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Viene <strong>de</strong> página 5/<br />
vivencias y pensamientos que vinieron a<br />
mi mente en esos momentos. Oraba por<br />
mi hermano Carlos, por mis hermanas<br />
Maritza y Susy, quienes no conocían aún<br />
<strong>de</strong>l Señor, por Ana Celina y mi abuelita<br />
Mina, que ya eran cristiana. Vilma y<br />
Silvia comenzaron a quejarse <strong>de</strong> frío, me<br />
toqué la piel, pero yo estaba calientita,<br />
sentí que era Dios quien me estaba<br />
abrazando. El rescate había llegado, no<br />
sé cuánto tiempo había pasado, pero<br />
oí que rescataron al Pollito, al vice<br />
ministro <strong>de</strong> Planificación, quien había<br />
pedido que le amputaran la pierna,<br />
pues no aguantaba el dolor, y a otros.<br />
Mi hermana Ana Celina y Carlos<br />
llegaron al lugar el viernes por la tar<strong>de</strong>,<br />
lloraron abrazándose porque pensaron<br />
que estaba muerta. Nadie podía<br />
sobrevivir ante lo que estaban viendo.<br />
Mi tío Meme, llegó el sábado 11 en<br />
la mañanita, oyó que yo estaba viva,<br />
saliendo emocionado a la casa para<br />
dar la noticia a mi mami y hermanos.<br />
Cuando entró, gritaba: “Alicia está<br />
viva”, y el perro <strong>de</strong> la casa lo mordió<br />
por el susto, seguramente. Maritza que<br />
no sabía que pasaba conmigo, pues no<br />
le habían querido <strong>de</strong>cir, ya que tenía<br />
a mi sobrino Vicente <strong>de</strong> apenas dos<br />
meses <strong>de</strong> nacido, lloró <strong>de</strong> emoción al<br />
saber que había pasado y que estaba<br />
viva.<br />
Recuerdo que llegó el Ing. René<br />
Cuenca, <strong>de</strong> PROCONSA, y me dijo:<br />
“hija, yo soy amigo <strong>de</strong> tu tío, fui<br />
amigo <strong>de</strong> tu papá y tu mamá, no te<br />
preocupes que te vamos a sacar”. Él<br />
puso a disposición todo su equipo para<br />
rescatar a alguien conocido <strong>de</strong> él, pero<br />
cuando supo que yo estaba allí, también<br />
lo usó para ayudarme y ayudar a otras<br />
personas. Las horas pasaron, se oían<br />
las voces, el ruido <strong>de</strong> las herramientas,<br />
los soldados <strong>de</strong>l Cuartel el Zapote y<br />
los Topos <strong>de</strong> México llegaron para<br />
ayudar, por fin las dos secretarias<br />
fueron rescatadas a las 25 horas. Me<br />
quedé sola, sentí mucho temor, grité:<br />
¡Sáquenme por favor! Sin embargo, en<br />
todo ese tiempo, a pesar <strong>de</strong> las heridas,<br />
no sentía dolor, ni hambre, ni nada.<br />
Mi madre cuenta, que cuando salió<br />
<strong>de</strong>l edificio en el que estaba, cruzó la<br />
calle y al estar en el parque, vio que mi<br />
edificio había <strong>de</strong>saparecido, se hincó<br />
pidiendo a Dios que me tuviera en su<br />
seno, llorando por mi supuesta muerte.<br />
Vio hacia arriba <strong>de</strong>l edificio, por don<strong>de</strong><br />
estaban los baños y manifiesta que<br />
vio una especie <strong>de</strong> hilo plateado que<br />
bajaba hacia ella, al llegar cerca, sintió<br />
que alguien tocó su hombro diciéndole:<br />
“Tu hija está viva, vete a casa”, volvió<br />
a ver hacia ambos lados, pero no había<br />
nadie. Comenzó a orar, a pedirle que yo<br />
no sintiera nada <strong>de</strong> dolor, ni hambre, ni<br />
que <strong>de</strong>fecara, ni orinara, ni tuviera frío.<br />
Dios la escuchó.<br />
El rescate se tornó difícil, tuvieron<br />
que pedir autorización al Presi<strong>de</strong>nte<br />
Duarte, al Ministro <strong>de</strong> Planificación,<br />
Dr. Fi<strong>de</strong>l Chávez Mena y al Ministro <strong>de</strong><br />
Salud, Dr. Benjamín Val<strong>de</strong>z, para usar<br />
