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tivamente, no silencia en su totalidad, el sonido producido
cuando se efectúa un disparo en un arma de fuego.
Este dispositivo no solamente permite atenuar significativamente
el sonido del disparo, producido por el enfriamiento
repentino de los gases que impulsan el proyectil, permitiéndole
al usuario efectuar dos o más disparos desde la misma
posición sin ser detectado por el enemigo, sino que también
reduce casi en su totalidad el flash o fogonazo; esto permite
una mayor capacidad para ocultarnos, especialmente durante
la noche. Si utilizamos visores nocturnos, el flash o fogonazo
puede segarnos momentáneamente al realizar disparos continuos
sin supresores.
También reduce el retroceso del arma más que el mejor
freno de boca o apaga- llama existente en el mercado, logrando
una reducción de hasta el 40% en el retroceso del arma,
aumentando significativamente la precisión del tirador al
efectuar disparos continuos y, finalmente, evita levantar polvo
y restos del suelo cuando se dispara de la posición de tendido,
por lo que la ubicación del tirador no queda comprometida,
permitiendo la readquisición del blanco de manera más rápida.
Desde el año 1900 el gran reto para los expertos en el uso
de las armas, ha sido reducir, en todo lo posible, el ruido que
causa el disparo de un arma de fuego. En el año 1908 el ingeniero
industrial Hiram Maxim patentó el primer Supresor en
los Estados Unidos. Durante los últimos 30 años y debido al
desarrollo de las nuevas tecnologías, el interés por los supresores
ha crecido de manera exponencial, ampliando su funcionalidad
más allá de la reducción sónica.
Los sistemas para la seguridad y defensa son cada vez más
sofisticados, eficaces y, por ende, costosos. La Fuerza Armada
Nacional Bolivariana, y nuestro país en general, necesitan soluciones
y herramientas que no representen un alto costo de
adquisición o fabricación. Es necesario implementar todas las
ideas e innovaciones que sin incurrir en un elevado costo de
inversión, puedan jugar un papel preponderante a la hora de
desarrollarse un conflicto bélico con otro país o una operación
de seguridad de Estado.
Podemos aprovechar la
ventaja competitiva que tiene
la FANB en su industria militar,
específicamente con la empresa
CAVIM, la cual tiene la capacidad
instalada que permite
construir una solución práctica
y económica, que brinde
al combatiente los elementos
necesarios para emplear en
forma plena el poder de fuego
y cumplir su misión en el
campo de batalla, reduciendo
exponencialmente las posibilidades
de ser detectado por el
enemigo.
Con la fabricación en nuestro
país de este supresor de
sonido para los fusiles de la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana,
además de elevar la
efectividad de los combatientes
cumplimos con los lineamientos emanados por el Comandante
en Jefe de la FANB, como es el Desarrollar la Industria
Militar venezolana, en el 12 Motor Económico, ya que puede
ser adquirido para las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES)
pertenecientes a los cuerpos de seguridad del Estado; además
puede ser comercializado a los países hermanos que los requieran,
generando las divisas que contribuyen a la auto sostenibilidad
de la Industria Militar venezolana.
Igualmente este aporte tecnológico está enmarcado dentro
del «Plan Sucre», derivado de las líneas generales del Plan de
Desarrollo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana para la
Defensa Integral de la Nación; refuerza el Decreto del Presidente
de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro
Moros, del 2016, enfocado a la organización, expansión
y despliegue de las Fuerzas Especiales de los cuatro Componentes
y de la Milicia Nacional Bolivariana. De idéntico modo,
el eje doctrinario del Ejército Bolivariano, establece como objetivo
estratégico construir la nueva Doctrina Militar Bolivariana
para librar con éxito una Guerra Popular Prolongada ante una
hipótesis de guerra por parte del imperio contra la República
Bolivariana de Venezuela. Apoyamos y desarrollamos la investigación
científica y tecnológica de los venezolanos y reducimos
gastos de divisas que pueden ser empleadas para la adquisición
de medicinas y alimentos que no se producen en nuestro
país.
El desarrollo tecnológico de la FANB y el adiestramiento del
personal constituyen una necesidad actual y más aún cuando
éste va orientado a salvar la vida del talento humano y hacerlo
más efectivo a la hora que tenga que arriesgar su vida para
defender la patria y la soberanía.
Los beneficios del sistema propuesto aportarán a las unidades
de Operaciones Especiales y francotiradores, una herramienta
de trabajo que les permitirá cumplir de manera más
segura y eficiente su trabajo en el campo de batalla, convirtiéndolo
en uno de los más temidos combatientes para el enemigo.
* Director de Innovación Tecnológica del Viceministerio de Educación
para la Defensa, MPPD.
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