina, me llevaron al Hospital<br />

San Juan <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> Santa Ana. Estuve<br />

unos 4 días, el día que me iban a operar,<br />

ocuparon la sala <strong>de</strong> operaciones en<br />

una emergencia, <strong>de</strong>jándome en espera.<br />

Pero a los <strong>10</strong> minutos llamó mi mamá,<br />

diciéndonos que nos llegarían a recoger<br />

con mi primo Manuel, pues Dios<br />

proveyó a través <strong>de</strong>l Ministro <strong>de</strong> Salud,<br />

la oportunidad <strong>de</strong> que me trasladaran<br />

al Shriners Burns Institute en Boston,<br />

Mass. Llegamos al Hospital <strong>Mil</strong>itar<br />

y me encontré con la Srita. Sermeño,<br />

una <strong>de</strong> las enfermeras que me había<br />

atendido, me dijo: “Usted sí que es<br />

consentida <strong>de</strong> Dios…mire a don<strong>de</strong> irá a<br />

curarse, dígame, ¿Qué hace?” A lo que<br />

respondí: “Nada, todo lo hace Dios”.<br />

Parece que varios se habían dado cuenta<br />

que iba a que me revisara el Grupo<br />

Médico <strong>de</strong>l Proyecto Hope, <strong>de</strong> AID,<br />

para ver si ameritaba que me llevaran.<br />

Su diagnóstico fue que estaba mal y que<br />

<strong>de</strong>bían llevarme. El día 8 <strong>de</strong> noviembre<br />

salimos <strong>de</strong>l Aeropuerto militar <strong>de</strong><br />

Ilopango, un grupo <strong>de</strong> 20 pacientes<br />

junto a un familiar responsable. Niños<br />

y niñas como Rita Palacios, Carlos<br />

Menjívar, Dilian Acosta, Manuelito,<br />

María, y otros, y yo la única joven,<br />

viajamos hacia Boston en un avión <strong>de</strong>l<br />

Ejército estadouni<strong>de</strong>nse,<br />

En ese hospital <strong>de</strong> Boston fuimos<br />

ben<strong>de</strong>cidos por la entrega <strong>de</strong> ese<br />

equipo médico, personal <strong>de</strong> enfermería,<br />

voluntarios y fisioterapistas, como Lisa<br />

Giangregorio, con quien hasta el día <strong>de</strong><br />

hoy somos amigas, pues mantuvimos<br />

vivo el contacto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa época hasta<br />

hoy, en re<strong>de</strong>s sociales. Toda la gente<br />

linda que conocí en ese Hospital y<br />

salvadoreños y salvadoreñas resi<strong>de</strong>ntes<br />

en Boston que nos ayudaron, siempre<br />

están en mis oraciones.<br />

Aún recuerdo<br />

el día en<br />

que junto a<br />

Lisa y otras<br />

fisioterapistas,<br />

volví a caminar<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

mes y medio,<br />

<strong>de</strong> estar<br />

acostada y con<br />

una férula en el<br />

tobillo <strong>de</strong>recho<br />

En ese tiempo, fui<br />

sometida a unas<br />

14 intervenciones<br />

quirúrgicas, para<br />

limpiar la quemada<br />

<strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>ra, que<br />

era profunda, tanto<br />

mi pierna izquierda.<br />

Permanecí 3 meses<br />

hospitalizada que casi<br />

llegó al hueso. Los<br />

médicos se asombraban<br />

<strong>de</strong> la rapi<strong>de</strong>z con la<br />

que el nuevo tejido<br />

iba creciendo. Ahora<br />

estaban salvando<br />

conociendo a muchas<br />

personas <strong>de</strong> varios países, que llegaban<br />

para ser tratados por quemaduras, en su<br />

mayoría.<br />

Aún recuerdo el día en que junto a<br />

Lisa y otras fisioterapistas, volví a<br />

caminar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mes y medio, <strong>de</strong><br />