<strong>de</strong>scargas <strong>de</strong> dinamita. Los soldados<br />
y especialistas <strong>de</strong>l Cuartel el Zapote<br />
estaban a cargo <strong>de</strong> esa operación, mi<br />
tío Miguel Ángel Herrera Rebollo,<br />
el hermano <strong>de</strong> mi papá, que era<br />
cristiano y mi hermana Ana Celina,<br />
oraron antes. Fueron siete <strong>de</strong>scargas<br />
<strong>de</strong> dinamita, que por cierto, no sentí,<br />
para po<strong>de</strong>r abrir el hoyo por el cual me<br />
sacaron. Después <strong>de</strong> cada <strong>de</strong>scarga,<br />
mi hermana Ana Celina, mi primo<br />
Edgar y mi hermano Carlos llegaban a<br />
preguntarme como estaba. Carlos creía<br />
que me estaba volviendo loca, porque<br />
le hablaba <strong>de</strong> las becas y las clases <strong>de</strong><br />
inglés. También el Ingeniero Duarte,<br />
llegó hablar conmigo asegurándome<br />
que pronto me sacarían. Durante el<br />
rescate, me quemaron las piernas y la<br />
ca<strong>de</strong>ra con antorchas <strong>de</strong> acetileno que<br />
usaron para <strong>de</strong>shacer el hierro, el dolor<br />
horrible. Mi primo Edgar me contó<br />
<strong>de</strong>spués, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio mi<br />
primo Oscar Armando, se iba arriba <strong>de</strong><br />
un lugar entre los escombros, y <strong>de</strong>cía:<br />
“¡Aquí está la Alicia, aquí está!”, pero<br />
nadie le hacía caso. Al final, ese fue<br />
el lugar don<strong>de</strong> abrieron el hoyo para<br />
comunicarse conmigo y <strong>de</strong>spués por<br />
el que a las 40 horas, el domingo en<br />
la madrugada, fui rescatada. Antes <strong>de</strong><br />
sacarme, vieron que no podían, porque<br />
mi pie izquierdo estaba enterrado,<br />
y <strong>de</strong> nuevo las herramientas fueron<br />
puestas a trabajar para liberarlo. Me<br />
pusieron lazos alre<strong>de</strong>dor y por <strong>de</strong>bajo<br />
<strong>de</strong> mis brazos, para subirme como dos<br />
metros, iba <strong>de</strong>snuda y me lanzaron una<br />
sábana blanca. En ese momento al ver<br />
hacia arriba, perdí el conocimiento,<br />
mi presión arterial llegó a 0/0,<br />
prácticamente morí por unos minutos.<br />
Volví en mí, a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ambulancia<br />
<strong>de</strong> la Cruz Roja, los paramédicos y el<br />
Dr. Cartagena que iban conmigo, me<br />
contaron lo que había pasado.<br />
Ese día 12 <strong>de</strong> octubre, cerca <strong>de</strong> las<br />
3:00 <strong>de</strong> la madrugada, ¡Yo volví a la<br />
vida!<br />
Durante el rescate participaron<br />
también gente <strong>de</strong> la Cruz Ver<strong>de</strong><br />
uniforme amarillo bajo la dirección<br />
<strong>de</strong> la Dra. Alma Guirola, Bomberos<br />
<strong>de</strong> Guatemala, el Mayor Angulo, el<br />
Sargento Portillo, el Dr. Jaime Mejía<br />
Batle, socorristas como Rolando<br />
Martínez que no <strong>de</strong>scansaron hasta<br />
rescatarme. Después supe que murieron<br />
11 personas <strong>de</strong> MIPLAN durante el<br />
terremoto, entre ellas la Sra. <strong>de</strong> Ávila,<br />
otra secretaria y una Licenciada, cuyo<br />
nombre y apellido no recuerdo, que era<br />
<strong>de</strong> jefa <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los Departamentos <strong>de</strong><br />
la Dirección. También, en el hospital<br />
murió por gangrena, “El Pollito”. Sus<br />
muertes me dolieron profundamente,<br />
pero me sentí más comprometida con<br />
Dios y con la vida, pues yo seguía viva.<br />
Con certeza puedo afirmar: ¡Estas<br />
fueron mis 40 horas <strong>de</strong> amor!<br />
