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monográfico|Cuidados<br />
Cuidados |monográfico<br />
Autoconocimiento y<br />
autocuidados en el<br />
contexto<br />
terapéutico<br />
Mónica Ortiz Ríos<br />
Desmontando a la<br />
Pili (Sevilla)<br />
Soy psicóloga y sexóloga. Hago terapia.<br />
Mi día a día laboral es escuchar y hablar con personas que acuden a mí<br />
porque quieren resolver alguna situación, suelen sentirse en un atolladero y<br />
mi objetivo suele ser desenmarañar, clarificar, impulsar cambios. No siempre<br />
me sentí cómoda con la profesión que elegí. Al principio, la sentía lejana a mis<br />
intereses éticos e ideológicos, tuve que transformarla para que esas partes de mí<br />
misma, de las que no quiero prescindir, estuvieran presentes y no colgadas en la<br />
puerta antes de entrar a la sesión, como si fueran mi bolso.<br />
Al margen de las peculiaridades de cada caso, que requiere de técnicas<br />
concretas, se produce en terapia un proceso de fortalecimiento y capacitación,<br />
en algunos contextos llamado empoderamiento.<br />
Yo acompaño el proceso y me gusta. Pero, también estoy ahí, entre ambas<br />
formamos un sistema. Todo lo que expreso en voz alta resuena en mí, los<br />
cambios terapéuticos también me incluyen. No soy ajena a lo que sucede. Llevo<br />
conmigo las vidas de otras personas. Sus tristezas y alegrías, sus sorpresas, sus<br />
recaídas, sus desalientos, sus logros... Me van inundando, removiendo y, cuando<br />
cierro la puerta para volver a casa, de nuevo, soy otra. El camino de vuelta<br />
es un camino ritualizado de reconstrucción, elaboración, aprendizaje, de<br />
volver a subirme a mi equilibrio. A veces es sencillo, cuando las historias son<br />
lejanas a las mías, pero otras son muy cercanas. Es la sensación de oír algo que<br />
a ti te pasó, ese error que cometiste y ahora, en la historia de otra persona,<br />
ves tan claro el porqué. O esas situaciones tan dolorosas que me cuesta mirar:<br />
abusos en la infancia, violencias y maltratos... no lograré acostumbrarme, me<br />
duele, me daña. Los años trabajando en este contexto no me dejan entenderlo.<br />
Debo reconocer que es un camino de autocrítica, de aprendizaje y de<br />
posicionarme una y otra vez en la humildad de simplemente ser quien está<br />
trabajando en ese momento, yo sólo soy alguien que trabaja, alguien que<br />
escucha con atención, soy un reflejo de quien me cuenta y que impulsa el<br />
cambio, pero sólo soy alguien como tú. A veces, he necesitado críticas de mi<br />
círculo más íntimo que me han ayudado a cuestionarme. Y a cambiar.<br />
Soy consciente de que intento promover en terapia un modelo feminista: que<br />
decida por su vida, que «Yo» sea el sujeto de sus frases, que se mire y se sienta<br />
bien con lo que ve, que sea dependiente pero autónoma, que se sienta capaz,<br />
que logre el autocuidado, que se cuestione el mandato social de género... Y en<br />
Porque el<br />
verdadero<br />
enemigo del<br />
autocuidado es<br />
no verte cuando<br />
te miras.<br />
esto, yo sólo soy una más. Una mujer feminista más que nado contra corriente<br />
y que no siempre soy eso que persigo ser. La arena que se escapa entre mis<br />
dedos y que algún día lograré retener. En ese punto, paciente y terapeuta nos<br />
abrazamos para hacernos más fuertes y nos ayudamos con las experiencias de<br />
las dos. Me siento crecer con sus ejemplos, me siento comprometida con sus<br />
vidas. Me gusta mirar a los ojos.<br />
Porque el verdadero enemigo del autocuidado es no verte cuando te miras.<br />
El logro es verse... y tampoco ha sido fácil para mí, eso de en casa de herrero... o<br />
de ver la paja en el ojo ajeno...<br />
Debo reconocer, decía, que he ido creciendo con cada caso, con cada<br />
evolución, con las palabras de dificultad de estas personas ante las tareas que<br />
les encomendaba, con el placer de sentirse a sí mismas. Incluso con la mera<br />
repetición verbal de lo que sé que funciona. Ha habido cosas que he dicho pero<br />
no he hecho, tal vez porque no era mi momento, o no me atrevía o incluso no<br />
me daba cuenta. Pero saber la teoría también ayuda y poco a poco también ha<br />
ido cambiándome. En mi propia piel he sentido cómo la recomendación más<br />
valiosa ha sido la de mirarse, mirarme a mí misma, aprendiendo a mirar con<br />
amor, honestidad y benevolencia también. He aprendido a mirarme usando<br />
mi propio criterio en mi mirada y no el criterio de otras personas. Ése que nos<br />
intentan imponer. Acompañar este proceso me ha enseñado a cuidarme en<br />
una suerte de aprendizaje vicario, es decir, ése que se produce a partir de lo<br />
que otros aprenden. Y esto me lleva a pensar que ejerciendo ese autocuidado<br />
hago mi «aportación» porque se crece en lo comunitario, todos esos cambios<br />
personales resuenan en los otros y verlo reflejado en el grupo es una forma<br />
de reducir frustración, y ejercerlo en grupo es político de alguna forma. En<br />
psicología infantil se habla del modelaje como una forma de aprender. A<br />
saber, creo que todas hemos tenido esa conversación sobre los buenos o malos<br />
ejemplos que damos a la infancia con nuestros comportamientos. Pues algo<br />
así, en la misma medida, se produce con esto. Porque la persona que se cuida<br />
desprende seguridad en sí misma, tranquilidad. Y ese «aura» es un fuerte<br />
agente de cambio. Ésa es mi responsabilidad.<br />
En cualquier caso, aún no está gastado el lema de «lo personal es político».<br />
El conocimiento es poderoso, nos hace libres y el cuidado nos hace potentes.<br />
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