estar acostada y con una férula en el<br />

tobillo <strong>de</strong>recho (allí me <strong>de</strong>scubrieron<br />

que había habido quebradura que<br />

tenía una fisura en el tercer lumbar <strong>de</strong><br />

la columna),al final <strong>de</strong>l trayecto, entre<br />

bromas y aplausos <strong>de</strong>l personal, me<br />

<strong>de</strong>tuve y me puse a bailar, <strong>de</strong> las rodillas<br />

hacia arriba, cantando alguna canción<br />

<strong>de</strong> rock and roll, pero con lágrimas y<br />

sonrisa di gracias a Dios por mis pies<br />

por mis piernas.<br />

Durante este tiempo mi hermana Ana<br />

Celina estuvo conmigo, a tal grado <strong>de</strong><br />

per<strong>de</strong>r su ciclo <strong>de</strong> la Universidad.<br />

Me tocó celebrar mi cumpleaños 21.<br />

El 16 <strong>de</strong> diciembre, fui <strong>de</strong>spertada por<br />

el canto <strong>de</strong> Happy Birthday que el<br />

personal médico y paramédico entonó<br />

durante su rutina diaria. Me llenaron<br />

<strong>de</strong> regalos mi hermana, pacientes,<br />

y <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l hospital. En la tar<strong>de</strong>,<br />

celebré con una fiesta “sorpresa”. Es<br />

el cumpleaños que más recuerdo por<br />

la sorpresa (medio sorpresa, porque ya<br />

me había dado cuenta que la estaban<br />

organizando).<br />

En enero me hicieron la última<br />

operación cerrando la quemada ya<br />

limpia, haciendo un colgajo que me<br />

<strong>de</strong>jó marcada. ¡Benditas cicatrices!<br />

Que me recuerdan el amor y el cuidado<br />

<strong>de</strong> mi Dios.<br />

Regresamos al país en febrero <strong>de</strong> 1987,<br />

sin haber gastado un cinco, con la<br />

esperanza <strong>de</strong> un mejor mañana, y con<br />

la convicción que Dios dispondría <strong>de</strong><br />

mi vida. En la casa me recibieron con<br />

alegría, mi familia y amigos. Mi jefe el<br />

Lic. Jorge Amaya y otros compañeros<br />

<strong>de</strong> la oficina llegaron también.<br />

Todo ayuda a bien a los que aman a Dios<br />

Todo en la vida tiene un propósito,<br />

esto Dios lo ocupó para varias cosas:<br />

mostrarme el amor <strong>de</strong> mi familia, <strong>de</strong><br />

mis amista<strong>de</strong>s, conocer maravillosas<br />

personas, enseñarme cuanto me amaba,<br />

que para Él tengo un gran valor, y<br />

que siempre me ha estado cuidando,<br />

preservando mi mente, mi alma, corazón<br />

y mi cuerpo.<br />

Como muestra <strong>de</strong> que lo sucedido fue<br />

para la Gloria <strong>de</strong> Dios, mi hermano<br />

Carlos y dos compañeras <strong>de</strong> trabajo,<br />

Nydia Fuentes, una <strong>de</strong> ellas, recibieron<br />

a Jesús en su corazón como Señor y<br />

Salvador. Posteriormente mis hermanas<br />

Maritza y Susy también lo hicieron. Sin<br />

duda, mi vida es <strong>de</strong> Él.<br />

Jamás olvidaré a toda esa gente que<br />

<strong>de</strong> una u otra manera, intervinieron en<br />

mi vida para este evento. Mi eterna y<br />

profunda gratitud a todas esas personas,<br />

que mencioné y aquellas que no, que<br />

participaron en mi rescate y posterior<br />

tratamiento médico. Dios les bendiga<br />

gran<strong>de</strong>mente.<br />

Sólo puedo <strong>de</strong>cir: ¡A Dios sea la gloria<br />

por lo que hizo por mí!<br />

“Pero en cuanto a mí, el acercarme a<br />

Dios es el bien;<br />

He puesto en Jehová el Señor mi<br />

esperanza, para contar todas tus obras”<br />

Salmo 73:28<br />

<strong>10</strong> <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> <strong>2015</strong><br />

6 TRESMIL Sábado <strong>10</strong> / octubre / <strong>2015</strong>

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