Mientras hay vida, hay esperanza…<br />
Estuve hospitalizada una semana en<br />
el Hospital <strong>Mil</strong>itar, porque allí nos<br />
llevaron a los <strong>de</strong> MIPLAN. Me curaron<br />
las heridas, el Dr. Douglas Soler fue <strong>de</strong><br />
los primeros en aten<strong>de</strong>rme. En la tar<strong>de</strong>,<br />
mi madre comenzó a revisarme <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
punta <strong>de</strong>l pie hasta la última hebra <strong>de</strong>l<br />
cabello y <strong>de</strong>scubrió que el <strong>de</strong>do gordo<br />
<strong>de</strong>l pie estaba morado, algunos le dijeron<br />
que era por las quemadas, pero siguió<br />
insistiendo y llamó a la Dra. González,<br />
quien a su vez llamó al Dr. Herberth<br />
Santamaría, vieron que la pierna se<br />
estaba en gangrenando, inmediatamente<br />
me hicieron una fasciotomía en ambos<br />
lados <strong>de</strong> la pantorrilla <strong>de</strong>recha. No cabe<br />
duda que fueron usados para salvar<br />
mi pierna, mi vida. A los días notaron<br />
que toda yo estaba inflamada, otros<br />
médicos hicieron algún procedimiento<br />
y buscando la vena suclavia, por error<br />
colapsaron el pulmón. Eso, más las<br />
quemadas <strong>de</strong> tercer grado en los pies me<br />
impedían moverme. A pesar <strong>de</strong>l dolor<br />
y mi terquedad, mi madre me inspiraba<br />
fe y alabanza a Dios. Llegaron a verme<br />
gente linda <strong>de</strong> mi Iglesia Nazaret, como:<br />
Hno. José Cruz, hna. Lolita Leiva,<br />
Yany Peña, hna. Any <strong>de</strong> Peña, Lorena<br />
<strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón, Moisés Humberto Mejía,<br />
Sonia <strong>de</strong> Acuña, Patty, Carmen y Beatriz<br />
Fuentes, Margarita <strong>de</strong> Orellana, y otros<br />
que llevaron una palabra <strong>de</strong> aliento y una<br />
canción, mi familia, en especial Elizabeth<br />
<strong>de</strong> Rebollo, y amista<strong>de</strong>s, que estuvieron<br />
pendiente <strong>de</strong> mí y oraron por mi rescate<br />
y salud. Fue un tiempo en el que el<br />
amor <strong>de</strong> Dios me cubrió con el amor <strong>de</strong><br />
ellos, con sus cuidados y presencia.<br />
Por medio <strong>de</strong> amigos <strong>de</strong> mis padres,<br />
como el Dr. Abraham Rodríguez,<br />
fui trasladada al Barco-Hospital El<br />
Zapoteco, <strong>de</strong> la Fuerza Naval <strong>de</strong> México,<br />
que había llegado a prestar auxilio. Viajé<br />
en un helicóptero, en ambulancia para<br />
llegar a un Barco. ¡Se imaginan! Toda<br />
una aventura en dos días. Pues me<br />
tocó pasar la noche en el Hospital <strong>de</strong><br />
Sonsonate, antes <strong>de</strong> llegar a Acajutla.<br />
Me curaron las heridas <strong>de</strong> las piernas y la<br />
espalda, y cerraron la herida <strong>de</strong> la cabeza,<br />
permaneciendo una semana. El grupo<br />
<strong>de</strong> médicos y personal paramédico, me<br />
trató con tanto amor, y la última noche,<br />
llegó Susy, unos enfermeros nos llevaron<br />
cocos y nos pusimos a jugar el “Cuatro<br />
en línea”, un juego <strong>de</strong> mesa que habían<br />
improvisado con corcholatas <strong>de</strong> sodas.<br />
Al día siguiente, hasta casi que pelearon<br />
por irme a <strong>de</strong>jar casa. Recuerdo algunos<br />
nombres como: Dr. Octavio Rojas Díaz,<br />
Dr. Oscar María Tejada y<br />
el personal <strong>de</strong> enfermería:<br />
Yolanda <strong>de</strong> Mejía, Silvia<br />
Mecedo y Miguel Angel<br />
Sosa y otros que se me<br />
escapan sus nombres.<br />
Permanecí en mi casa por<br />
unos seis días, mi madre<br />
con tanta paciencia y amor<br />
curaba mis quemadas,<br />
