De caminos y autopistas
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Introducción | xxv<br />
modo que los planes de infraestructura física se centraron, en esencia,<br />
en el trazado de carreteras para automotores con una estructura<br />
de redes primarias, a cargo del Estado central, secundarias, de manejo<br />
departamental, y terciarias, de la órbita municipal. Se exponen las<br />
mejoras y construcciones adelantadas desde los años setenta con las<br />
carreteras de Medellín hacia subregiones como el Magdalena Medio,<br />
el nordeste y Urabá, con el consiguiente dinamismo económico que<br />
ello ha supuesto, la emergencia del turismo local y la reconfiguración<br />
identitaria de lo que significa ser antioqueño. Para la época fue todo un<br />
hito la construcción de la autopista Medellín-Bogotá y la iniciación de<br />
los proyectos de construcción del aeropuerto José María Córdova y del<br />
Metro de Medellín.<br />
El capítulo seis trata desde la década de 1980 hasta principios del siglo<br />
xxi, que está marcada por la configuración de la ciudad como área<br />
metropolitana, lo cual ha significado que los diez municipios del valle<br />
de Aburrá se convirtieran en una mancha urbana densa y homogénea,<br />
en la que se han popularizado la circulación de vehículos y nuevas modalidades<br />
de transporte, como el metro y los cables aéreos. Todo ello<br />
ha implicado la confluencia de acciones y ejecutorias para una mejor<br />
comunicación y movilidad entre las cabeceras urbanas de los pueblos y<br />
sus entornos rurales, entre los municipios y Medellín. En ese contexto,<br />
más recientemente se proyectan dobles calzadas y <strong>autopistas</strong> hechas a<br />
la medida de masificadas metrópolis y grandes conurbaciones. Ahora<br />
se procura que las nuevas obras minimicen las afectaciones ecológicas<br />
y permitan una mejor integración a los mercados globales. Todas estas<br />
acciones pretenden adecuar la infraestructura física y de movilidad a<br />
las proporciones de la “ciudad región” en que se ha convertido la antigua<br />
Villa de la Candelaria y a una mayor integración de Antioquia<br />
con el país y el mundo. Como es obvio, la historia vial en Antioquia y<br />
Colombia tiene más proyectos e ilusiones que realizaciones efectivas,<br />
un reto para que se supere el atraso de la infraestructura física y vial y<br />
factores estructurales del aislamiento geográfico.<br />
Es inevitable que la mirada hacia el pasado lleva a plantear visiones<br />
de futuro con las que está asociada la infraestructura vial en Antioquia<br />
y Colombia. La geografía antioqueña y el carácter pragmático y<br />
progresista de los antioqueños han hecho de las obras de ingeniería<br />
símbolos de identidad regional, que se han renovado a través del tiempo,<br />
de modo que el futuro está cargado de las ilusiones que generan<br />
megaobras, como las proyectadas Autopistas para la Prosperidad (con<br />
sus tramos hacia Urabá, Oriente, Sur y el río Magdalena) como solución<br />
al estructural problema de movilidad de la región. Estos asuntos<br />
son expuestos en el capítulo siete, que propone un panorama de las<br />
acciones futuras consistente en tres elementos integrados por la acción<br />
institucional: las Autopistas para la Prosperidad, obras viales locales<br />
y un sistema de gestión, articulados alrededor de tres propósitos que