hasta por dos horas.<br />
Ella y mi primo Carlos<br />
Atilio, quien es médico,<br />
empezaron a limpiar una<br />
quemada en la ca<strong>de</strong>ra,<br />
que yo no sentía, pues<br />
estaba necrótica. Vieron<br />
que era profunda, y junto a mi hermana<br />
Ana Celina, me llevaron al Hospital<br />
San Juan <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> Santa Ana. Estuve<br />
unos 4 días, el día que me iban a operar,<br />
ocuparon la sala <strong>de</strong> operaciones en<br />
una emergencia, <strong>de</strong>jándome en espera.<br />
Pero a los <strong>10</strong> minutos llamó mi mamá,<br />
diciéndonos que nos llegarían a recoger<br />
con mi primo Manuel, pues Dios<br />
proveyó a través <strong>de</strong>l Ministro <strong>de</strong> Salud,<br />
la oportunidad <strong>de</strong> que me trasladaran<br />
al Shriners Burns Institute en Boston,<br />
Mass. Llegamos al Hospital <strong>Mil</strong>itar<br />
y me encontré con la Srita. Sermeño,<br />
una <strong>de</strong> las enfermeras que me había<br />
atendido, me dijo: “Usted sí que es<br />
consentida <strong>de</strong> Dios…mire a don<strong>de</strong> irá a<br />
curarse, dígame, ¿Qué hace?” A lo que<br />
respondí: “Nada, todo lo hace Dios”.<br />
Parece que varios se habían dado cuenta<br />
que iba a que me revisara el Grupo<br />
Médico <strong>de</strong>l Proyecto Hope, <strong>de</strong> AID,<br />
para ver si ameritaba que me llevaran.<br />
Su diagnóstico fue que estaba mal y que<br />
<strong>de</strong>bían llevarme. El día 8 <strong>de</strong> noviembre<br />
salimos <strong>de</strong>l Aeropuerto militar <strong>de</strong><br />
Ilopango, un grupo <strong>de</strong> 20 pacientes<br />
junto a un familiar responsable. Niños<br />
y niñas como Rita Palacios, Carlos<br />
Menjívar, Dilian Acosta, Manuelito,<br />
María, y otros, y yo la única joven,<br />
viajamos hacia Boston en un avión <strong>de</strong>l<br />
Ejército estadouni<strong>de</strong>nse,<br />
En ese hospital <strong>de</strong> Boston fuimos<br />
ben<strong>de</strong>cidos por la entrega <strong>de</strong> ese<br />
equipo médico, personal <strong>de</strong> enfermería,<br />
voluntarios y fisioterapistas, como Lisa<br />
Giangregorio, con quien hasta el día <strong>de</strong><br />
hoy somos amigas, pues mantuvimos<br />
vivo el contacto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa época hasta<br />
hoy, en re<strong>de</strong>s sociales. Toda la gente<br />
linda que conocí en ese Hospital y<br />
salvadoreños y salvadoreñas resi<strong>de</strong>ntes<br />
en Boston que nos ayudaron, siempre<br />
están en mis oraciones.<br />
Aún recuerdo<br />
el día en<br />
que junto a<br />
Lisa y otras<br />
fisioterapistas,<br />
volví a caminar<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
mes y medio,<br />
<strong>de</strong> estar<br />
acostada y con<br />
una férula en el<br />
tobillo <strong>de</strong>recho<br />
En ese tiempo, fui<br />
sometida a unas<br />
14 intervenciones<br />
quirúrgicas, para<br />
limpiar la quemada<br />
<strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>ra, que<br />
era profunda, tanto<br />
mi pierna izquierda.<br />
Permanecí 3 meses<br />
hospitalizada que casi<br />
llegó al hueso. Los<br />
médicos se asombraban<br />
<strong>de</strong> la rapi<strong>de</strong>z con la<br />
que el nuevo tejido<br />
iba creciendo. Ahora<br />
estaban salvando<br />
conociendo a muchas<br />
personas <strong>de</strong> varios países, que llegaban<br />
para ser tratados por quemaduras, en su<br />
mayoría.<br />
Aún recuerdo el día en que junto a<br />
Lisa y otras fisioterapistas, volví a<br />
caminar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mes y medio, <strong>de</strong><br />
estar acostada y con una férula en el<br />
tobillo <strong>de</strong>recho (allí me <strong>de</strong>scubrieron<br />
que había habido quebradura que<br />
tenía una fisura en el tercer lumbar <strong>de</strong><br />
la columna),al final <strong>de</strong>l trayecto, entre<br />
bromas y aplausos <strong>de</strong>l personal, me<br />
<strong>de</strong>tuve y me puse a bailar, <strong>de</strong> las rodillas<br />
hacia arriba, cantando alguna canción<br />
<strong>de</strong> rock and roll, pero con lágrimas y<br />
sonrisa di gracias a Dios por mis pies<br />
por mis piernas.<br />
Durante este tiempo mi hermana Ana<br />
Celina estuvo conmigo, a tal grado <strong>de</strong><br />
per<strong>de</strong>r su ciclo <strong>de</strong> la Universidad.<br />
Me tocó celebrar mi cumpleaños 21.<br />
El 16 <strong>de</strong> diciembre, fui <strong>de</strong>spertada por<br />
el canto <strong>de</strong> Happy Birthday que el<br />
personal médico y paramédico entonó<br />
durante su rutina diaria. Me llenaron<br />
<strong>de</strong> regalos mi hermana, pacientes,<br />
y <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l hospital. En la tar<strong>de</strong>,<br />
celebré con una fiesta “sorpresa”. Es<br />
el cumpleaños que más recuerdo por<br />
la sorpresa (medio sorpresa, porque ya<br />
me había dado cuenta que la estaban<br />
organizando).<br />
En enero me hicieron la última<br />
operación cerrando la quemada ya<br />
limpia, haciendo un colgajo que me<br />
<strong>de</strong>jó marcada. ¡Benditas cicatrices!<br />
Que me recuerdan el amor y el cuidado<br />
<strong>de</strong> mi Dios.<br />
Regresamos al país en febrero <strong>de</strong> 1987,<br />
sin haber gastado un cinco, con la<br />
esperanza <strong>de</strong> un mejor mañana, y con<br />
la convicción que Dios dispondría <strong>de</strong><br />
mi vida. En la casa me recibieron con<br />
alegría, mi familia y amigos. Mi jefe el<br />
Lic. Jorge Amaya y otros compañeros<br />
<strong>de</strong> la oficina llegaron también.<br />
Todo ayuda a bien a los que aman a Dios<br />
Todo en la vida tiene un propósito,<br />
esto Dios lo ocupó para varias cosas:<br />
mostrarme el amor <strong>de</strong> mi familia, <strong>de</strong><br />
mis amista<strong>de</strong>s, conocer maravillosas<br />
personas, enseñarme cuanto me amaba,<br />
que para Él tengo un gran valor, y<br />
que siempre me ha estado cuidando,<br />
preservando mi mente, mi alma, corazón<br />
y mi cuerpo.<br />
Como muestra <strong>de</strong> que lo sucedido fue<br />
para la Gloria <strong>de</strong> Dios, mi hermano<br />
Carlos y dos compañeras <strong>de</strong> trabajo,<br />
Nydia Fuentes, una <strong>de</strong> ellas, recibieron<br />
a Jesús en su corazón como Señor y<br />
Salvador. Posteriormente mis hermanas<br />
Maritza y Susy también lo hicieron. Sin<br />
duda, mi vida es <strong>de</strong> Él.<br />
Jamás olvidaré a toda esa gente que<br />
<strong>de</strong> una u otra manera, intervinieron en<br />
mi vida para este evento. Mi eterna y<br />
profunda gratitud a todas esas personas,<br />
que mencioné y aquellas que no, que<br />
participaron en mi rescate y posterior<br />
tratamiento médico. Dios les bendiga<br />
gran<strong>de</strong>mente.<br />
Sólo puedo <strong>de</strong>cir: ¡A Dios sea la gloria<br />
por lo que hizo por mí!<br />
“Pero en cuanto a mí, el acercarme a<br />
Dios es el bien;<br />
He puesto en Jehová el Señor mi<br />
esperanza, para contar todas tus obras”<br />
Salmo 73:28<br />
<strong>10</strong> <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> <strong>2015</strong><br />
6 TRESMIL Sábado <strong>10</strong> / octubre / <strong>2015</strong>